domingo, 31 de julio de 2016

EL PAPA NO ADMITE A FERNÁNDEZ DÍAZ COMO EMBAJADOR DE ESPAÑA ANTE LA SANTA SEDE


@patricialopezl
MADRID.- El Papa Francisco quiere protegerse del Opus Dei. Su recelo viene después de la traición sufrida en el caso Vatileaks 2 por Lucio Vallejo Balda, el ex número dos de las finanzas vaticanas —y miembro de esta prelatura, enviado en 2011 a la Santa Sede por el ex presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela— que filtró documentación confidencial sobre las cuentas del microestado. Por eso ha decidido que el ministro de Interior y miembro supernumerario del Opus, Jorge Fernández Díaz, no sea el nuevo embajador de España en el Vaticano.

Fernández Díaz lleva un año trabajando incansablemente para lograr ese retiro dorado tras su paso por el Gobierno de Mariano Rajoy. “Ha viajado al Vaticano en multitud de ocasiones en 2015, haciendo gestiones para ocupar el puesto que ahora ostenta Eduardo Gutierrez Saénz de Buruaga, y también ha intentado tener la influencia del actual embajador del Vaticano en España, pero el caso Vatileaks ha sido determinante para que se tomara la decisión de mantenerle lejos”, explican fuentes de la Iglesia española que mantienen buenas relaciones con el Papa Jorge Bergoglio.

En Interior también han perdido la esperanza de que su actual responsable acabe en Roma. Aseguran que Rajoy tiene un problema al buscar acomodo a una de sus manos derechas. “Por eso le propuso para presidente del Congreso, porque desde que salió la condenada del caso Vatileaks a principios de mes esa puerta estaba cerrada”, explican aPúblico fuentes no oficiales del ministerio.


El caso Vatileaks 2

El 7 de julio Lucio Vallejo Balda fue condenado a casi dos años de prisión por revelar secretos de las finanzas Vaticanas a dos periodistas, Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fitipaldi, que escribieron sendos libros: Camino de la Cruz y Avarizia.

El sacerdote riojano y miembro de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, cuyo presidente es el prelado del Opus Dei, fue recomendado al anterior papa Benedicto XVI por Antonio María Rouco Varela y este lo nombró en septiembre de 2011 Secretario de la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede.
El Papa fue avisado de que el Opus Dei, de la mano de Balda, “estaba preparándole una encerrona que echara abajo el estilo de progreso y transparencia que este quería imponer”
Con la llegada de Jorge Bergoglio a la jefatura del Vaticano, Balda ascendió a número dos en la gestión económica en la recién creada Comisión Pontificia Referente de la Organización de la Estructura Económico-Administrativa de la Santa Sede (COSEA), con la que el papa Francisco quería regenerar la gestión económica de la Iglesia Católica.

Sin embargo el Papa fue avisado de que el Opus Dei, de la mano de Balda, “estaba preparándole una encerrona que echara abajo el estilo de progreso y transparencia que este quería imponer”. Fueron los contactos en la Iglesia española fraguados por Bergoglio durante su estancia en España hace décadas los que le pusieron en alerta. Más tarde, los investigadores de la Santa Sede confirmaron que la conspiración era cierta. 

El 2 de noviembre de 2015 Balda fue arrestado por la gendarmería vaticana, acusado de revelación de secretos. Según el comunicado oficial de la Santa Sede, Lucio Vallejo habría entregado información reservada, incluidas grabaciones del propio Papa, para su publicación en los libros.
Católicos en contra.
Aunque ésta ha sido la justificación necesaria para cerrar la puerta del Vaticano a Jorge Fernández Díaz, tampoco es que el ministro tuviera mucho apoyo entre los católicos españoles que no formen parte del Opus Dei. Aunque el caso Vatileaks 2 ha sido la justificación para cerrar la puerta del Vaticano a Fernández Díaz, tampoco es que el ministro tuviera mucho apoyo entre los católicos españoles que no formen parte del Opus Dei. Una de las organizaciones más tajantes contra el ministro es Església Plural, compuesta en su mayoría por católicos catalanes y progresistas que mantienen muy buenas relaciones en el círculo de confianza del Papa Francisco. A los dos años de la llegada del Papa Església Plural se fijaba en “la reforma de la estructura eclesiástica: la económica, la de poder, la ética, la pastoral. En este campo Francisco ha hecho importantes avances que hay que ir profundizando y concretando. También es en estos ámbitos donde ha encontrado más oposición interna por parte de las estructuras de poder curial, de muchos obispos y cardenales. Fuertes obstáculos que están ralentizando las reformas", advertían desde el colectivo.

Hace unos meses Eglésia Plural comenzó también a denunciar los intentos de Fernández Díaz para acceder al puesto de embajador en la Santa Sede e inició una recogida de firmas que enviaron al Vaticano para impedir el nombramiento, que finalmente no llegará. 

UNA PERSONA QUE DEVINO EN POLÍTICO

UN POLÍTICO

Os invito a que veáis el siguiente video.
Muchos de vosotros  dejaréis de prestarle atención a los pocos segundos de iniciada la proyección. Sería lamentable que así fuera por varias razones. Acaso la primera sea que pensáis la política desde la ideología y no desde el ideario que hay que seguir para que las cosas mejoren para todos; la segunda porque teméis que un cambio en las actuales circunstancias podría desmoronar los logros que habéis logrado; la tercera  es que seguís sosteniendo ideas de la época del parchis y de las canicas cuando vuestros hijos ya andan investigando el POKEMON-GO y operan  las nuevas tecnologías como vosotros no sois capaces de hacer; la cuarta y última (vosotros incluiréis alguna más, sin duda) que no habéis decidido aún aterminar con los ritos  que insistís que sigan perdurando y habéis olvidado que nuestra gran fuente de vida y de conocimientos ha sido y será El Quijote.

La entrevista, que reclama atención,  de vez en cuando nos pega algún que otro coscorrón que nos pone en vereda enfrentándonos con una realidad que la velocidad de los acontecimientos que vivimos muchas veces nos impiden ver.



NB. Si desistís de ver el video, más que una lección de política -que no lo es- os perderéis la posibilidad de visitar la realidad más allá de lo que percibís; entraréis en el ámbito de la reflexión y colaboraréis con un proyecto personal mucho más rico que el puramente político.

¿EXISTE LA CLASE TRABAJADORA?

¿Existe la clase trabajadora?

