Es cada vez más difícil "ser". Los distractores nos van alejando de una realidad que fue originariamente nuestro punto de partida. El fútbol, la televisión y un afán de prestigio, entre otras muchas cosas, han ido desplazando nuestros intereses hacia lo trivial, lo efímero.
Hace algunos años, en una entrevista radiofónica que hicimos al filósofo y antropólogo Carlos Berbeglia, abordamos el tema del "yo", del "super yo" y otros menesteres vinculados. (Os invito a que lo leáis; no tiene desperdicio http://www.fundacionemiliamariatrevisi.com/bicentenario/ENTREVISTABERBEGLIA.htm)
[...]
TREVISI:
¿Qué descubriste como para poder aceptar tu yo y expresarlo de esa manera?
BERBEGLIA:
Lo descubrí a lo largo de mi historia. No es tan difícil, es cuestión de ponerse
a pensar con un mínimo de autenticidad, y las cosas salen. Ya hemos hablado
muchas veces de esto.
TS: Sí, sin duda, pero quiero
que lo escuchen los demás.
B: Es cuestión
de pensarlo.
TS: ¿Es cuestión de pensar el
yo? Es una actitud de vida.
B: Es cuestión
de pensar…
TS: No de pensar
el yo.
B: El yo nace
sólo.
TS: Después de haber pensado
¿nace? ¿Mientras se piensa va naciendo?
B: Siempre y
cuando el pensamiento sea un pensamiento autónomo.
TS: ¿Quiere decir que no
puede haber ninguna forma de dependencia en el pensamiento?
B: Sí, sí, y las
hay.
TS: A ver, ¿cómo es eso?
B: A veces es
preferible no pensar a creer que se piensa con independencia. Vamos a dar
algunos ejemplos: acá en Argentina muchos creen que piensan porque asisten a la
universidad, son profesores, acceden a muchos medios culturales, tiene difusión
lo que dicen, tienen cartel, son escuchados, están comprometidos política y
económicamente, en fin, son lo que socialmente llamamos personas destacables;
pero el término mismo, persona, alude a Prosofon -que creo que quiere decir
máscara-; muchas veces conviene no rascar debajo de estas máscaras porque las
cosas que aparecen nos defraudan. Yo creo que, defraudar es peor que sentirse
defraudado, y lo que yo no quisiera es eso, defraudar.
TS: En realidad, a lo que uno
aspira es a estar en el otro, no para ser el otro sino para descubrirse uno
mismo en el otro.
B: Claro.
TS: Eso de la persona que es
una máscara suena medio peyorativo. Para mí, persona es aquel que se ha logrado
diferenciar en la escala y ha pasado de individuo a ser tal otra cosa: persona.
Los latinos llamaban “persona trágica” a las máscaras del teatro. La máscara
representa lo que aspiramos a ser y la puesta en escena el camino hacia esa
aspiración.
B: Coincido
TS: A mi me gusta la palabra
persona. Para mí, persona es aquél que está en plena consumación de su realidad;
que se ha visto en el mundo, que se ha visto a sí mismo y se lanza a modificar
circunstancias para poder seguir siendo él. Por eso, a ellos, meros individuos,
los llamo “personajes”.
B: Ah! Bueno, me
gusta más. [...]
Sigue
En Guadarrama a 1 de agosto de 2015
Carlos A. Trevisi
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