por Salvador Paniker
“Se nos antojan cada vez más bizantinas las grandes
disquisiciones sobre conceptos absolutos (nación, patria, religión, etcétera).
Los valores son cada vez más relativos, móviles, provisionales”
[...]
“Se puede ser a un tiempo, anarquista, petimetre y
budista. Homosexual y cristiano. Ateo y místico. Socialista y nacionalista”
[...]
“En algunos casos, sí procede hablar de causalidad,
pero ésta no es lineal sino cibernética”
[...]
“Sí, todo puede incidir sobre todo. O no incidir:
Democracia y capitalismo, sin ir más lejos. En algunos países asiáticos existe
hoy un pujante capitalismo pero con poca libertad de expresión, poca
independencia del poder judicial, poco espacio para los derechos humanos” […]
“Es que los caminos que conducen a cualquier parte son múltiples”
[...]
“El caso es que le gente se siente hoy a la vez
atraída y repelida por ese sincretismo escéptico que hace que todo se pueda
cruzar, combinar, conectar.
[…] Abundan los cristianos que sienten la necesidad de
asomarse al exterior de su caverna, salir fuera de las cuatro paredes
dogmáticos donde fueron educados; cristianos avisados de sus mil genealogías
subterráneas…”
[...]
“Es frente a ese relativismo que se alzan las voces de
la Iglesia actual. Inútilmente, porque los grandes relatos tradicionales se han
disgregado. Porque el pluralismo es el trasfondo esencial de nuestro tiempo. Y
pluralismo significa espacio laico”
[...]
“También presiona la otra cara de la moneda, la
indigencia mental, el pluralismo degradado en dispersión perezosa. La tendencia
a pensar a través de bloques erráticos y frases hechas en el espacio yermo de
las palabras demasiado usadas”
[...]
“Hoy todo es distinto. Hoy políticos y predicadores se
desgañitan casi en vano. Es que las palabras no valen gran cosa. Todo es
inflación, devaluación. Y en consecuencia nadie se fía de nadie”
[...]
"Finalmente resulta obvio que todos los
fundamentalismos que hoy emergen son intentos simplistas de atajar ese
trasfondo de hibridismo fluido que genera inseguridad. Lo que ocurre es que
PARA SOBREVIVIR A LA PROVISIONALIDAD, A LA COMPLEJIDAD Y A LA INCERTIDUMBRE SE
REQUIEREN UNAS RESERVAS DE “LIBERTAD INTERIOR” QUE NO TODO EL MUNDO POSEE. A
menudo he señalado que conviene distinguir entre vida pública, vida privada y
vida íntima. Algunos tienen vida pública; todo el mundo tiene vida privada, muy
pocos tienen vida íntima”.
Si todo indica que, en efecto, todo es tal cual lo
describe Paniker ( “la compensación sólo puede proceder de la vida íntima),
[…] uno configura su visión del mundo a la carta. Uno
puede abandonarse al gozo de tomar de aquí y de allá, con cierta agilidad y
despreocupación, a la medida de uno mismo. Que al fin y al cabo ésta ha sido
una de las conquistas fundamentales de la modernidad: el derecho de cada cual a
ser cada cual.
Un derecho que pocas veces ejercemos”
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