por Carlos A. Trevisi
Como hemos dicho en
alguna otra ocasión no es lo mismo una ideología que un ideario. La primera
aborda la realidad desde los objetivos que la sustentan; la segunda mira la
realidad y, a partir de ella, traza los objetivos a seguir. La ideología tiene
su meta establecida: la que le manda su doctrina; los idearios aspiran al
cambio porque entienden que la realidad es mutante y su meta, en consecuencia,
es el cambio
Abordar los cambios
en política es sumamente difícil porque las ideologías priman por encima de los
idearios, a los que desestima porque los cambios atentan contra lo establecido.
Del modo que se
presentan las políticas que se implementan desde los partidos caben dos posibilidades:
la derecha o la izquierda. Sin embargo, no hay diferencias entre las dos
posturas dado que tanto el PSOE como el P.P se sustentan en sus respectivas
ideologías fuertemente arraigadas en lo que llaman democracia. La crisis que
vive el PSOE es que no encuentra el camino que lo aparte de la ideología, algo
que no conmueve al P.P. que está fuertemente identificado con el neoliberalismo:
el PSOE mira la política desde la gente y el P.P. desde las instituciones,
especialmente las que se aplican a administrar la economía, que ha invadido
desde esa postura economicista la educación, la sanidad, la gente y la cultura.
El desencuentro que hay en el PSOE se debe, principalmente, a que no puede hacer
los cambios que son necesarios porque su ideología no lo autoriza. Si uno se
detiene a mirar cuidadosamente el proceso por el que está pasando el partido,
se ve con claridad que sigue atado a los argumentos de siempre respecto del independentismo
catalán, al que se niega rotundamente; que tiene un gran desconcierto ante los
cambios que se están produciendo en la Iglesia, a la que sigue mirando desde Trento:
que en educación, si hay quejas rotundas con el que fuera ministro de Educación
hasta hace apenas unos días se refieren solo a los recortes que ha llevado a
cabo Rajoy; que en cuanto a Sanidad ha apoyado las quejas de los sanitarios en
la calle y en los hospitales, pero no se sabe qué proyecto quieren sacar
adelante como no sea el de terminar con las privatizaciones que se apartan poco
de las que sostiene el P.P. La prueba de esto es que la nueva Presidenta del P.P.
de Madrid acaba de declarar que no va a privatizar la sanidad, y vaya esto solo
como ejemplo, como si fuera lo único para mejorar.
La novedad que se
está produciendo en la política española dimana del cambio, es decir, desde un
ideario que comparte mucha gente que antes estaba atada a un bipartidismo al
que ahora le está dando la
espalda.
El cambio está
acabando con las ideologías dado el extremo de pauperización alcanzado por
millones de familias, desocupados y desahucios; ni hablar de los miles y miles
de jóvenes profesionales que emigran. La cantidad de votos que han perdido
tanto el PSOE como el P.P. dan la pauta de que a la gente poco la inquieta que el
que gobierno sea de derecha o izquierda. La ciudadanía quiere que los gobiernos
atiendan sus necesidades.
Mucha gente
acompaña el ideario del cambio. Otros, que también lo acompañan, aspiran a una
participación activa en política creando situaciones equívocas tal como, sin
decirlo, tenía previsto Pablo Iglesias que sucedería cuando negó autorización a participar con el nombre de PODEMOS
a una gran cantidad de agrupaciones que aspiraban a llevarlo en las elecciones
de mayo. Tales agrupaciones, por lo general llevan candidatos sin experiencia
en política y tienen simpatizantes ansiosos por sacar el cambio adelante en una
etapa del proceso que necesita conocimientos, calma y prudencia.
El periodismo, por
su parte se ha mostrado crítico ante situaciones poco relevantes que dieron basa
a comentarios sumamente hostiles respecto de las “ideologías” de PODEMOS: rupturistas,
rojos, radicales, chavistas y qué no.
La presión que se
ejerce sobre los nuevos partidos alineados con el ideario de Podemos, y Podemos
mismo, van a tener montar una estrategia que evite un enfrentamiento con los
bipartidistas aunque también con aquellos compañeros de itinerario que no van a
renunciar fácilmente a sus aspiraciones. Cualquier cambio profundo conlleva violencia,
intereses creados y rupturas con el estado de cosas y hay que afrontarlos sin
apresuramiento.
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