lunes, 28 de septiembre de 2015

ELECCIONES EN CATALUÑA

por Carlos A Trevisi

Seré breve.
Una vez más Rajoy ha quedado en ridículo.
No le ha resultado difícil a Más lograrlo. Las elecciones, más allá de quién ganó o quién las perdió, han puesto de manifiesto los sucesivos errores del gobierno central y la pésima elección de un tal Albiol que sacó tantos votos  cuántos son necesarios para una partida de truque; muy pocos más.

El delirio enfermizo del PP queriendo mostrar a la ciudadanía (y al mundo) el disparate de una Cataluña independiente ha abierto un nuevo frente independentista: el país Vasco (1). Ha quedado al descubierto que todas las mentiras que lanzó en la campaña no se las creyó nadie.

Por lo demás lo que ha sucedido es apenas una muestra del cambio que ha comenzado a operarse en España. Ya todo es posible. Ya no hay duda quienes son los imbéciles por ambos bandos. La ciudadanía ha quedado a salvo del apelativo. Ha dado muestras de que sabe lo que quiere: no ha votado ideologías, ha votado idearios.  Ha quedado demostrado que más allá de izquierdas y derechas hay algo en común que supera los encierros a los que la vieja partidocracia la condenó. Será ésta la tragedia que habrá de enfrentar Mas, algo que ya se vislumbraba. Poco interesa el número de votos a favor o en contra: ahora hay que gobernar.

El cambio anida en la gente. Es de esperar que de ahora en más la ciudadanía de todo España proceda en ese sentido. Los políticos habrán de coincidir en lo que verdaderamente necesitamos olvidándose de la Merkel, que tan proba como parecía se enfrenta ahora con puertas giratorios en el brutal estafa de Volswagen. (2)También Más, si alcanza la presidencia, tendrá que arremangarse; y le va a costar mucho enfrentar una realidad de terribles escaseces que disfrazó con el proyecto independentista.

No tengo duda que más de uno  ha votado para poner en blanco sobre negro que tiene que acabarse con una dirigencia corrupta, mentirosa  e ignorante que ha seguido una senda equívoca condenando a millones de españoles al desempleo y a la hambruna.

Ver ¿CATALUÑA o CATALUNYA? http://guadarramaenmarcha.blogspot.com.es/2015/09/cataluna-o-

Abundar en
(1)
El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, apuesta por "dar nuevos pasos en la vía vasca hacia la libertad"

(2)

Críticas a la pasividad de Berlín que habría permitido la mayor crisis de la 'Marca Alemania', mientras denuncian las evidencias de 'puerta giratoria' entre el sector y la política.


