Acerca del autor ANTONIO ESQUIVIAS
25.06.14 | 17:52.
Mi interés por la Educación Emocional es interés por la persona y respeto por sus emociones y sentimientos, que son el centro de su intimidad. Esto conforma un hilo en mi vida que comienza con la pugna por el propio respeto y por entender la vida como servicio a los demás en una familia de 8 hermanos con unos padres dedicados las 24 horas del día a sacarnos adelante en el duro contexto de los años 60.
Después en una institución, el Opus Dei en la que yo aspiraba llenar esos deseos de respeto a la persona y de servicio pero que resulto muy despersonalizante. Estuve en el Opus Dei desde los 16 a los 45, ocupando cargos en los más variados niveles, también como sacerdote durante 12 años.
Estudié ingeniero agrónomo en los años 70 en la convulsa universidad complutense de Madrid de los años alrededor de la muerte de Franco y la transición hacia lo nuevo. De esa experiencia me ha quedado la formación de ingeniero, el hábito de trabajo que metí para lograr terminarlo en 5 años. También haber sido testigo y en alguna medida también protagonista de las protestas contra el régimen buscando una vida más libre y respetuosa con las personas, que marcaron aquellos años. De esto me ha quedado un delirio por la libertad de cada uno.
En los 80 estuve 8 años en Italia, estudiando derecho, hice un doctorado que se apoyaba en el derecho humano a la libertad religiosa. También estudié teología y filosofía, mucha filosofía. Me hice abogado de la Rota de Roma, algo que me ayudó y me dio una perspectiva amplia al tratar gente de todas partes. Fui secretario de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad de la Santa Croce. Mi forma de pensar evolucionó, cambió, se formó alrededor de la noción de libertad religiosa, en el mismo centro de la identidad de las personas.
En los años 90 tuve diferencias muy fuertes con la institución a la que pertenecía, ya que no podía admitir prácticas de dirección espiritual que lesionan gravemente la libertad. De esos 10 años, salí personal y psicológicamente lesionado, pero quizá más fuerte.
También en los 90 durante 3 años dirigí un gabinete de asesoramiento de pareja con 4 abogados, 2 psicólogas y 1 asistente social. Fue una experiencia que me llevó a darme cuenta de modo práctico del peso de emociones y sentimientos en la vida y las decisiones de las personas.
En los años 2000 comencé mi vida personal, ya fuera de cualquier institución. Conocí y me casé con Amina y vivimos con sus 3 hijos, Najwa, Ismael e Imen, a los que se ha añadido, Noor, un regalo increçible. Estos años son difíciles de describir por la normalidad aparente de lo vivido, pero es realmente cuando he vivido, porque la vida se compone de todas esas pequeñas cosas que quizá a los demás no parecen importantes, pero son las que te hacen disfrutar y te sacan una sonrisa. Puedo resumirlo en que he aprendido a llorar y a sonreír, a enfadarme y a amar.
Y trabajo en poner en valor la educación emocional, que sigue manteniendo en centro de mis afanes e intereses el respeto a la persona y las emociones, especialmente en los niños. Eso es el hilo conductor de toda mi vida.
¿Estoy amargado o resentido con el Opus Dei?
Mi interés por la Educación Emocional es interés por la persona y respeto por sus emociones y sentimientos, que son el centro de su intimidad. Esto conforma un hilo en mi vida que comienza con la pugna por el propio respeto y por entender la vida como servicio a los demás en una familia de 8 hermanos con unos padres dedicados las 24 horas del día a sacarnos adelante en el duro contexto de los años 60.Después en una institución, el Opus Dei en la que yo aspiraba llenar esos deseos de respeto a la persona y de servicio pero que resulto muy despersonalizante. Estuve en el Opus Dei desde los 16 a los 45, ocupando cargos en los más variados niveles, también como sacerdote durante 12 años.
Estudié ingeniero agrónomo en los años 70 en la convulsa universidad complutense de Madrid de los años alrededor de la muerte de Franco y la transición hacia lo nuevo. De esa experiencia me ha quedado la formación de ingeniero, el hábito de trabajo que metí para lograr terminarlo en 5 años. También haber sido testigo y en alguna medida también protagonista de las protestas contra el régimen buscando una vida más libre y respetuosa con las personas, que marcaron aquellos años. De esto me ha quedado un delirio por la libertad de cada uno.
En los 80 estuve 8 años en Italia, estudiando derecho, hice un doctorado que se apoyaba en el derecho humano a la libertad religiosa. También estudié teología y filosofía, mucha filosofía. Me hice abogado de la Rota de Roma, algo que me ayudó y me dio una perspectiva amplia al tratar gente de todas partes. Fui secretario de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad de la Santa Croce. Mi forma de pensar evolucionó, cambió, se formó alrededor de la noción de libertad religiosa, en el mismo centro de la identidad de las personas.
