PÚBLICO, 6 DE JUNIO DE 2016
Puesto que el verano ha irrumpido con
sus calores, sus sudores y sus
termómetros, y que Carmena ha autorizado el “día
sin bañador” en las piscinas públicas de la capital que lo soliciten, en este
pequeño rincón también hemos decidido despejar las dudas y exponer al aire las
vergüenzas. También es verdad que el gobierno en funciones lleva meses
disparatando lo suficiente como para que tampoco haya mucha diferencia. La
noticia es que Guindos va a viajar a Estrasburgo para rogar a los comisarios
europeos que nos perdonen la multa que piensan endiñarnos por incumplir el
déficit.
Lo del déficit, al parecer, es cuestión
de economía, aunque es posible que los videos con los grandes éxitos de Mariano
(“un plato es un plato”, “es el vecino el que elige al alcalde”, etc.) haya
sido subtitulado a todos los idiomas del Eurogrupo. Guindos debería ir con
boina, para redondear el personaje de pedigueño y dar más pena, y luego bajar
humildemente la mirada ante los amos, al estilo de Alfredo Landa en Los
santos inocentes.
“Las reglas deben ser respetadas” dijo Wolfgang Schäuble, que ya criticó en su día la decisión de Juncker, el presidente de la Comisión, de posponer las sanciones hasta que pasaran las elecciones en Gran Bretaña y España. Cuando le preguntaron hace un mes por qué Francia había evitado las sanciones, Juncker respondió sin cortarse un pelo: “Porque es Francia”. Menos mal que no le llegaron a preguntar por qué no le aplican el mismo descuento a España, porque podía haber dicho: “¿España? España es una mierda”. No lo ha dicho pero lo piensa.
Teniendo en cuenta cómo defendió Mariano los intereses de
los españoles la última vez que nos endilgaron un tacto rectal, sería lógico
que lo pensara.
La incómoda sensación de ser el culo de
Europa se agrava ante la posición negociadora de Guindos, la cual tampoco dista
mucho de los preparativos a un coito anal sin vaselina: “No existe un fondo de
reserva lo suficientemente grande que pueda garantizar las pensiones si no hay
crecimiento económico y creación de empleo”. Lo ha dicho apenas unos días
después de que Mariano perpertrara su enésimo saqueo del Fondo de Reserva de
las pensiones, lo cual tiene la misma lógica que aquella observación científica
de Johann Sebastian Mastropiero, cuando le preguntaban si es cierto que el cisne
canta antes de morir. “Por supuesto” contestaba Mastropiero, “no va a cantar
después”.
Guindos, uno de los responsables de la
catástrofe mundial de Lehman Brothers, ha vuelto a subir a lo más alto del
trampolín para intentar repetir el tripazo en una piscina vacía. Los
intestinos, eso sí, son todos nuestros.
Carmena ha hecho bien en adelantarse a
los hechos porque el apocalipsis, como enseñan tantos grabados medievales, es
mejor recibirlo en pelotas. Lo único que podría retrasar nuestra sentencia de
muerte es que Guindos viajara
con Vueling o que se pusiera una barba postiza y
lo confundieran con Bud Spencer.
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