sábado, 26 de septiembre de 2015

OCHO PUEBLOS DE ESPAÑA QUE AÚN NO HAN SALIDO DE LA EDAD MEDIA

Ocho pueblos de la España profunda que aún no han salido de la Edad Media

26SEP 2015
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toro
Llorando aún la muerte de Rompesuelas, el toro lanceado en Tordesillas hasta morir, podría darse por finalizada la temporada estival del maltrato animal en nuestro país. Sin embargo, lo que nunca termina son las ganas de hacer el cazurro: la España profunda no se cansa de celebrar sus fiestas cumpliendo con tradiciones que, en pleno siglo XXI, destacan por su brutalidad y que parecen salidas de la Edad Media (e incluso algunas vienen de ella).
Son salvajes y crueles con los animales hasta límites insospechados. El ‘homo ibericus’ no parece igual de macho si no hace sufrir a un animal o si no lo mata haciendo de ello un lamentable espectáculo protagonizado y presenciado por una horda de personajes anacrónicos que disfrutan con el dolor animal. Podemos echarnos las manos a la cabeza con este viaje por la España que aún vive anclada en la época medieval:
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Batalla de ratas muertas
En El Puig, Valencia, la tradición medieval de matar ratas para evitar la expansión de la peste ha llegado hasta nuestros días convertida en una “tomatina con ratas”. Cada último domingo de enero, los jóvenes del pueblo participan en la batalla de ratas: tras apalear y congelar a los roedores para la celebración, se lanzan unos a otros los cadáveres de las ratas. Podrían ser libros pero no, se tiran ratas muertas.
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Toro de San Juan
Si eso de perseguir a un toro con lanzas para matarlo parece poco civilizado, la forma de acabar con la vida de los toros en Coria (Cáceres) en sus fiestas de San Juan no parece mucho mejor. Hasta hace unos años, se soltaba al animal en un recinto para que fuera la divertida diana del pueblo: se le disparaban ‘soplillos’, unos gruesos alfileres que podían contarse por decenas en la piel del toro. Al finalizar el encierro, se le mataba de un tiro. Ahora todo es mucho más respetuoso con el animal: no se le disparan ‘soplillos’, solo se le descerraja un tiro.
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El apedreamiento de Judas
“¿Quién te mató? ¡Aquel! ¡A pedradas con él!”. Así comienzan, cada Domingo de Resurrección, una de las fiestas más populares de la localidad madrileña de Robledo de Chavela: el Judas. Un monigote colgado de un poste es apedreado por los habitantes del pueblo. El problema está en que, junto a esta suerte de espantapájaros, hay varios cántaros con animales vivos en su interior. Al ser apedreados, los recipientes se rompen y el animal cae. Antiguamente se hacía con ardillas y gatos, que ahora han sido sustituidos por confeti y palomas, que también sufren el impacto.
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El Toro de la Vega
Rodeado de polémica, el Toro de la Vega sigue celebrándose en Tordesillas, Valladolid, cada mes de septiembre. No deja de resultar paradójico que esta fuerauna tradición prohibida durante los últimos años del franquismo y que, décadas después y en plena democracia, España haya asistido a la muerte de Rompesuelas. ¿Será el último toro asesinado en Tordesillas?
Carrera de gansos
Para celebrar Santiago Apóstol, los habitantes de El Carpio de Tajo (Toledo) cuelgan un ganso muerto de una cuerda para que distintos jinetes vayan pasando intentando arrancarle de un tirón la cabeza al animal. Esta tradición nació en el siglo XVI y sus orígenes parecen estar en los Países Bajos. Antes, se hacía con gansos vivos. Aunque ahora el animal sea decapitado una vez muerto, no parece una forma digna de tratar a la pobre ave.
‘Disfrutá’ de marranos
En este caso, la dignidad de humanos y animales se pierde en el barro. Una pocilga gigante con cerdos engrasados y numerados es asaltada por equipos formados por cuatro habitantes de Ceutí (Murcia). El objetivo es encontrar el cerdo que tiene el mismo número que el equipo y luchar contra el peso, la fuerza y el aceite con el que es embadurnado el gorrino para sacarlo de ahí. Si lo logras, es tuyo. Todo muy civilizado, claro está.
‘Empaitada d’ànecs’
Se trata de la versión catalana y marítima de la ‘disfrutá’. Se celebra en Roses, Girona, cada 15 de agosto y consiste en echar cincuenta patos al mar para que los bañistas los capturen. Absurdo e innecesario. Una vez recogido, el pato puede servir para golpear a los animalistas que se manifiestan allí durante el acto.
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La cucaña, mejor con un pavo
Todo un clásico transformado en barbarie animal. “Palo largo, untado de jabón o de grasa, por el cual se ha de trepar o andar para coger como premio un objeto atado a su extremidad”. Así define la RAE la cucaña, cuyo premio en Águilas (Murcia) ha sido tradicionalmente un pavo vivo que cuelga del extremo.
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¿QUIERES UN COCHE ALEMÁN?

Un desastre global

El fraude de Volkswagen compromete la inversión y el empleo en la industria

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El escandaloso trucaje de 11 millones de automóviles de Volkswagen (VW), reconocido por la propia compañía, no está todavía bien explicado por la propia VW, ni ha recibido la respuesta adecuada por parte de los Gobiernos implicados, principalmente el alemán. Tampoco se conoce aún la amplitud de los devastadores efectos que puede causar en el mercado mundial de automóviles o en el flujo de algunas inversiones industriales decisivas para las economías europeas, entre ellas España, donde el peso en el PIB de Seat y de la industria de componentes del automóvil es elevado. Las consecuencias corporativas sí han sido inmediatas. Martin Winterkorn, presidente de VW, ha tenido que dimitir (sustituido por Matthias Müller) y el puesto del director de la firma en Estados Unidos está en el alero. Se avecina una cadena de daños, entre multas —hasta 18.000 millones de dólares en EE UU—, denuncias y revisiones que la compañía tendrá que afrontar con un daño irreparable para sus cuentas y para su futuro.