 Comentarios: valen la pena (Carlos A. Trevisi)

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Pompeu Fabra
Uno de los libros escritos en el Reino Unido que sería de desear que fuera ampliamente leído en España (al ser especialmente relevante para este país) es el excelente libro de Owen Jones ChavsLa demonización de la clase obrera. En este libro, el autor detalla cómo en la sociedad británica, caracterizada por una estratificación muy acentuada por clase social, la clase dominante que controla los mayores medios de información ha configurado una cultura que ensalza a tal clase, mientras que menosprecia y discrimina a la clase trabajadora, utilizando en su lenguaje expresiones ofensivas para definir a dicha clase. Un ejemplo es la utilización del término “chavs” para definir a miembros de tal clase, la palabra utilizada en el título del libro, que en la cultura española (incluyendo la catalana) equivaldría a definir a miembros de la clase trabajadora como miembros de la “clase baja”.
En cierta manera, la situación es incluso peor en España, pues aquí ni siquiera aparece el término de clase trabajadora. En realidad, la clase trabajadora ha desaparecido prácticamente en el discurso político, literario y mediático del país, y raramente aparece en los medios. Las series televisivas tienen como protagonistas profesionales de la clase media de renta alta (frecuentemente de la clase media profesional), que reflejan esta visión (errónea) de que la mayoría de la población es y se siente de clase media. En España el término de clase trabajadora definitivamente ha dejado de existir, de manera que en la estratificación social más utilizada en los medios (incluyendo los académicos) se distinguen tres clases: la clase alta, la clase media y la clase baja, utilizándose este último término para definir a la clase trabajadora, la cual se considera que está desapareciendo, encontrándose próxima a su extinción. Hoy incluso dirigentes de izquierdas son reacios a utilizar el término de clase trabajadora por considerarlo anticuado, y en su lugar utilizan el término clase media (o en ocasiones clase baja) para definirla.
El origen de la desaparición del discurso de clases: la Guerra Fría continúa viva en la cultura del país
El país donde se hizo este cambio de definiciones fue EEUU, en el cual, ya en los años cincuenta, se dejaron de utilizar los términos de clase capitalista, clase media y clase trabajadora, siendo sustituidos por los de clase alta, media y baja. Este cambio en la utilización del lenguaje ocurrió en los años cincuenta en plena efervescencia de la Guerra Fría, cuando se intentó barrer en toda la sociedad estadounidense cualquier elemento que sonara a socialismo o a comunismo. Lo último que quería la estructura de poder era que se conservara una conciencia de clase por parte de la clase trabajadora.
Fue en aquel periodo cuando en los centros intelectuales del país, universidades y fundaciones, y en los mayores medios, se redefinió el concepto de clase, definiéndolo por el  nivel de renta del individuo, independientemente del origen de tal renta. El objetivo era evitar por todos los medios que se estableciera una conciencia de clase, ocultando o intentando evitar cualquier percepción que significara el reconocimiento de la existencia de clases sociales que pudieran estar en conflicto. En su lugar, se enfatizó el rol de los individuos en busca del “sueño americano”, según el cual todo individuo podría subir por la escala social en base al mérito y a la oportunidad. De esta manera, el lenguaje de conflicto colectivo, incluido el conflicto de clases, desaparecería, desapareciendo con ello incluso el concepto de clases.
Lo que era permisible en la narrativa y en el lenguaje dominante era agrupar a los individuos según la jerarquía social, tomando el nivel de ingresos como indicador del lugar que dichos individuos ocupaban en aquella escala. De ahí la redefinición de las clases en clase alta, clase media y clase baja, que sustituían los términos de clase capitalista, clase media y clase trabajadora, un cambio de gran importancia para enmascarar la dinámica de poder del orden capitalista. La sociedad de clases se presentaba como la sociedad de niveles de renta, siendo el más bajo el que correspondería a la que objetivamente continuaba siendo la clase trabajadora, la clase que adquiere sus rentas a base del trabajo, en una relación subordinada con la clase capitalista, mediada esta relación por la clase media, que objetivamente no era la mayoría de la población, siendo ésta la clase trabajadora.
Últimamente esta clase capitalista, que en EEUU se le llama la clase corporativa (The Corporate Class) y que incluye los propietarios y gestores del gran capital (las mayores corporaciones financieras y económicas de los distintos sectores económicos del país), ha pasado a definirse como el 1% (señalando con ello el grado de concentración tan elevado de la propiedad del capital), situándose frente a todos los demás, el 99% de la población. Esta visión del capitalismo, que movimientos sociales contestatarios, como el Occupy Wall Street, han hecho suya, tiene algo de verdad, pero no de toda la verdad, pues este 1% necesita para el sostenimiento de su dominio un sector de la población que tiene como función garantizar dicho dominio. Este sector juega un papel clave en la reproducción del sistema y está constituido por la clase media de renta alta (incluyendo la clase media profesional), que tiene intereses distintos a los de la mayoría de la población, pues su poder depende de su relación con el 1% superior. El 1% no estaría donde está sin la existencia y apoyo de este sector cuyo tamaño va del 15% al 20% de la población. Se incluyen en esta población todos los gerentes y profesionales de dirección, por ejemplo, de los medios de información, comunicación y persuasión. De ahí que el conflicto no sea solo del 1% frente al 99% restante, sino del (1+19)% frente al 80% restante.
¿Existe conciencia de clase?
Parece una paradoja que, aun cuando los medios de información casi nunca utilizan los términos y conceptos de clases sociales, estas persistan en la conciencia de la población. Así, si a la población en EEUU (y lo mismo en España) se le pide su identificación social presentando como alternativas clase alta, clase media o clase baja, la gran mayoría de la población contesta que clase media, de lo cual se deduce erróneamente que la mayoría de la población se considera clase media. Ahora bien, si la elección es entre clase alta, clase media o clase trabajadora, hay más personas en EEUU (y en España) que se definen de clase trabajadora que de clase media. En EEUU, por ejemplo, la gran mayoría (56%) de personas entre los 18 y 35 años se definen como de clase trabajadora (porcentaje que ha ido subiendo durante los años de crisis). Solo un 33% se sienten de clase media.
La gran mayoría de los que se definen como clase trabajadora apoyaron la candidatura del socialista Bernie Sanders, el candidato del Partido Demócrata que explícitamente se refirió a la clase trabajadora, utilizando dicho término para definirla. El otro candidato, este del Partido Republicano, Donald Trump, también habla a y de la clase trabajadora, y el gran empuje de estos dos candidatos en las primarias de ambos partidos ha cogido al establishment (el 20% de la población con renta superior) por sorpresa, pues ignoraba o quería ignorar que existía tal clase social y desconocía o quería desconocer la gran reducción de los estándares de vida de tal clase que ha ido ocurriendo desde que se inició la revolución (o mejor dicho, contrarrevolución) neoliberal en los años ochenta.
La proletarización de la clase media
Las nuevas generaciones, que en EEUU siempre creyeron que la educación, incluyendo la universitaria, les garantizaría un futuro mejor que el de sus padres, han visto que ello no era cierto, pues, después de haber realizado sus estudios y endeudarse hasta la médula para poder alcanzar el título y los conocimientos que creían que les garantizarían el futuro mejor, no lo han alcanzado. En realidad, los salarios para los puestos de trabajo a los que aspiran son mucho más bajos que hace treinta años. Y en muchas ocasiones ni siquiera encuentran tales trabajos, teniendo que aceptar otros trabajos muy por debajo de lo que aspiran. Esta situación ha sido incluso más marcada durante la Gran Recesión (2008-2016). Esta es la causa de su gran enfado y su radicalidad, que explica, de nuevo, el éxito de las candidaturas de Bernie Sanders (que cogió por sorpresa al establishment del Partido Demócrata, representado por Hillary Clinton) y de Donald Trump (que también cogió por sorpresa al establishment del Partido Republicano). Hoy la estructura de poder está altamente cuestionada, pues las instituciones mal llamadas representativas han perdido su credibilidad y su legitimidad para la gran mayoría de la clase trabajadora, cuyo tamaño, objetiva y subjetivamente, ha ido aumentando.
Y esto es también lo que está ocurriendo en Francia (donde el partido con mayor apoyo electoral entre la clase trabajadora es el partido de Marine Le Pen), en el Reino Unido (donde la mayoría de la clase trabajadora apoyó el Brexit), en España (donde la mayoría de los jóvenes apoyan a Unidos Podemos), y así un largo etcétera. Créanme que la clase trabajadora, aunque no aparece en los medios, continúa existiendo. Y si no se lo creen, esperen la evolución de los acontecimientos políticos en Europa y lo verán.

