martes, 19 de julio de 2016

HAY QUE DOMESTICAR


por Carlos A. Trevisi

Cada imposición que nos viene desde "arriba", en este caso desde el gobierno, me lleva a una obligada reflexión que me agobia:  en lugar de proceder sobre las causas que motivan estos exabruptos nos amedrentan con castigos que justifican la razón de ser de las medidas. Nos están diciendo que como somos unos desaprensivos, pues habrá que obedecer: caso medidas de tránsito de vehículos.
Los problemas derivados del tráfico -desde el consumo de combustible hasta los accidentes que se suceden cada fin de semana-  se deben a que carecemos de hábitos para la convivencia. ¿Quién no conoce un "pymero" que llora sus miserias pese a un bienestar económico que incluye coches de alta gama, piscina en su casa, viajes  a diestro y siniestro, etcéteras,  que cuando renueva el agua de su piscina hace un "puente" para sortear el medidor y ahorrarse el coste del llenado?
Si me asomara a especímenes del funcionariato, ni hablar.  O los "pobres" maestros que están en tratamiento sicológico porque los estudiantes los maltratan.

Ante la crisis ha llegado el momento de poner las cosas en blanco sobre negro.
Hay que cambiar de hábitos de vida.
No ahorraremos combustible si no cambiamos los hábitos de conducción. Los funcionarios  dejarán de ser una carga para el estado y los humores de la ciudadanía se atemperarán si cuando llegamos a su oficina  lo vemos sentado a su escritorio trabajando y no ausente  porque "le toca" su media hora en el bar de la esquina para disfrutar  de un segundo desayuno.  El maestro tendrá que capacitarse y asumir que su trabajo profesional, totalmente anacrónico, se remonta a principios  pedagógicos y didácticos decimonónicos; el político tendrá que  asumir que es un currante repleto de responsabilidades y no un apoltronado que anda a la pesca de algún "beneficio derivado"  como ha estado sucediendo últimamente. 

Carecemos de hábitos y, en consecuencia,  andamos a la deriva, incapaces de una estrategia para la convivencia que  vaya más allá del reclamo permanente de nuestros derechos. ¿Es que eso es a todo lo que aspiramos? ¿Al desayuno, a que los chicos no nos vuelvan locos, a despreciar a los políticos porque son todos unos...?

Nuestros chicos están creciendo  sin hábitos. Llegarán a mayores  sin hábitos. Como ha sucedido con nosotros,   ya  grandes,  los agarrotarán  con violencia para que, domesticados, sepan obedecer lo que les tiren por la cabeza. ¿Somos contestes de eso? Porque si no lo somos basta con ver las actitudes que asumen y el resultado de sus estudios, incluso los universitarios. ¿Es que no hemos asumido que nos están tirando el Plan Bolonia por la cabeza para crear universidades cocacola? Y ahí entramos todos: los que no sabemos conducir, tenemos hijos; los maestros que están en tratamiento sicológico, tienen hijos; los funcionarios tienen hijos. ¿No se nos ha ocurrido incursionar por esa obligación ineludible que son los hijos?
Está claro que así no hace falta convicción para vivir. Basta con obedecer.  Al fin y al cabo el que "manda" se maneja mejor con animales amaestrados que con gente libre. Después de todo siempre hay un shopping cerca para distraerse.
Así empezó un país que me vio crecer. Y ahí anda en manos de desaprensivos que acuerdan hasta con el diablo a espaldas de todo el mundo.
Hagan el favor de leer a Orwell y después me cuentan la que nos espera.

NB.
1. Observen cuidadosamente la cara y los gestos del Director de Tráfico. Es un personaje aterrador (aunque acaso sea una persona encantadora). A eso estamos jugando. Y vamos a perder.
2. Ahora vean este video http://www.blip.tv/file/4585912 . Los invito a que contesten el artículo en ctrevisi@fundacionemiliamariatrevisi.com .
3.Crear actitudes de convivencia ciudadana por Carlos Á Trevisi

      Los países arrastran consigo una historia de la que no pueden librarse fácilmente. Esa historia puede disimularse en los pliegos de la desmemoria o permanecer permanentemente activa. Inglaterra es un modelo de país en cuanto ha procesado su historia, la ha digerido y aceptado. Apoyándose en esa memoria activa ha demostrado a lo largo del tiempo un comportamiento ciudadano ejemplar. 

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