No es difícil suponer que el software fraudulento pretendía conceder ventajas a VW en una guerra económica y comercial. Los modelos híbridos ofrecidos por algunos fabricantes asiáticos están consiguiendo crecimientos importantes de ventas en un mercado que empieza a valorar la limpieza medioambiental. El diésel podía ser una tecnología competitiva en costes con los híbridos, siempre y cuando ofreciera un nivel similar de emisiones; sea por razones tecnológicas o económicas, VW buscó un atajo y cayó en el fraude. El resultado es que el mercado mundial de los diésel está en entredicho, no sólo para VW, sino para el resto de las firmas; que la competencia de los reguladores encargados de certificar las emisiones de los motores ha sido puesta a prueba y no ha pasado el examen, y que hay inversiones y empleo en peligro en toda Europa.
El mercado automovilístico tiene por delante una ardua tarea de depuración. Para recuperar la credibilidad en su compromiso con el medio ambiente tendrán que sustanciarse en primer lugar las responsabilidades judiciales del caso, es decir, conocer los nombres de quienes tomaron la decisión de trucar el software y explicar, mediante informe público, la cadena de decisiones que acabó en la estafa medioambiental. Además, tendrá que demostrarse con hechos que VW es capaz de revisar y corregir los 11 millones de vehículos (casi tres millones en Alemania, cientos de miles en España). Ya se verá si VW puede hacer frente a la oleada de demandas judiciales que se aproxima.
El papel de los Gobiernos en esta crisis es crucial. La perplejidad declarada del Ejecutivo alemán delata la impunidad en la que operaba la firma de Wolfsburgo y que probablemente es extensible a otras empresas con un potencial elevado de contaminación. Merkel y su equipo tienen que imponer rápidamente a VW la obligación de presentar un calendario vinculante para revisiones y modificaciones técnicas; y Europa tiene que endurecer las leyes sobre emisiones y perfeccionar métodos de control que no puedan ser soslayados con facilidad. El fraude de VW ha puesto el mercado del automóvil en estado de shock y tendrá consecuencias desagradables en la temblorosa recuperación europea.

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Críticas a la pasividad de Berlín que habría permitido la mayor crisis de la 'Marca Alemania', mientras denuncian las evidencias de 'puerta giratoria' entre el sector y la política. Pegado de <http://www.publico.es/>


THE POPE MAKES PEACE BETWEEN SCIENCE AND FAITH

The Pope Makes Peace Between Science and Faith

Jeffrey Kluger is Editor at Large for TIME.

(Enviado por Rosa Penna)