sábado, 30 de julio de 2016

ACERCA DE LA VIGENCIA DE LA IZQUIERDA EN ESPAÑA

Este artículo fue publiado en la Web de la Fundación Emilia Mª Trevisi hace 15 años. Si lo reiteramos es porque aún tiene vigencia. Ateniéndonos  a sus contenidos entenderíamos que poco ha cambiado su vigencia en los años transcurridos desde entonces. El sistema ha podido con sus representantes. No siendo una nueva generación de jóvenes a los que llegado el momento no se les ha prestado la atención que se merecían tildándolos de "comunistas", la vieja guardia encarnada en políticos sin escrúpulos como Felipe Gonzalez ha dado pie a que el derrumbre del PSOE, paertido que tradicionalmente representó a la izquierda española, solo signifique un melancólico  recuerdo. 

Acerca de las izquierdas y su vigencia en España
por Carlos A. Trevisi  (2002)


La izquierda está sufriendo una crisis que excede el marco de sus dirigentes y que podría más bien atribuirse a la mundialización de una forma de vida: el "american way of life".
Se ha "inventado" un mundo -no ya una España, un mundo- en el que la puesta en acto de los valores como virtudes capaces de generar efectos deseables -el amor, la entrega, la belleza, la justicia, la amistad, la misericordia... se ha reducido a la propagación de los "beneficios" del bienestar económico como supremo valor. De resultas, estamos inmersos en una lucha impía, un sálvese quien pueda en un mundo en el que todo es barato: desde las amarronadas hamburguesas que lo simbolizan hasta la educación que lo sufre.

España no es ajena a estos padecimientos. Todo indica que hemos comenzado a reemplazar la solidaridad por la competencia, es decir, los principios por las circunstancias, la ideología por el pragmatismo (vamos, el jamón de Jabugo por la carne picada aplastada, el Rioja por la coca-cola, curiosamente, también amarronada).

"El conservadurismo se ha hecho de las banderas de la izquierda dejándola inerme", se reitera por allí. No es así. La izquierda ha quedado desvalida porque fueron muchos más los que optaron por una vida de circunstancias, tentados por un pragmatismo exitoso que ofrece trabajo, educación, seguridad social (todo ello de dudosa calidad), y la ventaja de poder mirar para otro lado, sin remordimiento, cuando nos cruzamos con el "otro", con el que necesita: los ancianos, los niños, el inmigrante, el pobre, el diferente.

La izquierda en España disfrutó de la espectacularidad de la puesta en escena de la democracia, cuando todo era entusiasmo y voluntarismo. Pero la democracia no es espectáculo. La democracia es trabajo, trabajo puro y duro. Ya no alcanza con proclamar la igualdad, los derechos vigentes. Hay que mirar adelante, descubrir cuales son las nuevas necesidades y abordarlas.

La derecha, que no cuenta en esta partida, sacó ventajas del momento histórico para hacerse con su dirigencia. Nótese lo jóvenes que son sus militantes. Son la primera camada de universitarios desde que se instauró la democracia. Inteligentes, prácticos, operativos, categóricos. Son los jóvenes Mac Donald. Han dominado las instituciones -como la hamburguesa al jamón serrano- transformando la democracia en un picadillo sin gusto a nada, que se traga sin masticar.

¿Y la izquierda? ¿De qué va a hablar? ¿Del progreso?

Y cómo no! La izquierda tendría que hacer una verdadera introspección y asumir que el progreso, hoy día, no son los ordenadores, las telecomunicaciones, la ingeniería genética.... El progreso es poder dar sentido a la maravilla de la velocidad, de la precisión, para poner todos esos adelantos científicos y técnicos al servicio del hombre, asumiendo que la puerta de entrada de la izquierda, aquella por donde llegaremos hasta lo más intimo de su ser, será su afecto, su inteligencia y su necesidad de cambio, y no su bolsillo, como le han hecho creer. La familia (monoparental, de gays, lesbianas, travestis o tradicional, no importa) volverá a ser el gran lugar del hombre donde alternará pañales con diagramas de flujo y biberones con Internet...

Es duro para la izquierda. Habiendo sido su campo de batalla la justicia, la reivindicación social, el discurso de la ideología, la igualdad, los valores de siempre, ahora, una vez echadas las bases de la justicia social, cuando las reivindicaciones ya no son una ilusión y existe una aproximación a la igualdad, inimaginable hace treinta años, ahora, reiteramos, le “anuncian” la muerte de las ideologías, que es una forma de decir “todo vale”.


