domingo, 19 de abril de 2015

VALORES CADA VEZ MÁS RELATIVOS

por Salvador Paniker

“Se nos antojan cada vez más bizantinas las grandes disquisiciones sobre conceptos absolutos (nación, patria, religión, etcétera). Los valores son cada vez más relativos, móviles, provisionales”
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“Se puede ser a un tiempo, anarquista, petimetre y budista. Homosexual y cristiano. Ateo y místico. Socialista y nacionalista”
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“En algunos casos, sí procede hablar de causalidad, pero ésta no es lineal sino cibernética”
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“Sí, todo puede incidir sobre todo. O no incidir: Democracia y capitalismo, sin ir más lejos. En algunos países asiáticos existe hoy un pujante capitalismo pero con poca libertad de expresión, poca independencia del poder judicial, poco espacio para los derechos humanos” […] “Es que los caminos que conducen a cualquier parte son múltiples”
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“El caso es que le gente se siente hoy a la vez atraída y repelida por ese sincretismo escéptico que hace que todo se pueda cruzar, combinar, conectar.
[…] Abundan los cristianos que sienten la necesidad de asomarse al exterior de su caverna, salir fuera de las cuatro paredes dogmáticos donde fueron educados; cristianos avisados de sus mil genealogías subterráneas…”
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“Es frente a ese relativismo que se alzan las voces de la Iglesia actual. Inútilmente, porque los grandes relatos tradicionales se han disgregado. Porque el pluralismo es el trasfondo esencial de nuestro tiempo. Y pluralismo significa espacio laico”
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“También presiona la otra cara de la moneda, la indigencia mental, el pluralismo degradado en dispersión perezosa. La tendencia a pensar a través de bloques erráticos y frases hechas en el espacio yermo de las palabras demasiado usadas”
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“Hoy todo es distinto. Hoy políticos y predicadores se desgañitan casi en vano. Es que las palabras no valen gran cosa. Todo es inflación, devaluación. Y en consecuencia nadie se fía de nadie”
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"Finalmente resulta obvio que todos los fundamentalismos que hoy emergen son intentos simplistas de atajar ese trasfondo de hibridismo fluido que genera inseguridad. Lo que ocurre es que PARA SOBREVIVIR A LA PROVISIONALIDAD, A LA COMPLEJIDAD Y A LA INCERTIDUMBRE SE REQUIEREN UNAS RESERVAS DE “LIBERTAD INTERIOR” QUE NO TODO EL MUNDO POSEE. A menudo he señalado que conviene distinguir entre vida pública, vida privada y vida íntima. Algunos tienen vida pública; todo el mundo tiene vida privada, muy pocos tienen vida íntima”.
Si todo indica que, en efecto, todo es tal cual lo describe Paniker ( “la compensación sólo puede proceder de la vida íntima),
[…] uno configura su visión del mundo a la carta. Uno puede abandonarse al gozo de tomar de aquí y de allá, con cierta agilidad y despreocupación, a la medida de uno mismo. Que al fin y al cabo ésta ha sido una de las conquistas fundamentales de la modernidad: el derecho de cada cual a ser cada cual.
Un derecho que pocas veces ejercemos”


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