por Carlos A Trevisi
Hacer hablar a los
niños favorece la participación, el diálogo, el aprender a escuchar y permite
al maestro tomar contacto con la realidad que anima sus vidas. Cualquier
metodología holgaría si no lo entendiéramos así. La relación
enseñar-aprender debe contemplar, necesariamente, las vivencias del grupo
al frente del cual las circunstancias nos ponen. Así, en la impartición de los
contenidos, el maestro pondrá en acto todo aquello que satisfaga las
necesidades específicas de los chicos y su entorno. Para enseñar el contenido "la salud", que tomo tan al azar como más adelante el del aprendizaje de la historia, el
maestro podrá sugerir a sus alumnos que comenten cómo es la casa
donde viven, qué alimentos ingieren, cómo los cocinan, si asisten al
centro de salud regularmente, quién les aplica las vacunas, si practican
deportes, cómo se llama su médico de cabecera, cómo son sus hábitos de higiene
corporal, etc.
La estrategia de
hacerlos hablar favorece la participación y permite al maestro tomar contacto
con su realidad.
El maestro registra
los comentarios más enriquecedores y saca las conclusiones que sirven a su
objetivo: comen casi únicamente hidratos de carbono, no tienen agua corriente,
en lugar de cloacas hay pozos ciegos; algunos padres beben; ahora cocina el
hombre porque se quedó sin trabajo y está en casa todo el día; las madres salen
a trabajar en el servicio doméstico.
Entiende el maestro,
entonces, que debe desarrollar el tema de la ingestión de
proteínas, el de la falta de agua corriente y el de las cloacas. Lo demás lo
excede. Él no puede conseguirle trabajo al padre ni evitar que beba. No
obstante, lo registra como aporte esencial.
Organiza la clase en
tres o cuatro grupos. Uno de los grupos va al ambulatorio para investigar
porqué tienen que comer proteínas. El segundo grupo sale en busca de un
vídeo sobre la alimentación. El tercer grupo va a un cibercafé a
ver qué hay en Internet sobre la alimentación.
Dos o tres díoas después, en
clase, los niños transmiten sus experiencias.
El primer grupo
exhibe unos folletos que les dio el médico y explica a todos los demás chicos
que les dijo que no sólo hay que comer hidratos de carbono y grasas sino
también proteínas; que fue muy bueno con ellos y que les explicó qué eran estas
últimas. El segundo grupo explica que no encontró el vídeo, pero que,
averiguando en el barrio, un vecino les facilitó material sobre alimentación
porque su hija es nutricionista. El tercer grupo no pudo entrar en Internet
porque no habían llevado dinero y les cobraban 3 euros por hora.
Detengámonos aquí.
Los chicos han
penetrado varios planos de la realidad, no sólo el del conocimiento.
El relacional: han
comprobado que tratándose de algo serio -su trabajo de investigación- el médico
fue generoso y les salió al encuentro; lo mismo pasó con el vecino. No sucedió
así con el del vídeo-club, al que ni siquiera nombraron, ni con el
del cibercafé, que los puso de patitas en la calle porque no tenían
los 3 euros para acceder a los ordenadores.
Estupenda ocasión para el maestro
para adentrarse, incidentalmente, en el tema de los VALORES. El médico se
mostró DIALOGAL,
suspendió su actividad para darse unos minutos de OCIO que compartió con los
niños, fue SOLIDARIO, fue CONSECUENTE... , al igual que el vecino, que se mostró COMPRENSIVO. El del bar
mostró ser AUTORITARIO, INFLEXIBLE, y el del video-club EGOISTA.
El maestro puede ampliar la
enumeración de valores felicitando a los chicos por su ESFUERZO, su AMPLITUD y APERTURA para trabajar en equipo, su
AUTONOMÍA, su COOPERACION, su SOLIDARIDAD... y hacer extensivo el trabajo a un análisis de las personas
con las que se vinculan
a diario - el distribuidor de prensa, la
cajera del supermercado, el conserje del colegio- y de ellos mismos o de
algún prócer a partir de sus realizaciones ... (Apéndice
IV)
El contenido
"la salud" no sólo se ha enfocado según lo que el medio
reclamaba aquí y ahora -clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje-
sino que ha derivado naturalmente en una experiencia de vida en la que los
chicos han reconocido actitudes y distinguido valores. Pero, además, se han
transversalizado contenidos y aportado temas que, sugeridos por ellos mismos,
llevan a una arborescencia impensada: medicinas, nutricionistas,
vídeos, Internet, ordenadores, etc.