Sin embargo, hay respuesta para eso. Hay que contestar: "Ilusos ! Ni han desaparecido ni podrán con ellas. Están agazapadas, esperando que la izquierda les dé un nuevo contenido, el que sienten los hombres concretos: el que hace reír y llorar, el que empaña la existencia cuando se echa de menos al amigo, al compañero, el que nutre la inteligencia, la libertad de elegir...


¿No habrá llegado el momento de que la izquierda asuma orgánicamente este nuevo humanismo? ¿No habrá llegado el momento de que este humanismo, fresco y pujante inyecte alguna que otra idea revitalizadora en el socialismo -la del afecto como puerta de entrada al hombre y la de la familia como su lugar natural de pertenencia? Pues, si lo logra, se habrá hecho con la mayoría de la gente.
Como vemos, no está todo dicho aún.

miércoles, 27 de julio de 2016

ESTOS SON LOS QUE QUIEREN QUE SIGA RAJOY

PÚBLICO. 27 E JULIO
MADRID.- Medio centenar de políticos se sientan en los consejos de administración de 22 de las 35 empresas del Ibex. La inmensa mayoría fueron dirigentes de UCD, del PP y del PSOE u ocuparon altos cargos bajo sus respectivos gobiernos. Ellos son claros ejemplos de la promiscuidad entre lo público y lo privado, o -lo que es lo mismo- del uso de las conocidas popularmente como puertas giratorias.

Ese medio centenar de antiguos políticos se embolsaron el año pasado más de 25 millones de euros por su pertenencia a los consejos de los que forman parte. La cifra representa menos de una décima parte de los 280 millones largos percibidos por los miembros de los principales órganos de administración del Ibex 35. Pero, vistas una por una, se trata de unas jugosas retribuciones.

El mejor pagado, sin duda, es Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente del Banco Santander, al que se incorporó en 1988, seis años después de haber cesado como ministro de la Presidencia con UCD. Rodríguez Inciarte, hombre de la máxima confianza de Emilio Botín y ahora de su hija Ana, se embolsó en 2015 la nada despreciable cantidad de 5,340 millones de euros.
También llama la atención -por lo fulgurante- la carrera empresarial de Josu Jon Imaz, eurodiputado, consejero del Gobierno Vasco y presidente del PNV entre 2004 y 2007. Poco después de dejar la primera línea de la política, fue nombrado presidente de Petronor y sólo seis años más tarde se convirtió en consejero delegado de Repsol, cargo que le reportó 2,903 millones de euros en 2015.
José Folgado, secretario de Estado con Aznar, es presidente de Red Eléctrica, cargo por el que se embolsó 707.000 euros el año pasado.
Otro conocido empresario que pasó por la política es el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, que estuvo vinculado a la UCD y al Partido Reformista Democrático (PRD). Fue concejal del Ayuntamiento de Madrid, director general del Infraestructuras del Transporte y presidente del Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA). Tras su experiencia en la Administración se dedicó a levantar ACS, donde en el último ejercicio cobró 4,576 millones.

El PRD, que tuvo a Florentino Pérez como secretario general, fue la estructura sobre la que se lanzó la llamada Operación Roca, cuyo objetivo era acabar con la mayoría absoluta del PSOE en 1986. La intentona, apoyada por la banca, la CEOE y algunos medios, recibió el nombre de su cara visible, el político catalán Miquel Roca, dedicado desde hace años a la abogacía (defiende a la infanta Cristina en el caso Noos) y que hoy se sienta en los consejos de ACS y Endesa, lo que en 2015 le reportó casi 330.000 euros.
De los antiguos altos cargos de la órbita del PP, al que mejor le va en el mundo de la empresa -al menos por lo que cobra- es José Folgado, secretario de Estado de Presupuestos, de Economía y de Energía con José María Aznar y posteriormente alcalde de la localidad madrileña de Tres Cantos. Desde el triunfo de Mariano Rajoy en las elecciones de 2011, es presidente de Red Eléctrica, cargo por el que se embolsó 707.000 euros el año pasado.
Isabel Tocino es consejera del Banco Santander y de Enagas, con unos ingresos de 671.000 euros
A Folgado le pisa los talones la histórica dirigente popular Isabel Tocino, que es consejera del Banco Santander y de Enagas, con unos ingresos de 671.000 euros. Justo por detrás de Tocino figura Marcelino Oreja Arburúa, eurodiputado por el PP entre 2002 y 2004 y actual consejero delegado de Enagás. Por el desempeño de esta responsabilidad percibió un total de 561.000 euros en 2015.

Aunque peor retribuidos, en los consejos de administración de las sociedades del Ibex 35 hay incluso antiguos ministros del PP. Ángel Acebes, que lo fue de Administraciones Públicas, de Justicia y de Interior en los gobiernos de Aznar, está en el de Iberdrola, que le paga más de 300.000 euros anuales. Ana Palacio (Asuntos Exteriores) pertenece a Enagás y cobra 80.000.

Por el lado socialista, el mejor retribuido es Guillermo de la Dehesa, exsecretario de Estado de Economía, que recibió el año pasado 473.000 euros del Santander y 156.000 de Amadeus. Javier de Paz, que lideró las Juventudes Socialistas, obtuvo 500.000 de Telefónica; Luis Carlos Croissier (exministro de Industria), 309.000 de Repsol, y Josep Borrell (Obras Públicas), 300.000 de Abengoa, que ya no pertenece al Ibex 35. Muy inferior es lo que Felipe González ganó en Gas Natural: 46.000 euros.

Los consejos de administración del Ibex 35 no son los únicos destinos que algunos políticos logran en las grandes empresas cuando deciden incorporarse al sector privado. También suelen encontrar acomodo en puesto directivos y en filiales o ser agraciados con alguna suculenta asesoría.

Comentario de Carlos A. Trevisi
La gente, entre inocente y descorazonada (agrego desinteresada) es la única que puede  favorecer un cambio. Mientras sigamos apareciendo solo como quejicas con el argumento de que "son todos iguales" lo único que lograremos en nuestro país es que haya cada vez más sinvergüenzas pululando. Si hay un personaje que resalta por su impudicia es Felipe González. ¿Qué sabrá este siniestro "barón" para que no haya nadie en el PSOE que lo ponga a parir, qué será lo que esconde, que es lo que temen? Sin duda el PSOE, siguiendo la línea de este ejemplo "de demócrata" seguirá en caida libre. 

martes, 26 de julio de 2016

BREVE RELACIÓN HISTÓRICA DE LA ARGENTINA

Carlos  A. Trevisi

El siguiente artículo es apenas un breve anticipo del libro "ARGENTINA ¿HASTA CUANDO?" publicado en 2010 en conmemoración del BICENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO.

