Comentario de Carlos A. Trevisi
No puedo menos que reconocer que lo que dice Francisco encaja perfectamente en lo que yo pienso y siento. Un poco más abajo hicimos referencia a las ideologías y a los idearios. Si cambiamos LA FE ILUMINA por IDEARIOS se podría decir que hay grandes coincidencias. Decímos en LA POLÍTICA Y LOS CAMBIOS (http://guadarramaenmarcha.blogspot.com.es/2015/07/los-cambios-en-politica.html), "Como hemos dicho en alguna otra ocasión no es lo mismo una ideología que un ideario. La primera aborda la realidad desde los objetivos que la sustentan; la segunda mira la realidad y, a partir de ella, traza los objetivos a seguir. La ideología tiene su meta establecida: la que le manda su doctrina; los idearios aspiran al cambio porque entienden que la realidad es mutante y su meta, en consecuencia, es el cambio
Abordar los cambios en política es sumamente difícil porque las ideologías priman por encima de los idearios, a los que desestima porque los cambios atentan contra lo establecido".
Leamos ahora
Estimadas relaciones cibernéticas...
Este artículo me lo ha remitido el profesor Mario Peral y
me ha resultado
de primera mano para ayudar a las incongruencias filosóficas
que se
despertaron entre amigos porque el Papa hizo una afirmación de
que:
"Las ideologías encandilan, la fe ilumina"
El caso es que los
defensores del idealismo, la ideología imperante en la
sociedad capitalista,
desconocen a ciegas que la única ideología
imperante, y a la que se refiere
el Papa es a la ideología "capitalista"
porque lo demás son teorías y
principios que buscan desplazar la ideología
del capitalismo. Por lo cual,
pensar que el Papa se refiere a la ideología
socialista es risible porque el
socialismo es un movimiento sin consolidar
y por consiguiente aún no forma
parte del quehacer humano.
Quienes luchamos por un cambio de sistema desde la
idea del socialismo
desconocemos plenamente el fin último y ni siquiera
despertamos del
sentimiento UTÓPICO que mueve nuestro pensamiento.
De
manera que el Papa Francisco se refiere en su condena a la
ideología
idealista, al capitalismo, y a la vez condena al fanatismo y
pragmatismo
"izquierdizante" que solo busca enrevesar la dialéctica con que
se conduce
el proceso histórico revolucionario.
La ideología materialista,
basada en los principios científicos, explica
el fenómeno de la interacción
entre materia y energía y ubica a la materia
al nivel de categoría
filosófica, por lo cual la lucha acérrima es entre
idealismo y materialismo,
pero esas contradicciones se labran en la medida
que una se resuelve a costas
de la otra y de allí el movimiento hacia el
socialismo, el modo de producción
consecuencia del imperialismo, fase
superior del capitalismo... El Papa no
alude a esto por lo enmarañado y
espinoso del tema y por la ignorancia de las
mayoría de la población sobre
la conceptualización de las relaciones
sociales.
De manera pues que a mi amigo y colega Alfonso Castro
Escalante,
agradecido por su bella amistad, le remito esta nota que me
obsequió Mario
Peralta para que sigamos trabajando por la liberación del
hombre,
soportados en la fe y en la lucha contra la explotación del hombre
por el
capitalismo salvaje.
Un abrazo y a continuación el
artículo.
Gilberto Perdomo
La invisibilización de
Francisco, Por Rodolfo Luis Brardinelli *
Laudato Si’, la encíclica
social presentada por Francisco, fue recibida
por un sugestivo coro de
elogios. Sólo “desentonaron” algunos
representantes de la derecha
norteamericana como Jeb Bush, Rick Santorum y
otros, católicos y republicanos
ellos, quienes opinaron que “el Papa está
vendiendo una línea de socialismo
de estilo latinoamericano” y que debería
ocuparse más de “hacer mejores a las
personas y menos de cuestiones que
tienen que ver con aspectos
políticos”.