En los años 90 tuve diferencias muy fuertes con la institución a la que pertenecía, ya que no podía admitir prácticas de dirección espiritual que lesionan gravemente la libertad. De esos 10 años, salí personal y psicológicamente lesionado, pero quizá más fuerte.
También en los 90 durante 3 años dirigí un gabinete de asesoramiento de pareja con 4 abogados, 2 psicólogas y 1 asistente social. Fue una experiencia que me llevó a darme cuenta de modo práctico del peso de emociones y sentimientos en la vida y las decisiones de las personas.
En los años 2000 comencé mi vida personal, ya fuera de cualquier institución. Conocí y me casé con Amina y vivimos con sus 3 hijos, Najwa, Ismael e Imen, a los que se ha añadido, Noor, un regalo increçible. Estos años son difíciles de describir por la normalidad aparente de lo vivido, pero es realmente cuando he vivido, porque la vida se compone de todas esas pequeñas cosas que quizá a los demás no parecen importantes, pero son las que te hacen disfrutar y te sacan una sonrisa. Puedo resumirlo en que he aprendido a llorar y a sonreír, a enfadarme y a amar.
Y trabajo en poner en valor la educación emocional, que sigue manteniendo en centro de mis afanes e intereses el respeto a la persona y las emociones, especialmente en los niños. Eso es el hilo conductor de toda mi vida.
Escribo esta entrada para esas personas, que básicamente coinciden en sus comentarios, que afirman que yo pido mi pensión para la vejez al Opus Dei donde he estado 30 años, porque estoy amargado o resentido con el Opus. En otras versiones se afirma que he fracasado con mi vocación, pero acaban en el mismo sitio, que el fracaso produce el amargor que explica mis hechos.
Recientemente un recién nombrado vicario general del Opus Dei, Mariano Fazio, decía que“la percepción de que el Opus es elitista es una visión burguesa”.
Hola Francisco Jose:El objetivo de la intervención mía de la que hablas no va contra la Iglesia ni siquiera contra el Opus o su espíritu. Como bien has detectado es una reivindicación de mis derechos laborales, que son parte sustancial de los derechos humanos y la protección de la dignidad de las personas. Luego es un tema que creyentes y no creyentes deberíamos defender unidos. Sin embargo, por tu escrito y sus comentarios me parece que la defensa de un derecho laboral tiene prácticamente un valor nulo a tus ojos… ¿de creyente que escribe en un medio confesional?
29.06.15 | 17:30. Archivado en Opus Dei
Recientemente un recién nombrado vicario general del Opus Dei, Mariano Facio, decía que “la percepción de que el Opus es elitista es una visión burguesa”.
Para aclarar el punto voy al centro a la misma formación que se da a los posibles numerarios, al enfoque que la atención a los necesitados tiene dentro de la formación que se da a los jóvenes que acuden a los centros del Opus Dei.
Derechos ecológicos y derechos de los descartados: el trato a los que dejan el Opus Dei
En su reciente Encíclica laudato sii el Papa Francisco habla tanto de la ecología y censura la cultura de la basura y del descarte, como de la cultura del descarte social, la que hace que los débiles y los pobres y los descartados no tengan acceso a los bienes fundamentales.
Lo primero es aclarar que los menores deben ser protegidos de cualquier compromiso sobre su vida, precisamente porque son menores y por ello fuertemente manipulables. Eso es lo que refrendan tanto las leyes de la Iglesia como las civiles. Además en los últimos años con la aprobación de los Derechos del niño en la ONU se ha incrementado fuertemente la sensibilidad social hacia los derechos de los menores.
05.06.15 | 11:33. Archivado en Opus Dei
Se trata de una distinción que utiliza el derecho canónico para entender que ambos aspectos no se pueden mezclar. El gobierno en la Iglesia se ejerce en el fuero externo. El fuero interno es el fuero de la conciencia. Las penas que la Iglesia aplica en el fuero interno, por ejemplo la excomunión latae sententiae no la aplica un juez ni ninguna otra autoridad, sino la misma conciencia de la persona afectada.
01.06.15 | 07:24. Archivado en Opus Dei
Sigo con el comentario a Mariano Fazio, Vicario General del Opus Dei, que afirma en una entrevista en El País que: «hay una total igualdad entre varones y mujeres en lo que respecta a sus roles sociales, también dentro de la Obra».
30.05.15 | 11:59. Archivado en Opus Dei
Me animo a escribir estas letras después de leer a Mariano Fazio, Vicario General del Opus Dei, que afirma en una entrevista en El País que: «hay una total igualdad entre varones y mujeres en lo que respecta a sus roles sociales, también dentro de la Obra».
Antes de ayer, he oído por la radio una entrevista al Cardenal Rouco hablando de la familia con motivo de su último libro sobre el tema. Y quiero hacer una reflexión precisamente en el día que más se centra en el amor. Hay algo en lo dicho por Rouco que me ha llamado poderosamente la atención. Hablaba del amor en la pareja en el contexto de la crisis contemporánea del matrimonio cristiano y ha dicho que la verdad es el criterio para saber si el amor es auténtico.
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