A divide that never needed to exist is at last narrowing

Boehner Couldn't Stop Obama, So Republicans Stopped Boehner NBC NewsRare Supermoon Eclipse Brings Wonder to the Night Sky NBC NewsStudents Killed in Seattle Duck Tour Crash Identified NBC News
Of all of the frivolous lawsuits that have come before the courts in the long history of American jurisprudence, the most ridiculous has to be the one filed by Madalyn Murray O’Hair more than 45 years ago. O’Hair was the exceedingly vocal founder of the group American Atheists, and what left her so aggrieved was something that left virtually everyone else on the planet deeply moved: the 1968 Christmas Eve reading of Genesis from the crew of Apollo 8, the first manned mission to orbit the moon.
O’Hair’s gripe was that since the spacecraft was government property and the astronauts were government employees, it was an unconstitutional commingling of church and state for them to read from the Bible. The suit was meritless and the court treated it accordingly. The founding fathers no more intended to prevent three men from expressing their faith on a holy night far from home than they would have forbidden sailors on a government-owned warship from holding a prayer service the night before they go into battle.
But if church and state were not even within handshake distance during Apollo 8, church and science were in a new and transformative embrace. It was the iconic photo of earthrise that the astronauts brought home that first revealed the planet to be the beautiful, fragile, exceedingly destructible thing it is. And it was that insight, in turn, that is widely credited with galvanizing the environmental movement. Whether you believed the planet was created by the hand of God or the violence of physics, you knew we had to take care of it more gently and gratefully than we were.
That was the message too in Pope Francis’s celebrated climate encyclical last spring, and it was the one he brought with him to Capitol Hill on Sept. 24. “I call for a courageous and responsible effort to redirect our steps and to avert the most serious effects of the environmental deterioration caused by human activity,” he said. For those who needed things put more directly, he added, “God will judge you on whether you cared for the Earth.”
This is nothing new for this Pope, who, in his encyclical, even went so far as to prescribe a negotiated solution to the climate crisis. “The establishment of an international climate change treaty is a grave ethical and moral responsibility,” he wrote.
In the Pope’s twinning of the divine and the profane, there’s a lot more divinity than there is profanity—but that doesn’t mean that Francis’s charge is not also rooted in the solidity of science. The battle between the spiritual and the empirical has always been less the work of the alleged combatants themselves than of the fights other people want to pick between them.
There is the expediency of Sen. James Inhofe, of the Oklahoma oil patch, denying the reality of climate change with the argument that, “God’s still up there. The arrogance of people to think that we, human beings, would be able to change what He is doing in the climate is to me outrageous.” Would he say the same if he came from a state that was getting rich not on fossil fuels but on windmill technology?
There’s the smugness of a Bill Maher declaring, “Faith means making a virtue out of not thinking,” or a Christopher Hitchens, arguing that “That which can be asserted without evidence, can be dismissed without evidence.” Did they mean that? Maybe. Did they sell books and performance tickets when they did? Yes.
But the world, to say nothing of the universe, has never been as binary as all that. Religion and science have always wrestled with many of the same questions: birth and death, beginnings and endings, creation and annihilation. If there’s a lack of rigor in the theologian who argues that all creation is the work of God, so stop asking impertinent questions, there’s a lack of wonder in the scientist who can look out at the universe—or back at the Earth from the distant moon—and see nothing but physics and geology.
The fact is, the greatest leaders in both the science and faith camps have often been the ones best able to look across the imaginary gulf that separates them and see merit on the other side. “I do not share the crusading spirit of the professional atheist,” wrote Albert Einstein in a 1949 letter. “I prefer an attitude of humility corresponding to the weakness of our intellectual understanding of nature and of our own being.”
In 1965, Pope Pius VI foreshadowed Francis, when, in a United Nations address, he too spoke about the destructibility of the world at the hands of humanity. “The real danger comes from man,” he said, “who has at his disposal ever more powerful instruments that are as well fitted to bring about ruin as they are to achieve lofty conquests.”
The growing relationship between science and faith has always been something of an informal, common law marriage, but Francis may have consecrated it this week. He deserves to be making news for doing so, but not because there’s anything radical in his beliefs. You may prefer your universe with a God or without a God, but it’s always been harder—and smarter—to accept that you just don’t know and make room for them both. You don’t have to believe that’ll save your soul, but it will do a lot to enrich it.

viernes, 25 de septiembre de 2015

LA CULTURA ANTE EL SECESIONISMO CATALÁN

La cultura, ante el secesionismo

El ámbito de la creación y de las ideas no se había expresado hasta ahora con tal rotundidad y complejidad sobre el proceso independentista catalán

 Barcelona / Madrid 24 SEP 2015 - 10:56 CEST
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Elecciones Catalanas
Plaza de Glories y Marina, el pasado 11 de septiembre en el día de la Diada. / JUAN BARBOSAr

