por Carlos A. Trevisi
Las elecciones del domingo en Andalucía han dado la pauta de que comienza un cambio en la politica. No me refiero al triunfo del PSOE que es poco relevante a todo efecto como no sea que pone en evidencia que más allá de la situación socio-económica que padece la comunidad -más del 30 % de desocupación- los andaluces están "pegados" a las siglas pase lo que pasare. Me refiero a la irrupción de Podemos, de Ciudadans y a la catástrofe del PP. Dejo de lado lo de UPYD porque en lo personal no me cabe ninguna duda que su dirigente "mayor" ya venía incinerándose, y a Izquierda Unida que no puede despegarse de una vieja guardia que la dirigencia de un joven brillante no ha podido vencer.
La catástrofe del PP ha puesto de relieve que sus dirigentes ya no tienen escapatoria, Rajoy a la cabeza, con encuestas en las que la ciudadanía lo desestima en un 86 % y con la desfachatez de seguir manifestando que es el único país europeo que crece, omitiendo que su gestión arroja un índice de desempleo el 26 % -la media europea anda por el 11%- idem respecto de los jóvenes cuyo índice de desocupación es del 50 % contra una media eureopea de apenas el 6%.
Su presencia en Andalucía con toda su guardia de corps no solo no ayudó sino que sepultó al partido y a su candidato local. Por más que al día siguiente Rajoy se empeñara en explicar que la derrota no debía extrapolarse al resto de España ha puesto en blanco sobre negro que su gobierno está lleno de serviles alcahuetes que no sirven para nada. Acaso se salve la vice presidente y el Ministro de Relaciones Exteriores, hombre capaz que no sé como ha podido soportar a un personaje tan anodino e incompetente como Rajoy.
Cuando cayó en Andalucía a dar una mano al que él mismo había puesto a dedo -al igual que a Esperancita aunque parece que ésta no se ha enterado porque criticó el dedo de Rajoy cuando nombró al "muchacho" que arrasaría con el PSOE-. cuando cayó en Andalucía, decíamos, solo logró que el comentario más cordial que se ganó fue que "era tan aburrido que aburriría a las ovejas".
En Podemos no se mostraron satisfechos con el resultado que obtuvieron; esperaban más. El que relucía de felicidad era Albert, el jefe del partido que le robó los votos al PP: Ciudadans.
En UPYD ya comenzaron a hacer las valijas para irse con Ciudadans. "La" Rosa, tan pagada de sí misma, no se dio cuenta que la única salida para su partido era la que le ofrecía Albert desde tiempo atrás: UNIRSE PARA SER MÁS FUERTES. Albert se salvó y la rosa se marchitó.
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