Desde 1810
La Generación del 80
Juan Domingo Perón
El principio del fin: Onganía
La vuelta de Perón
La última etapa militar: Videla
El toque final

Desde 1810 

Contrariamente a lo que se piensa acerca de que la influencia de España ha sido determinante de las características que animan la forma de ser de los argentinos, fue, en verdad, Inglaterra, la potencia que la colonizó y de la que la burguesía argentina se enamoró. El Imperio Británico  puso un sello por el que se identificó definitivamente a toda la nación: Buenos Aires. Lo demás pasó a ser simplemente “el resto del país”. (5)
España había accedido a los territorios de la actual Argentina por el norte del Virreinato del Río de la Plata, por el Alto Perú, llegando en su ocupación hacia el sur hasta  poco más allá de Córdoba, provincia mediterránea que, al igual que Salta, y otras (todas) más al norte, reflejan definitivamente las raíces coloniales hispánicas.  Buenos Aires, para entonces, era irrelevante a los intereses de España.
Cuando  España cae bajo el dominio de Francia, a principios del siglo IXX, el pueblo de Buenos Aires, que ya había conocido de las penurias a las que el monopolio español sometía a la ciudad, se levanta contra el virrey, al que despoja de su cargo, asumiendo el poder local una junta de gobierno entre los que se encontraban los vecinos más caracterizados de la ciudad –españoles y criollos- y que dio en llamarse “Primera Junta de Gobierno”.
La Revolución de Mayo, que así se denominó el movimiento, se llevó a cabo, sin embargo, sin consultar a los pueblos del virreinato,  en razón  de que no había tiempo de reunirlos  a todos en consulta, según aventuró Buenos Aires. Era  innegable, no obstante el atropello, que esta decisión unipartita que tenía su fundamento en el “negotiorun gestor” (gestor de negocios)  del derecho romano, propendía a la modernidad. Por otra parte, la ocasión era sumamente propicia: habiendo caído el Rey de España, el Virrey había perdido mandato.
A partir de esa decisión, si bien se llega en 1816 a declarar la independencia  de las “Provincias Unidas del Virreinato del  Río de la Plata”, Buenos Aires se constituyó en el eje de la diáspora de los pueblos del interior. La llegada de San Martín para liberar Chile y Perú fue un importantísimo logro de la modernidad, pero terminó con la estructura política y administrativa del Virreinato, una verdadera joya geopolítica y geoestratégica biselada en España. (6)
El interior del país, ante la decisión de Buenos Aires,  no se queda quieto y se convoca una nueva junta; pero el daño ya está hecho: se desata una guerra civil que dura treinta años.  Triunfan  las políticas de la gran ciudad, y Buenos Aires cobra gran impulso, años más tarde, en el espectro mundial gracias a un proyecto político de gran envergadura, moderno, ágil, dinámico, abierto: el de la generación del 80. (7)


Apoyada en Inglaterra, Buenos Aires se constituye en un foco de irradiación cultural de primer orden. Su pecado, no obstante, es el mismo que el de la Revolución de Mayo: no mira al interior del país; mira a Europa.
Buenos Aires reluce, pero la Argentina se deshace. Los dineros de la oligarquía, las ganancias cuantiosas que nacen a partir de  la venta de las carnes, cueros lanas  e insumos críticos que valora especialmente Inglaterra, permanecen  en Buenos Aires; no hay planes de desarrollo para el interior del país.  Se crea una red ferroviaria radial con eje en el puerto de Buenos Aires, desde donde se despachan los insumos a la Gran Bretaña, hacia “adentro”, como ha quedado dicho.
La  oligarquía de Buenos Aires, permanentemente articulada con los intereses ingleses, e Inglaterra misma, que compra insumos a precios que ella misma fija,  y vende lo que produce a precios en permanente alza, se enriquecen cada vez más y por igual.  Pierde la Argentina, que se descapitaliza en insumos y  deja escapar una primera ocasión de industrializar el país  tal cual hace  EEUU, cuya oligarquía sureña  cae en pedazos ante el empuje del industrialismo norteño.  María Sáenz Quesada, con motivo de los 400 años de la fundación de la ciudad escribe en La Nación (miércoles 11 de junio de 1980):   “Buenos Aires se convertía en una capital cosmopolita dueña de riquezas aparentemente inagotables. Importaba modas europeas y borraba los vestigios de la aldea de antaño: algunos conservadores lamentan el aire solemne y empacado  que los porteños estimaban oportuno asumir  en los grandes saraos  […]  Aparecían nuevas y más modernas nuevas de divertirse, entre ellas el club, de origen británico…”
Cuando Inglaterra  deja de comprar nuestros insumos –cambia de proveedor, opta por Australia- la Argentina se precipita en  una profunda crisis. (8)
La pobreza se hace con la mayoría de los argentinos. Surgen, entonces, movimientos políticos que se aprestan a revertir la situación. Las instituciones que habían regido el país a partir de los intereses de la oligarquía se popularizan y aparecen en escena partidos políticos populistas que, en mayor o menor medida, cumplen un derrotero que perdura hoy día.: La Unión Cívica Radical que logra poner en el gobierno de la nación a Hipólito Irigoyen.
La década del cuarenta del siglo pasado ha sido definitiva en este aspecto. Se apodera de la  escena política un Coronel del Ejército  que, impulsando  un movimiento nacional,  se lanza a la vida política con tres apotegmas meridianos a su proyecto nacionalista: un país “socialmente justo, económicamente libre y políticamente soberano”. Se trata de Juan Domingo Perón, que si bien  preside la Argentina sólo entre 1946 y 1955, y apenas dos años más en la década del setenta, ha ejercido su influencia hasta finales de siglo.
En el mundo comienza a perfilarse EEUU como potencia. Destruida Europa por la Segunda Guerra, EEUU cobra primacía y se transforma, ante la declinación del Imperio Británico, en la nueva potencia hegemónica.
Hacia allí apunta, ahora, la Argentina.