Por supuesto que esto que acabamos de ver podría haberse
enseñado explicando lo que es un hidrato de carbono o una proteína
y protestando ante el alcalde para que ponga agua corriente y cloacas en
el barrio.
El planteo es válido
para cualquier nivel socio-económico. Seguramente en las escuelas con una
población de mayores recursos se solucionaría la "búsqueda" de
material con más facilidad y habría que orientar el trabajo de los niños en
otro sentido.
¿No sería igualmente
interesante estudiar historia de esta manera? ¿No sería para nuestros
adolescentes más atractivo descubrir los "adentros" de un Felipe II * partiendo de el “Cristo Blanco” ** de Cellini, o de las taraceas con que se lo
obsequiara? (¿Por qué una escultura o una taracea?) ¿O las crisis financieras
que sobrevienen durante su reinado explicando la usura a la que lo
someten los Grimaldi ***,
prestamistas de aquel entonces ? (¿Por qué acudir a un
prestamista?) ¿O leyendo alguna crónica de su reinado en la que se
habla de que en "la villa de El Escorial se confunden bestias con
hombres", tal es la miseria? (¿Por qué no se ocupaba el rey renacentista
de esos pobres infelices?) ¿O la impresión ilegítima de los libros del
nuevo rezado que se hacía en el Alto Perú, en América? ( ¿El inicio del robo de
los "derechos de autor"?)
¿No incentivaría
esta metodología a los jóvenes con mayor interés que enseñar quien era Cellini,
las Guerras con Flandes, el brillo de la Corte o que los Jerónimos (http://www3.planalfa.es/msmparral/)
imprimían los nuevos libros en el monasterio? ¿No los obligaría a un porqué que
ellos mismos deberían contestar?
Así, habremos trabajado
con una integración de disciplinas -o de contenidos o temas- con un
objetivo que las excede en lo particular: el descubrimiento, por parte de los
alumnos, de una nueva y distinta perspectiva para aprehender la realidad;
aquélla que resulta de la integración de los temas que ellos mismos eligieron
para aprender los contenidos que se les imponen.
Un
trabajo de estas características, al que denominaremos "proyecto
integrado" será lo que resulta de una tarea mancomunada maestro-alumno con
eje en el aula, en respuesta a objetivos generales -de la escuela- y
particulares -de la unidad áulica- y en satisfacción de consignas que prioricen el aprender por sobre el enseñar. Será producto de conclusiones, de las que es
menester dejar un registro, y síntesis de la
tarea llevada a cabo; deberá ser amplio para abarcar; abierto para
incluir; flexible para facilitar la articulación de nuevos contenidos;
heterogéneo en respuesta a los múltiples intereses de los alumnos; homogéneo en
tanto resultante integradora de contenidos; estético en satisfacción de las
formas; expandible en tanto autorice agregados a los contenidos ya existentes;
e interrelacionado, de modo que
subyazca una red que vincule los contenidos
entre sí.
Compete al maestro elaborar una estrategia de
aprendizaje, elegir contenidos, destacar relaciones, establecer tiempos,
orientar búsquedas y sugerir y administrar recursos
y materiales.
Compete a los alumnos elegir temas, transformar
las relaciones en encuentros, conseguir material y manejar los recursos.
Así
impulsaremos al niño, guiado por su maestro, a asumir la elaboración de estrategias que le
permitan organizar los datos según
prioridades que él mismo irá descubriendo a partir
de los objetivos que se le tracen en
pos de la meta: una síntesis dinámica, lógica, abierta, ampliable,
perfectible en la que han concurrido el rigor que exige el conocimiento y el
esfuerzo que demanda una férrea voluntad.
*Felipe II
**
Benvenuto
Cellini
***
Grimaldi
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