Independencia, autonomía, secesión, Estado, nacionalismo, cosmopolitismo, identidad, diálogo, enconamiento... El mundo de la cultura acepta el reto del viaje al debate catalán, y ofrece aquí su (heterodoxa y muy ecléctica) visión de las cosas. Algunos de los 23 personajes que respondieron a las preguntas de ocho periodistas de EL PAÍS —otra veintena larga de nombres declinó opinar— se muestran alarmados ante lo que está ocurriendo.
Es el caso del pensador y profesorEmilio Lledó (Sevilla, 1927) quien alude con preocupación a la mismísima cuestión de la identidad, según él mal interpretada por los partidarios de la secesión: "No lo entiendo, y más tras haber vivido allí 11 años. Me parece inconcebible que se plantee ese desgarro. Sobre todo utilizando la coartada de la identidad, que no es algo colectivo, sino individual. Utilizar eso en pro de la defensa de una mini identidad social me resulta anacrónico". El autor de Filosofía y lenguajeañade: "Si quieres hundir un país, divídelo, en vez de crear lazos".
En un tono aún más pesimista se manifiesta uno de los grandes artistas españoles del último medio siglo, Eduardo Arroyo(Madrid, 1937). El proceso abierto le provoca al pintor y escultor "una verdadera saturación" y le hacen temer que estamos "en un punto de no retorno". Asegura Arroyo que él ya vio venir el problema hace años, y lo recuerda: "Hace más de una década que no expongo en Barcelona. La razón es muy simple. Los Pujol, una vez, le comentaron a mi galerista, Carles Taché: ‘Creo que expone usted artistas españoles".
El temor a ese punto de no retorno lo comparte el escritor Juan Goytisolo (Barcelona, 1931), que habla de "un choque de trenes entre el inmovilismo y la locura esencialista". Posturas maximalistas que el poeta ilerdense Joan Margarit (Sanaüja, Lleida, 1938) no duda en tildar de "banales y brutales": "Estamos, sí, en un momento en el que todas las banalidades y brutalidades están encima de la mesa, así que vale más callarse y esperar a ver qué pasa".

La identidad no es algo de carácter colectivo, sino individual”
Emilio Lledó, filósofo
Ese mismo desconsuelo ante la perenne sombra del desencuentro queda claro en las palabras delescritor Antonio Muñoz Molina(Úbeda, Jaén, 1956), quien, ante el exceso demagogo, reclama vías de respiración más libres, moderadas y serias: "Sería urgente que, en un momento en el que tantas cosas fundamentales para todo están en juego, se prescindiera del lenguaje agresivo e irracional de la demagogia mitinera para esforzarse en la búsqueda de las mejores soluciones posibles", señala, y añade: "También me parece urgente ponerse de acuerdo en un referéndum con una pregunta clara, con pleno acuerdo también de los pasos siguientes según cada resultado, y con un máximo de neutralidad en los medios públicos o subvencionados, y pleno acceso a ellos de todas las opciones".
Guillermo Solana (Madrid, 1960), director artístico del Museo Thyssen de Madrid, vive el proceso soberanista catalán y el subsiguiente enconamiento político "sin apasionamiento", y tiene dos cosas claras: nada cambiará en su relación con Cataluña ("si se independiza, iré allí con la misma actitud de siempre") pero desde un punto de vista pragmático lo vería como "un mal negocio, porque Cataluña y España perderían peso en el orden económico y cultural".
No faltan quienes, como el historiador Ángel Viñas (Madrid, 1941),acuden a ejemplos foráneos para explicar, a contrario, lo que está ocurriendo con Cataluña. "Vivo en Bélgica, un país que lleva 50 años transformando el Estado civilizadamente, dentro de la ley, con tres idiomas distintos y con una historia más compleja que la española y la catalana... y lo que ocurre aquí es un intento a lo bestia de llevar a cabo una secesión en tres años, fuera de la ley, y con desprecio hacia todas las consecuencias económicas, políticas y sociales a través de la creación de un pasado mítico".

Si hay mayoría por la independencia en las urnas, ese sería el camino a seguir”
Juan Mayorga, dramaturgo
De "gran equivocación" habla el también historiador Ian Gibson(Dublín, Irlanda, 1939). El hispanista y gran especialista enGarcía Lorca sostiene que Cataluña tiene "más libertades que nunca en la historia" y se muestra partidario de una república federal como modelo de Estado, "a poder ser Ibérica, no sólo española".
No es el único que defiende posiciones federalistas. También lo haceel cantautor y artista Luis Eduardo Aute (Manila, Filipinas, 1943), eso sí, a su manera y mediante un federalismo ibérico que navegue lo mismo por las dos orillas del Ebro que por las dos del Duero: "Yo en su día ya propuse crear otro armazón que en vez de España podría bien llamarse Estado Social de Países Autónomos y Naciones Históricas Asociadas. Sé que es muy largo, pero si lo convertimos en siglas comprobamos que nos da este resultado: Espanha".
La opción federalista también es compartida por uno de los grandes nombres del teatro español actual, Juan Mayorga (Madrid, 1965),quien habla del "federalismo como proyecto que concilie lo diferente, porque lo que necesitamos es gente con capacidad de escuchar al otro, y no que una postura ridiculice a la otra". Aunque confiesa que la idea independentista no le parece buena, admite: "Si en las elecciones autonómicas hubiera una mayoría amplia por la independencia, ese sería el camino inevitable a seguir".