Juan Domingo Perón

Mientras tanto en la Argentina, Perón conculca todas las libertades, dando pie a que la oligarquía proceda a su destitución, militares mediante (mandó quemar edificios emblemáticos de Buenos Aires: templos católicos, el Jockey Club y su pinacoteca; amenazó con repartir alambre de fardo para colgar a la oligarquía, aclarando en el mismo acto que “por cada uno de los nuestros que caiga caerán cinco de los de ellos; cerró diarios y revistas, aplastó a los medios de comunicación imponiendo una opinión única: la del gobierno… y  sigue la lista) .
El conflicto no puede ser más grave: se sale de un dictador fascista para caer nuevamente en manos de la oligarquía “liberal”.
Un artículo aparecido en el ABC  del 30 de julio de 2003, titulado "Argentina:  un déficit de modernidad" de  Carlos A. Montaner, hace referencia al acostumbramiento del argentino a un nivel de vida que hasta la década del cincuenta respondía a hábitos de consumo y formas de vida de sociedades ricas: "[...] un argentino  de la clase media del año 1950  vivía como un europeo occidental, [...] y en muchos como un norteamericano". Agrega que "estos rasgos de comportamiento se transmiten de generación en generación [...] y que "ese argentino transmitió  a sus hijos y nietos una cosmovisión de ciudadano de primer mundo" que no condijo con la realidad que sucesivamente se fue viviendo.
Puesto así, los argentinos aparecen como un pueblo que, cuanto menos, ha eludido la realidad. Y algo de eso hay. 
La Argentina de los últimos 60 años ha vivido signada por el peronismo, un movimiento político con metas claras –un país socialmente justo, económicamente libre y políticamente soberano- pero objetivos  desencontrados. Autoritario y demagógico,  fue fascista con Perón, comunista con Cámpora, neoliberal con Menem, y social demócrata (o algo parecido) con el actual presidente Kirchner, pero insólitamente, siempre peronista*.

Una artículo en la contraportada de “El país”, fechado el 18 de octubre de 2006, apenas  a unas 24 horas de la conmemoración máxima del peronismo –el 17 de octubre de 1945- con traslado de los restos de Perón  para su “descanso definitivo” en un mausoleo que se levantó en las afueras de la Capital Federal (San Vicente) , reza en las partes que nos atañen: […] Mientras en el palco resonaban los sones de la marcha peronista (“todos unidos triunfaremos” inciso del autor)  volaban las piedras y sonaban los tiros […] mientras los justicialistas –peronistas- se peleaban con puños y palos. […]
El féretro, tras recibir el tributo de varias personalidades, entre otros del ex presidente peronista Eduardo Duhalde (el que dijo que  “los políticos de mi generación somos todos una mierda”, nuevo inciso del autor) fue subido a una cureña  y rodeado por un escuadrón de los soldados  que custodian al Presidente de la República, puso rumbo a San Vicente.

(El Presidente) Kirschner, que tenía previsto asistir a las exequias decidió  cancelar su presencia ante las imágenes que mostraban a simpatizantes peronistas abriendo fuego  contra sus compañeros. Los enfrentamientos duraron horas y se saldaron con más de medio centenar de heridos graves.” El artículo termina diciendo, poco más o menos que el peronismo es, hoy, la principal fuerza política de la Argentina.
Con Perón en el poder, la Argentina  vivió del beneficio que le deparó una Europa destrozada por la Segunda Guerra Mundial  y de la estafa a la que sometió a la clase trabajadora: la justicia de distribuir la riqueza entre los más necesitados chocaba con su incapacidad para crearla.   
Con el derrocamiento de Perón en el 55, la oligarquía  se hace con el gobierno -es decir, asume la conducción económica del país prescindiendo de la clase peronista a la que expolia y hace responsable de todos los males. "Revolución Libertadora" se llamó; su fracaso consistió en que se abstuvo de reconvertir a una Argentina que ya daba signos de atraso.

La sucede el gobierno de Arturo Frondizi.

Frondizi llevó adelante un plan de desarrollo para poner al país en órbita, es decir para poder dialogar con los grandes. Tenía muy claro lo que pasaría en el mundo a algunos años vista. Su proyecto de integración social autorizó el acuerdo al que llegó con los peronistas.  Fue un pragmático que aspiró a resolver el problema del subdesarrollo argentino apartando su derrotero de las ideologías que habían marcado la historia argentina; vio, como ningún otro antes, el desastre que se avecinaba. y se dio a una lucha que, aún a sabiendas de que podía ser estéril, sostuvo hasta el final.

He tenido el privilegio de frecuentarlo, ya alejado de la vida política. Durante casi tresaños, viernes tras viernes me hizo ver, poco más o menos, y pese al optimismo que aún brillaba en su mirada, que la Argentina estaba perdida. “Quedan poco menos de 20 años  para que termine el siglo y el problema no es su economía, ni sus instituciones, ni su Ejército, ni sus obreros... el problema de la Argentina son los argentinos que no alcanzan a ver que nos separan  años luz  de un mundo que se despega cada vez más de  sus viejos postulados. La democracia, que  se va a refugiar en esos países, será el brazo político del capital. Los países desintegrados socialmente y sin desarrollo económico no tendrán democracia. En países como el nuestro, la partidocracia se hará con las instituciones y negociará su supervivencia (la del país y la suya propia) con el poder económico”.

Su proyecto "desarrollista", que contempló la industrialización del país a partir de la explotación intensiva del petróleo, la petroquímica y el acero,  y la integración de los sectores sociales,  creó una riqueza que pronto llegó a los bolsillos de la gente.
Los militares, una vez más impulsados por la oligarquía que todavía para entonces nutría sus filas, derrocaron a Frondizi. 
Se cortó así  la primera reconversión de la Argentina desde el lejano siglo XIX, cuando la Generación del 80 la articulaba con el mundo.

