¡¡¡Y
dale con la democracia!!!
Decíamos
hacia el 2015
Escucho
hablar a Rajoy y me pregunto seriamente como ocupa el lugar nada menos que de
mandamás en España.
Leemos
en el Huffington Post
“El presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, se ha convertido en las últimas horas en el centro de las mofas
en las redes sociales después del error con las cifras que cometió en su entrevista en Informativos TeleCinco este lunes.
El jefe del Ejecutivo aseguró ante el periodista Pedro Piqueras que "Grecia tiene que hacer reformas
para crear empleo y crecer, si no, no habría recaudación fiscal". Y
remató: “Grecia debe mucho dinero, algo más del 90% de su PIB, es como si en
España debiéramos 900.000 millones de euros, que es una cifra astronómica”.
El problema es que la deuda española es mayor que esos datos que
el propio Rajoy calificó de "astronómicos". La deuda de las
Administraciones Públicas españolas alcanzó el 98% del PIB en el primer
trimestre, lo que supone 1,046 billones de euros.
La deuda del conjunto subió
en el primer trimestre de 2015 hasta los 1,048 billones de euros, 50.360
millones más que en el mismo período del año 2014 (un 5,05% más), según los datos publicados el mes pasado por el Banco de España. En relación con el trimestre anterior, la
deuda pública registró un avance del 1,19%, que son 12.344 millones de euros
más.”
¿Cómo
tiene el coraje de hablar de democracia un personaje que se ha valido de una
mayoría absoluta en el congreso para hacer todo lo contrario que esperaban sus
mandantes? ¿Es que la derecha entiende lo que significa? No han asumido aún que
la democracia es una forma de vida?
Lo
que ha sucedido en Grecia es una muestra de democracia. Ante la catástrofe que
se avecinaba –los `poderes fácticos mediante-, y las dudas que se suscitarían,
el primer ministro llamó a un referéndum. Orientó el voto que creyó más
conveniente y logro que su propuesta fuera la elegida.
No
bien se lanzó por parte del gobierno griego un llamado a consulta del pueblo,
Rajoy, que jamás se animó ni se animaría en el futuro a llamar a un plebiscito,
criticó ácidamente la osadía del griego porque terminaría hundiendo a Grecia.
No le bastó con eso sino que aprovechó para decir que los partidos españoles
que habían nacido del oportunismo habían tomado al PSOE como maleta de un viaje
hacia la nada que terminaría por destruir Europa, etc., etc. …
Cuando
el resultado favoreció un NO por amplia mayoría, el jefe español templo las
cuerdas y la canción le salió menos belicosa: habló del pueblo griego, y
algunas cosas más que seguramente le pidieron que dijera desde Europa.
La
maravilla del pueblo griego, del que muchos países del mundo deberían tomar
nota, es que los que votaron por el NO son apenas alcanzados y hacía
días que padecían el corralito. Los que votaron por el SI ya habían sacado su
dinero de los bancos: los más poderosos lo mandaron al exterior y los otros que
son de derecha también, pero con menos recursos, lo pusieron debajo del
colchón. No quiera nadie importunarme con el tema del corralito porque lo he
vivido en carne propia: la noche anterior a que se anunciara los coches salían
de Buenos Aires cargados de dólares rumbo al Uruguay. Me imagino que sabrán
ustedes a quienes me refiero, que para muestra, España.
La
grandiosidad de los griegos consiste en que dejaron de creer que los mismos que
los habían ahorcado podrían salvarlos; “que para salvarnos nos salvamos por
nuestra cuenta”, habrán pensado y votaron por el NO a una Europa que no tiene
compasión, la que felicitó a Rajoy por haber dejado caer en la pobreza más
absoluta a 5 millones de desocupados y a casi 2 millones de niños subalimentados
y sigue pidiendo más y más recortes.
Decimos hoy, que ha
vuelto a ganar las elecciones: ¿va a seguir con la misma tónica? Acaba de morir
Rita Barberá. Hace ya tiempo que la dejó en la cuneta. Cuando amenazaban al PP
la múltiples causas que se le seguían, hasta dejaron de saludarla. Ya muerta le
hacen un panegírico que no se puede creer: desde el minuto de silencio que se
guardó en su memoria hasta los comentarios de los segundones del PP le
reconocen –ya no ofrece peligro, claro- sus 40 años de trabajo en el partido y
qué no.
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