1. Colaboraré con los profesores considerándolos compañeros
en la educación de mis hijos.
2. No criticaré a los profesores (y menos aún delante de mis hijos) y, si surgen
problemas, hablaré con ellos directamente. No usaré los grupos de WhatsApp de
padres para cuestionar sus decisiones y fomentar el desencuentro.
3. Haré todo lo posible por prestigiar la figura del profesor, participando
en su reconocimiento social.
4. Estaré disponible para hablar con el profesor cuando lo considere necesario,
comprometiéndome a dialogar con una actitud positiva.
Escucharé con atención y buena disposición lo que los profesores me digan
sobre mis hijos.
5. Pondré a disposición de profesores y de la escuela en general
mis conocimientos, al objeto de participar activamente en una
verdadera comunidad de aprendizaje.
6. Haré todo lo que esté en mi mano para colaborar con los profesores
y la escuela para erradicar el acoso escolar. Yo también soy responsable de
exterminar esta lacra.
7. No haré los deberes ni los trabajos a mi hijo, sólo le ayudaré y animaré
a hacerlos, ya que con ello estaré entrenando a mi hijo en la responsabilidad
y en la no dependencia.
8. Contagiaré emociones positivas a mis hijos sobre su escuela, sus profesores y el aprendizaje. Veré la escuela como mía.
9. Trabajaré en equipo con los profesores en la mejora y progreso de la sociedad
a través de la educación [...]
10. Me plantearé a diario qué estoy haciendo yo para que
la escuela de mis hijos sea mejor.
11. Recordaré que educar a mis hijos con conciencia e ilusión es
garantizar una sociedad mejor. Seré plenamente consciente de la importancia
de mi papel educativo y jamás rehuiré esa responsabilidad.
1. Querré más a mis alumnos que a la asignatura.
Siempre diré o reconoceré a padres y madres algo bueno
de mis alumnos y me empeñaré en descubrir sus talentos.
2. Trataré de aprender, tanto de mis alumnos, como de sus familias.
Cada clase, cada nuevo curso, es un universo lleno de oportunidades y retos.
3. Fomentaré el diálogo y la implicación de los padres de mis
alumnos en el día a día del aula. Comunicar constructivamente
con ellos es una tarea importante.
4. Me preguntaré a menudo qué puedo hacer para tender puentes con
las familias y proponerles participar en la vida escolar.
5. Como todos somos diferentes, abordaré la diversidad de mi aula
como acicate para identificar lo más valiosos de cada uno.
Calificar a los alumnos como buenos o malos, fáciles o difíciles
limita su desarrollo.
6. Coordinaré con el equipo docente la carga de deberes que
mis alumnos llevan a casa para que puedan conciliar su vida
escolar con la vida familiar y personal.
7. Me comprometeré a erradicar el acoso escolar y orientaré mi
trabajo junto con los alumnos a buscar y pensar soluciones.
Haré saber a alumnos y padres que pueden recurrir a mí
ante cualquier situación de conflicto.
8. Confiaré en la capacidad de mis alumnos y se lo haré ver a sus padres,
así desarrollarán su autoconfianza.
Valoraré su esfuerzo más que sus logros.
9. Trabajaré en equipo junto con las madres y padres de mis alumnos en
la mejora y progreso de la sociedad a través de la educación. [...]
10. Las reuniones con madres y padres son una gran oportunidad de encuentro
e intercambio de experiencias. Mantendré comunicación continuada
y constructiva con las familias para colaborar juntos en la mejor
educación de mis alumnos.
11. Recordaré que mi función como educador tiene una trascendencia
en la construcción de un mundo mejor. Seré plenamente consciente
de la importancia de mis palabras y gestos y jamás rehuiré esa responsabilidad.
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