El principio del fin: Onganía

Frondizi es derrocado en 1962. Poco más o menos, hacia mediados de 1965, la Argentina todavía vive del rédito de las políticas implementadas por Frondizi.
La oligarquía tiembla porque la juventud está en la calle, la lucidez se “desenclaustra”; la Argentina ya no es un tema a debatir entre “los grandes” que resolvían por todos; se multiplican las  manifestaciones de estudiantes y de jóvenes trabajadores que descubren que otra vida era posible; todo lo  invaden, todo.
Aparecen centros culturales como el San Marín, o el Di Tella, relumbra el Museo de Bellas Artes,  la universidad funciona a pleno, se crean carreras universitarias nuevas que unos pocos años antes eran apenas “materias” de carreras tradicionales; se arman tertulias espontáneamente en cafés como el “Tortoni” en Avda. de Mayo, proliferan las publicaciones, aparecen nuevos periódicos.
A los jóvenes nos habían preparado para ese mundo y, fieles a consignas que no recuerdo si reconoceríamos como unamunianas, salíamos a la calle a buscar  compañeros de lucha. Gente que estuviera dispuesta a poner en acto el cambio definitivo con inteligencia, buscando espacios de libertad para crecer en el diálogo, en el encuentro …
Las universidades y el Colegio Nacional de Buenos Aires, de donde provengo, aunque sin duda otros centros de estudios por igual- fueron semillero de un cambio que nunca se logró. Destacadas personalidades de las ciencias, de las humanidades, de las artes, del periodismo  de hoy día ya estaban en la calle entonces, luchando y luchando por el cambio. Muchos trascendieron esos años de peleas, otros quedaron en el camino.
Los menos templados, los más ansiosos, ante la resistencia que comenzaba a ofrecer el sistema, se volcaron a la subversión.  

La Argentina estaba viva. La represión también.

Así, caído Frondizi , aparece en escena,  un general invertebrado llamado Onganía, que rinde a la Nación Argentina a los pies de la Virgen de Luján y  somete a los argentinos a los designios de Adalbert Krieger Vasena, su ministro de economía. El  cometido de Vasena  es "terminar con el disparate del petróleo y el acero", como dice un Guido Di Tella de  entonces (peronista de la “primera hora”), a modo anticipatorio de lo que haría y diría (la Argentina tiene que mantener relaciones carnales con USA) 30 años después como ministro del "pelele" Menem  (ABC, Prada, Madrid, 5 de agosto de 2001). (10)
Lo  que había sido  holgura se transforma en una pesadilla. Comienza a reinar la escasez y se rompe la cadena del conocimiento. Por primera vez en la historia de la Universidad Argentina, el ejército irrumpe violentamente en sus aulas, llevándose por delante no sólo la ley sino un prestigio largamente ganado. De resultas de esta invasión, se inicia una  fuga de cerebros que no ha de cesar.

"El Chocón", (11) monumental obra hidráulica, impulsada desde principios de siglo como una fuente inacabable de energía para alimentar las soledades de la Patagonia,  comienza a trabajar para la "Gran Capital". Sus torres, otrora orientadas hacia el sur, toman otro rumbo: Buenos Aires. Ya no iluminarán el desierto “patagón”, ansioso de población: alimentarán el aire acondicionado de las oficinas de Buenos Aires, desde donde, vía telex,  la oligarquía seguirá haciendo su "diferencia" comprando petróleo y acero en el exterior (gracias a la anulación de los contratos petroleros que había firmado Frondizi -radicales mediante, siendo presidente Arturo Illia.

El "onganismo" termina en una catástrofe: un  general de la nación, por entonces Presidente de la República, Agustín  Lanusse tuvo que hacerse cargo del país ante los estragos de la “Revolución Argentina” de Onganía y no tiene más remedio que facilitar el retorno de Perón al que provocó con una prepotencia que ya se estaba haciendo carne en el Ejercito: “A perón no le da el cuero para volver”.
A la escasez y al desmoronamiento de la industria instalada durante el desarrollismo se agrega la subversión: Montoneros (Guerrilla peronista) (12) y ERPianos (Guerrilla marxista, Ejército Revolucionario del Pueblo: ERP) se hacen con la Argentina. Revientan bombas por todas partes y hay muertos por doquier.
La vuelta de Perón

La vuelta de Perón, "al que no le iba a dar el cuero" y  en la que algunos depositan alguna esperanza, agrega más desasosiego. El viejo león –apenas un componedor de situaciones dentro del sistema, jamás un revolucionario-, ahora embrujado ecologista, se ha vuelto herbívoro. El deglutidor de hierbas cumple, así, sin ningún esfuerzo, con su cometido (Humberto Eco, en su libro “Estrategia de la ilusión” alude al retorno de Perón como una imposición del poder económico transnacional  para terminar con la subversión). Perón  desautoriza a los montoneros, a los que echa de la Plaza de Mayo en memorable jornada que registra la televisión como presagio de lo que habrá de venir: una columna desafiante que se marcha de la Plaza, alejándose lentamente del lugar de privilegio que ha ocupado en la movilización, casi frente mismo al balcón –su balcón, el histórico- desde el que sigue hablando Perón detrás de una vidriera blindada.

A su muerte es sucedido por su mujer, María Estela Martínez, una pobre infeliz a la que el poder económico la lleva a las Naciones Unidas a decir lo suyo (lo del poder económico, claro, que tenía que ratificar ante el mundo lo que tenía atado con el viejo león ya muerto, en una jornada memorable que todavía recuerdo con vergüenza).

Isabelita, acaso su nombre de cabaretera, totalmente tomada por un advenedizo ignorante, un tal López Rega, cabo retirado de la Policía Federal, que desde hacía varios años venía influyendo en Perón, llegó a someterse a sesiones de espiritismo para adquirir los poderes de Eva Perón.

El peronismo luce sus mejores galas: aflora toda la mugre que subyace en sus entrañas. López Rega, miembro del gabinete de Isabel Perón (ya había sido ministro con Juan Perón), crea la TRIPLE AAA (Asociación Anticomunista Argentina, o algo así) para combatir el comunismo y sale a “cazar”  rojos.
El desmadre es total. La Argentina es  un caos: su economía a la deriva, la guerrilla a las puertas de cada casa, la educación se cae en pedazos, la justicia es una falacia y la seguridad una entelequia. Ni hablar de la salud. ¿Se puede hablar de reconversión?

A todo esto, promedia la década del setenta. La Comisión Trilateral, cuyo objetivo, para lograr hacerse con la producción y comercialización de los recursos energéticos del mundo es devastar  los fundamentos  del estado-nación (13), se pone en marcha; se fomenta la idea de “mercado común” y la política se subordina a la economía.

