por Carlos A. Trevisi
Nota: Este artículo fue editado originariamente por error. La versión anterior a ésta devino de un borrador que se subió sin haber sido corregido.
El que se dice apolítico es una persona que no ha entendido que los políticos a los que detesta -y dice que son la causa de su pasividad- son apenas una mínima parte de todo lo que pasa.
El problema radica en que el que así piensa no se ha entererado que él mismo comparte la responsabilidad de todo aquello que lo disgusta. Su participación no es la de estar metido en su ayuntamiento tirando petardos sino pensando, más allá de una charla de café, qué pasa y por qué tienen lugar las atribulaciones que frenan los mínimos acuerdos en su barrio, en su urbanización; por qué la gente es tan reacia a participar en problemas comunes CUANDO ES IMPRESCINDIBLE que todos entiendan que una puesta en común de intereses no necesita de amistades, ni de simpatías, ni de que se salude o no con sus vecinos.
El que se dice apolítico tiene que empezar a pensar que el mundo de sus hijos, como no sea participativo, va a ser un sálvese quién pueda. Así como el apolítico no participa porque todo es una mierda, tendría que pensar que hay que barrer la que tenemos en casa, no por él mismo sino por la herencia de desasosiego que dejará en sus hijos.
Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
Nota: Este artículo fue editado originariamente por error. La versión anterior a ésta devino de un borrador que se subió sin haber sido corregido.
El que se dice apolítico es una persona que no ha entendido que los políticos a los que detesta -y dice que son la causa de su pasividad- son apenas una mínima parte de todo lo que pasa.
El problema radica en que el que así piensa no se ha entererado que él mismo comparte la responsabilidad de todo aquello que lo disgusta. Su participación no es la de estar metido en su ayuntamiento tirando petardos sino pensando, más allá de una charla de café, qué pasa y por qué tienen lugar las atribulaciones que frenan los mínimos acuerdos en su barrio, en su urbanización; por qué la gente es tan reacia a participar en problemas comunes CUANDO ES IMPRESCINDIBLE que todos entiendan que una puesta en común de intereses no necesita de amistades, ni de simpatías, ni de que se salude o no con sus vecinos.
El que se dice apolítico tiene que empezar a pensar que el mundo de sus hijos, como no sea participativo, va a ser un sálvese quién pueda. Así como el apolítico no participa porque todo es una mierda, tendría que pensar que hay que barrer la que tenemos en casa, no por él mismo sino por la herencia de desasosiego que dejará en sus hijos.
Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
Bertolt Brecht (1898-1956) Dramaturgo y poeta alemán.
Cuando la lucha de un hombre comienza dentro de sí, ese hombre vale algo.
Robert Browning (1812-1889) Poeta inglés.
La lucha siempre merece la pena si el fin vale la pena y los medios son honestos.
Steven Brust (1955-?) Escritor estadounidense.
El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad.
Edmund Burke (1729-1797) Político y escritor irlandés.
A veces en la vida hay que saber luchar no sólo sin miedo, sino también sin esperanza.
Alessandro Pertini (1896-1990) Político italiano.
El verdadero combate empieza cuando uno debe luchar contra una parte de sí mismo. Pero uno sólo se convierte en un hombre cuando supera estos combates.
André Malraux (1901-1976) Novelista y político
francés.
El hombre ha nacido para luchar, y es como se le define mejor diciendo que es un guerrero nato y que su vida desde el principio al fin no es sino una batalla.Thomas Carlyle (1795-1881) Historiador, pensador y ensayista inglés.
Un buen día, echando la vista atrás, se dará usted cuenta de que estos años de lucha han sido los más hermosos de su vida.
Sigmund Freud (1856-1939) Médico austriaco.
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