Tanta unanimidad en el elogio de un documento que critica con
dureza al
sistema capitalista y el consumismo resulta, cuanto menos,
llamativa. Más
esperable sería que una encíclica que afirma que la solución
de la crisis
es política porque “el mercado mismo no garantiza el desarrollo
humano
integral y la inclusión social” coseche no sólo la crítica de un
puñado de
ultras norteamericanos, sino también la de una larga fila de
políticos,
empresarios, economistas, periodistas y religiosos que medran con
el
sistema y hoy se hacen los distraídos o mascullan elogios de
compromiso.
Gerentes, representantes y defensores del sistema señalado por
la
encíclica como causante del desastre humanitario y ecológico a los
que
seguramente no les faltan ganas de mandar “al Papa a ocuparse de
otras
cosas” como hizo Jeb Bush pero, más astutos que él, callan y esperan
que
la inercia conservadora que arrastra la Iglesia termine por
invisibilizar
la Laudato Si’ como ya hizo con otro documento de Francisco con
fuertes
definiciones sociales, la Evangelii Gaudium.
Para comprobar la
vigencia de esta estrategia basta reparar en los elogios
parciales con que
recibieron la encíclica los empresarios y los opinadores
vernáculos que desde
siempre han defendido las virtudes de la
desregulación liberal. Basta ver los
sonoros silencios de los políticos y
los medios que en estos tiempos
electorales pregonan la necesidad de un
retorno –eso sí, disfrazado de
“cambio”– a las políticas de mercado, de
ajuste y de endeudamiento de los
’90. Aconsejados por la “prudencia
política” callan y esperan. Confían en que
Laudato Si’ será en poco
tiempo, por acción u omisión de la Iglesia, tan
invisible como lo es hoy
Evangelii Gaudium, un documento de Francisco que
también les hizo crujir
los dientes pero del que hoy, apenas un año y medio
después de su
publicación, ya pocos nos acordamos.
Evangelii Gaudium,
es necesario recordarlo, es el documento en el que
Francisco dice que el
desequilibrio entre ricos y pobres “proviene de
ideologías que defienden la
autonomía absoluta de los mercados y la
especulación financiera. De ahí que
nieguen el derecho de control de los
Estados, encargados de velar por el bien
común”. ¿Qué ha hecho la Iglesia,
que han hecho los obispos y sacerdotes para
que esta idea penetre en la
conciencia y se refleje en la acción y en las
elecciones de los
cristianos? Una primera impresión es que han hecho poco y
nada.
Demostración de esta afirmación es quizás el argumento con que el
director
de una importante editorial católica explica su decisión de no
publicar un
libro sobre la Evangelii Gaudium: “No se va a vender porque la
Evangelii
Gaudium no entró en los agentes de pastoral”, y, aunque el editor
no lo
diga, queda claro que esa falta de penetración es consecuencia de
una
decisión expresa, o el desinterés, de quienes definen la línea pastoral
de
la institución.
No obstante esta confesión, sería interesante
comprobar la hipótesis
mediante un trabajo de sociología religiosa que
precise cuántos cursos o
seminarios sobre la Evangelii Gaudium ha organizado
la Iglesia, cuántos
documentos o predicaciones le han dedicado los obispos,
en cuántas
instrucciones pastorales han ordenado o impulsado su difusión, en
cuántas
materias de las universidades y los colegios católicos se la
estudia,
cuántas parroquias han organizado alguna actividad inspirada en
ella,
cuántas organizaciones oficiales de laicos la tienen como referencia
para
su acción, de qué forma las comisiones eclesiales de justicia y paz
vienen
trabajando con ella, qué han hecho con ella los empresarios
católicos,
etcétera.
Es de desear que la Iglesia, sus obispos y sus
instituciones, obren de tal
manera que Laudato Si’ no siga el mismo oscuro
camino y, por el contrario,
se convierta en lo que debe ser, un nuevo
paradigma de evangelización.
Pero eso está por verse, mientras tanto la
invisibilización de Evangelii
Gaudium es demasiado reciente y demasiado
evidente como para no temer que
se repita la historia y se justifique así la
estrategia de los poderosos
que mienten adhesión o callan... y
esperan.
*Sociólogo UNQ. Miembro de Cristianos para el Tercer Milenio. En
Página12,
Argentina
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