La última etapa militar: Videla

Nuevamente la oligarquía toma el poder impulsando a los militares a un nuevo golpe de estado. En esta ocasión aparecen en escena un ignoto general de infantería, a la sazón Comandante en Jefe del Ejército: Rafael Videla, y un "súper ministro" de economía, Martínez de Hoz, que instauran el "Proceso de Reorganización Nacional". Con el puño firme de uno y la "plata dulce" del otro (14)  vuelve la abundancia a la Argentina (y la angustia de los desaparecidos); nuevamente se hace presente la "platita" en el bolsillo. Claro que esta "abundancia", sin ningún fundamento, como no sea acabar con la Argentina en beneficio de un estado de cosas que terminará postrándola,  va horadando las arcas de la nación: cuando la echan a Isabel Martínez la deuda externa -1976- era de 5000 millones de dólares y cuando se va el "Proceso" -1983- ya ronda los 70.000 millones (Domingo Cavallo mediante, que hace su entrada triunfal en política, estatizando la deuda privada de la oligarquía argentina, que, a partir de entonces, ya pasa a ser de todos, es decir, que pasamos a pagar todos).
Es durante el Proceso que se declara la guerra a Inglaterra e invadimos Las Malvinas (Apéndice IX) La catástrofe es total. El mundo asiste perplejo a la rendición de un general argentino que, vestido de gala, recién salido de la ducha, lustroso e infatuado, entrega su sable a un triunfador general inglés vestido de fajina y embarrado.
A esta altura de los acontecimientos, perdida la Guerra de las Malvinas, el descrédito es total. Ya no hay recursos de ningún tipo y el hombre de la calle se desmorona. La Argentina está devastada afectiva, volitiva e intelectualmente. La herencia no admite reconversión alguna.
El tema es volver a respirar en libertad. Por eso se lo elige a Alfonsín. Es el que mejor representa la necesidad de cambio, de purificación del medio.
De este modo, terminado el "Proceso", volvemos nuevamente a la democracia con un iluso  que cree que va a salvar a la Argentina aumentando las cuotas de exportación de carne y de trigo. En 1983 seguimos hablando como en 1955, como si en el mundo nada hubiera cambiado. Los políticos no ven, no tienen cómo ver el mundo. No se dan cuenta de lo que efectivamente explica el artículo del ABC: la Argentina no ha reconvertido ni a su industria -que ya no la tiene- ni a sus hombres;  ni a los que se gradúan en una universidad desactualizada, caduca,  enferma en sus entrañas, una academia que ha perdido universalidad y es apenas un enseñadero, un secundario de lujo donde se ha terminado con la investigación;  ni a sus técnicos y obreros, a los que ha trasformado en sub-ocupados que viven del pelotazo diario: hoy haciendo un jardín, mañana recogiendo basura, pasado como peones de albañil.
Alfonsín se va derrotado (16) Su absurda idea de que  la  democracia es un fin en sí mismo y que su vigencia garantiza la abundancia  (“con la democracia se educa, se come y se cura...”) ha sido una ilusión, una mera ilusión perdida ante la nueva modalidad de golpe que impone la globalización: el económico. No lo lamenta nadie. Pero es que no hay remedio; la gente está harta de la inestabilidad económica, no sabe como llegar a fin de mes, el desempleo se generaliza y  la hiperinflación termina con media Argentina. Para colmo se siente traicionada por Alfonsín.
Una Semana Santa, ante un movimiento castrense lleno de exigencias reivindicativas de los militares, con más de un millón de personas en la calle que repudia el amotinamiento, Alfonsín cede a las exigencias de los amotinados y su mensaje final, después de un día de zozobra, fue simplemente  un “Felices Pascuas, la casa está en orden”.  Fue la traición más grande que podía cometer un político. Un millón de personas auto convocadas, unidas en su repudio al Proceso y a los militares es desoído en su clamor; Era gente que pedía libertad, que no quería volver a lo que habíamos dejado atrás.  
La diferencia con épocas anteriores, pese a todo,  es que ya no hay militares  que  “acudan en respuesta a los grandes intereses de la patria”; la funesta y trágica experiencia del “Proceso de Reorganización Nacional” de Videla y CIA.  espanta hasta a la oligarquía, que, según veremos, y a pesar de todo, siempre tiene resortes a su alcance.

El toque final

El Proceso de Videla  no termina con las elecciones que llevan a Alfonsín a la presidencia.  La precipitada renuncia de Alfonsín cuando aún le queda un año de mandato y la siguiente elección que “entroniza” a Menem siguen marcando la línea que había vuelto a instaurar la oligarquía. En el caso de Alfonsín “derrocándolo” por un golpe económico; en el de Menem porque su gobierno fue la continuidad exacta,  pero llevada a sus máximas consecuencias, de las políticas económicas que sustentaba la oligarquía.
A la caída de Alfonsín, desprestigiadas las FFAA, la oligarquía opta por un "pelele", el más abyecto de los advenedizos que jamás ha llegado a la Presidencia de la República: Carlos Saúl Menem. Y de su mano culmina una faena que las circunstancias históricas habían ido interrumpiendo con alguna que otra llamada a elecciones que  demoraba sus planes.
El  primer gobierno de Menem  es el dulce de la abundancia: nuevamente el argentino medio siente que vuelven las “vacas gordas”. Falto de principios, de capacidad y hasta de dignidad personal, el tal Menem adhiere a la globalización (Apéndice V) sacrificando el resto de las "Joyas de la Corona". Remata el país, regalando todo lo poco que queda. Su más fiel ejecutor: Domingo Cavallo; sus más siniestros mentores, burócratas internacionales:  Guido di Tella y Oscar Camilión; sus víctimas: los argentinos que, endeudados en dólares -hipotecas, coches y demás-, quedan atrapados en sus propias deudas. Un peso = un dólar es la trampa mortal en la que nos mete.
Luego de la Rúa, un imbécil sin límites de quien Cavallo en un alarde de agradecimiento llega a decir que será recordado como el Sarmiento del siglo XXI. Este pobre hombre  que tiene que escaparse de la  presidencia del país dejando un tendal de miserias y desengaños, precipita  un caos institucional que termina llevando a la presidencia a un tal Duhalde, dirigente peronista que en un arrebato da por terminada la paridad 1dólar   =  1 peso, dejando el tendal de empobrecidos que habían guardado  sus ahorros en el banco. 
El mundo no perdona delirios. La dirigencia argentina, que nunca ha asumido la reconversión del país –políticos, empresarios, docentes, la Iglesia, los militares- ha postergado a su ciudadanía durante 50 años, transformando a la Argentina, paradójicamente el cuarto productor de alimentos del mundo, en uno de los países más pobres de América: se mueren por enfermedades no necesariamente letales –sarampión, varicela, colitis, cólera, etc. -entre 50 y 70 niños desnutridos menores de 5 años por día.
Una Argentina exhausta, en manos de la especulación y del poder económico transnacionalizado, cierra, así,  un ciclo que había comenzado Krieger Vasena, continuado Martínez de Hoz y rematado Cavallo. Y lo cierra sin reconversión

Ya no tiene cómo salir. (Apéndice II)