"Frustración justificada"

En ese respeto a las urnas incide la escritora Marta Sanz (Madrid, 1967), quien ve "igual de legítimas o ilegítimas" una victoria del PP en las urnas que la de una mayoría independentista en Cataluña. Sanz opina que hay que dar a los catalanes la oportunidad de expresarse. "Cualquier otra opción", sostiene, "parece un despropósito y un acto más de manipulación del concepto de democracia".

La secesión sería empobrecedora para la cultura catalana y para la castellana”
Núria Espert, actriz
En el mismo bando de quienes dicen comprender el proceso soberanista,el historiador Josep Fontana(Barcelona, 1931) se expresa en estos términos: "Me parece que la petición nace de una frustración justificada, pero al mismo tiempo soy consciente de los obstáculos que la hacen inviable que se lleve a cabo a corto o medio plazo. Eso no quita que la petición esté justificada por las frustraciones no solo soberanistas, también políticas y sociales". Por la misma vía argumental, o cercana, transita el actor catalán Sergi López (Villanueva i Geltrú, Barcelona, 1965), aunque con mucha más temperatura verbal e ideológica: "Esta es una revuelta popular y para mí es una gran oportunidad para cambiar cosas de forma profunda en Cataluña y en España".
El filólogo y escritor barcelonés Jaume Cabré, autor del éxito de ventas Yo confieso, también apoya sin rodeos la vía secesionista: "Es mi sueño, y el de tanta gente desde hace generacione, y siento admiración por la actitud decidida, pacífica y democrática con la que se está realizando este proceso hacia una república libre”.
Los directores de cine Leticia Dolera (Barcelona, 1981), Paco Plaza (Valencia, 1973), Judit Collell (Barcelona, 1968) y Montxo Armendáriz (Olleta, Navarra, 1949) comparten un decidido "sí" a la posibilidad de poder votar en buenas condiciones, sea el voto que sea. "Creo en el derecho de la gente a votar en todo momento" (Dolera). "Estoy muy de acuerdo con el artículo de Isabel Coixet en El PAÍS. Me entra pereza. Solo le añadiría algo sobre la importancia de poder votar y decidir por sí mismos" (Plaza). "Que la gente vote y vote. Eso es lo importante: que se pueda votar. Centrémonos en eso" (Colell). "Creo en el derecho de la gente a poder votar su tipo de gobierno, en poder elegir su territorio y en tomar siempre sus decisiones. Pero nunca he creído en ningún independentismo" (Armendáriz).
Alejada por completo de todos estos planteamientos está la politóloga y exministra de Educación en el Gobierno Zapatero Mercedes Cabrera (Madrid, 1951), enemiga declarada de cualquier aventura extralegal: "Ese no es el camino. No puede convertirse una convocatoria de elecciones en un referéndum sobre la independencia. Una opinión pública tan movilizada como la que estamos contemplando, sean cuales sean las causas que la han provocado, exige de la clase política abrir vías de diálogo para resolver el encaje de Cataluña en España sin violentar el orden constitucional", explica.
Tampoco quiere oír hablar de secesión —aunque más por razones culturales que políticas o legales— la actriz Núria Espert, nacida en 1935 en Hospitalet de Llobregat. "Si el proceso independentista catalán concluyera con la secesión, sería una catástrofe para la cultura catalana y la cultura castellana, para ambas, que se han enriquecido mutuamente durante siglos... Sería un empobrecimiento muy grande, y me pregunto qué sentirán hoy los extraordinarios escritores catalanes que usan hoy en día el castellano".
Más enérgico en sus planteamientos de análisis del problema es su colega, el también actor y director de teatro y cine José Luis Gómez (Huelva, 1940). El responsable del madrileño Teatro de la Abadía habla de "fractura en un país que lleva 500 años unido". Argumenta Gómez: "Cataluña forma parte de mí y nadie me puede secesionar. Quiero creer que Cataluña forma parte de España. Si ellos no lo ven así, que lo decidan, pero lo que tengo claro es que no me puedo amputar emocionalmente".
El director de la Fundación Juan March, el filósofo y escritor Javier Gomá (Bilbao, 1965), autor de ensayos como Ejemplaridad públicaNecesario pero imposible, defiende ante todo la imperiosa necesidad de un cosmopolitismo enriquecedor y superador: "La tendencia del mundo", dice Gomá, "es a ser cada vez más cosmopolita, y cosmopolita significa superar las diferencias (lengua, raza, cultura), que se consideran accidentales, y reconocer un solo pueblo, la humanidad, y un solo fundamento, la dignidad de sus miembros. ¿Qué significa la creación de un nuevo pueblo o su constitución en Estado? No puedo evitar contemplarlo como un rodeo".

