jueves, 26 de marzo de 2015

NUESTRO PARTIDO POLÍTICO (XV): RESPUESTA A LA SOCIEDAD DE LA DIVERSIÓN

lunes, 25 de febrero de 2013


por Carlos A. Trevisi


En una sociedad como la nuestra que ha quedado atrapada en la “cultura de la diversión”, participamos de todo aquello que tiene esas características, aunque no lo reconozcamos. Dígame si no, como es posible que un mamarracho secundado por una caterva de infelices con apariencia   de justicieros se permita pasar horas y horas dirigiendo un programa de televisión en el que no hacen más que hablar necedades de una pobre gentuza con vidas malogradas.   Demos gracias a dios de que todavía, al menos, nos avergonzamos y ocultamos  ante los demás muchas de nuestras debilidades. Y si es de dar gracias es porque  la estupidez todavía  no se ha apoderado enteramente de nosotros.
El desencuentro social ya está alineado definitivamente con lo intrascendente. La televisión y el fútbol sirven de escape a las miserias económicas que nos agobian y, en descargo de los que las padecen, puede decirse que si no fuera por los entretenimientos que ofrecen, España estaría ardiendo, como ya ha sucedido con varios países que pasaron por lo mismo.
El abandono del compromiso social de nuestra gente es altísimo. Nadie se “juega” y cuando alguien lo hace, lo critican, lo vituperan y terminan derribándolo sin más. Casi todas las miserias a las que aludo se juzgan y condenan desde la banalidad, lo insustancial –ya ni se juzgan, se condenan , sin abordar las causas que las provocan  ni estimar las consecuencias perniciosas que acarrean.  Seguramente se podría atribuir a una costumbre que viene de lejos y a una forma de vida que  no podemos abandonar por no haber crecido lo suficiente. Una gran mayoría ha logrado escapar de la parálisis  depositando en las instituciones de la democracia una responsabilidad que éstas no han sabido asumir políticos mediante.
Si por casualidad leyera esto Rubalcaba o alguna de las ministras del gobierno central, tan riquillas ellas, -¿por qué no Rajoy?- dirían que no sé de lo que estoy hablando porque sus respectivos ministerios ya se ocupan de la familia, de la vivienda, de la salud, de la educación y ¿de qué no?. Yo les contestaría que habría que tener un MINISTERIO PARA EL FUTURO, donde habría que plantear que será de nuestro país en 20 años considerando que la proyección de las circunstancias que  imperan hoy día no auguran nada halagüeño,  y cuál es el proyecto que nos autorice desde ya a pensar que es posible que nuestros hijos y nietos puedan seguir “creando” desde España  para un país que se lo merece y un mundo a la deriva.
Pongamos un límite a esta sociedad del entretenimiento.
Asumamos que la educación se va al garete y no porque el gobierno preste más atención a la enseñanza* privada, sino porque en la educación** pública no hay proyecto educativo de futuro; asumamos que en el norte de Europa no son más “decentes” que nosotros porque sean mejores, sino porque todos han aprendido a participar de una puesta en común social en la que hasta el que desfalca, roba y mata sabe que tiene que pagar la leche y los periódicos que se ofrecen en las carreteras desde un dispensador público; que hay que colaborar con los chicos ayudando a sus maestros y no haciéndoles los deberes; que dadas las circunstancias actuales de poco sirve que su hijo sea el “mejor” del curso: su hijo tiene que aprender a ser imaginativo, a descubrir el mundo sin que se lo “dicten” por televisión, a interpretar más allá de la mera percepción, fotografía que se evanesce si no aprende a pensar, a reflexionar, a crear su propio proyecto de vida, si no aspira al conocimiento; asumamos igualmente que nuestro hogar no es la casa donde dormimos, comemos y vemos televisión: es el lugar del encuentro en el afecto, donde aprendemos a colaborar con los demás; es el lugar del sosiego, de la charla amable; que asumamos que tenemos que tener un ojo avizor que nos alerte cuando asumimos compromisos financieros ante los bancos que ya han dado pruebas de ser los que manejan el mundo y terminan empujando a la gente al suicidio como ha sucedido recientemente;  y que si bien usted es el “dueño” de la salud pública la comparte con millones de otro dueños que acaso tengan más urgencias que las suyas propias; que los médicos –que los hay de todo tipo especie y calidad, claro, como no puede ser de otro modo- merecen su condescendencia ante el error, ante las demoras a las que nos obligan…
Para terminar asumo junto con usted que este llamado idílico a la participación también tiene sus límites: denuncie a los impostores, a los Ladrones, a los vagos, a los sinvergüenzas a los pretensiosos.


NB. * / ** : Habrá notado que hablé de ENSEÑANZA PRIVADA pero de EDUCACIÓN PÚBLICA. La diferencia salta la vista: se enseñan contenidos útiles para sobrevivir, pero se educa para vivir.

GUADARRAMA EN MARCHA http://www.guadarramaenmarcha.org
Fundación Emilia Mª Trevisi  http://www.fundacionemiliamariatrevisi.com

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