La cruda realidad de la “creación” de empleo
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Con el desparpajo que les caracteriza, los portavoces tanto el Gobierno como el PP han sacado pecho por los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al segundo trimestre de 2015, que reflejan un claro aumento de la ocupación y un descenso nada desdeñable en el número de personas sin empleo con respecto al trimestre anterior.
Sin embargo, cuando apenas faltan seis meses para que concluya esta legislatura, la situación del mercado de trabajo en España sigue siendo peor, en general, que la que Mariano Rajoy se encontró en diciembre de 2011, cosa que debe de ser muy decepcionante para quienes creyeron su alegre promesa electoral de acabar con el paro en dos años.
Veamos algunos datos:
– Pese a las durísimas políticas de ajuste y a la reforma laboral de febrero de 2012, al término del segundo trimestre había 17.866.500 ocupados; es decir, 286.500 menos que los que reflejaba la última EPA de 2011, con la que José Luis Rodríguez Zapatero se despidió del Gobierno. La diferencia es todavía mayor en el colectivo de los asalariados, que en este periodo ha perdido 388.200 efectivos, hasta situarse en un total de 14.762.300.
– Pero no sólo la ocupación continúa por debajo de los niveles existentes al inicio de la actual legislatura: también la calidad del empleo ha ido netamente a peor durante los tres años y medio que Rajoy lleva en la Moncloa. Ahora hay apenas once millones de trabajadores por cuenta ajena con contrato indefinido, 335.600 menos que cuando el PP recuperó el poder tras ganar con mayoría absoluta las elecciones generales de noviembre de 2011.
– Si la estabilidad en el empleo se ha deteriorado, no digamos ya las posibilidades de vivir dignamente de él. Los asalariados con un trabajo a jornada completa han pasado de 12.993.400 a 12.249.500, lo que significa que 743.900 lo han perdido en el camino. En cambio, los contratos a tiempo parcial han aumentado en 355.700. Tener un trabajo indefinido y encima a jornada completa constituye cada vez más un lujo en nuestro país, del que hoy sólo disfrutan 9.628.900 asalariados; o sea, dos de cada tres.
– Nada tiene de particular que, en estas condiciones, crezca el número de ocupados que buscan un trabajo mejor. Sólo porque necesitan un empleo con más horas, que les permita llegar a finales de mes, en el segundo trimestre había 1.323.300 personas. Por no hablar de los que están subempleados: 2.236.300, de los que 704.400 han cursado estudios universitarios.
– Tampoco es de extrañar que disminuya el número de quienes buscan empleo, ya se queden o ya se marchen de España presas del desánimo. El volumen de activos ha retrocedido en 424.800, un fenómeno que explica el descenso del paro, que aún afecta a 5.149.000 personas, 138.000 menos que al inicio de la legislatura.
Todas estas cifras no las he inventado yo, ni proceden de ninguna institución contraria al Gobierno; sino de la estadística oficial, como dije al principio. Y creo, francamente, que no son como para echar las campanas al vuelo o para alardear de que ha llegado una recuperación que sigue sin notarse a ras de suelo.
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