Un discurso empobrecido

Compañero de viaje de Gomá en la compleja tarea de descodificar lenguajes e ideas y de descifrar enigmas contemporáneos, el pensador José Luis Pardo, nacido en Madrid en 1954, (Estética de lo peor, Esto no es música: introducción al malestar en la cultura de masas...) cree estar ante una desembocadura al mundo del absurdo cuando se habla del concepto desconexión.
Lo explica así, realmente contrariado: "Lo que se ha conseguido en Cataluña es prodigioso: el discurso político se ha empobrecido hasta tal punto que la única discusión es acerca de si uno está a favor o en contra de una cosa que es imposible (la independencia), de otra que es indeseable (la dictadura del proletariado) o de una tercera que está perfectamente indefinida (el misterioso Estado Federal)".

"Otro Estado no es la solución"

Dos posturas repletas de argumentario, matices y enriquecedoras idas y venidas son las defendidas por el escritor e historiador ilerdense José Álvarez Junco y el dramaturgo barcelonés Sergi Belbel.
"Esta es una vieja historia que se actualiza en unas circunstancias inadecuadas. Nace de la falta de reconocimiento de la cultura y la lengua catalanas por parte de un Estado que en tiempos fue un señor autoritario, como todos los Estados; ese Estado se casó, por decirlo así, con una señora, que es la cultura española, centralista, y no quiso reconocer que la vida es compleja y que la sociedad es múltiple, plural, e incluye otrazs lenguas además de la española. Esa ha sido una injusticia que a los catalanes les ha sentado mal". Son palabras de José Álvarez Junco, quien añade acerca del proceso soberanista catalán: "A mí no me gustan los Estados, y eso de crear otro Estado autoritario no es la solución. La solución sería que el Estado se quitara competencias hacia arriba y las dejara en manos de Europa, y hacia abajo, dándoselas a las comunidades autónomas".
Por su parte, el dramaturgo y director teatral Sergi Belbel explica su paradójica, heteroxa e insólitamente sincera posición sobre el reto secesionista: "Estoy en el lado del sí a la independencia. Pero un sí no asociado para que algo desaparezca y, sobre todo, no vinculado a ningún nacionalismo. Tampoco he sido ni soy de CiU, con quien soy muy crítico". Belbel confiesa: "Como hijo de inmigrantes andaluces, no he sido jamás nacionalista, no lo he mamado en mi casa y no parto de ahí. Es un sí porque creo que es cuestión de lógica, no de apasionamiento ni de pertenencia a un grupo. . Nunca he pensado ni pensaré que los catalanes son mejores, pero la situación política ha llegado a un punto que no veo posible que se resulevan algunas cosas de otra manera. La tercera vía se la han cargado, y las únicas vías posibles han sido abortadas y empujadas al fracaso", opina.
"El sí es también a la pertenencia a una historia, a una cultura, la catalana", prosigue Belbel. "Esta cultura y esta lengua la amo, porque no es mi lengua materna, pero sí mi lengua afectiva y literaria, en la que me expreso y trabajo, y quiero lo mejor para ella, quiero que forme parte de la cultura, pero no en detrimento de otra gente. Me siento español, y no es una contradicción, también para mi es importante, porque es una cultura que también amo".
Con información de Borja Hermoso, Juan Cruz, Ferran Bono, Jesús Ruiz Mantilla, Rut de las Heras Bretín, Rosana Torres, Tereixa Constenla, Manuel Morales, Gregorio Belinchón, Carles Geli y Tommaso Koch.
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