LA MUJER EN SU DÍA
Comentario de Carlos A. Trevisi
Con motivo de una campaña política de la que participé con la intención de interiorizarme acerca de la actitud de la gente respecto de lo que significaba votar, me topé con todo tipo de comentarios.Uno me llamó la atención especialmente: " No es lo mismo el voto del hombre que el de la mujer; el hombre vota pensando en el bolsillo -otro dijo "con la bragueta"- y un tercero dijo "la mujer vota pensando en sus hijos".
Ampliar sobre la mujer en:
http://www.fundacionemiliamariatrevisi.com/mujeer1.htm
Grandes mujeres que deberían estar en los libros de texto
Rosalind Franklin (1920-1958)
Las investigaciones de esta biofísica y cristalógrafa sobre el
ADN, permitieron los increíbles avances científicos que se produjeron en el
siglo XX. Sin embargo, su historia es muy triste y propia de una novela de
espionaje. Sus descubrimientos iban siendo robados por un colaborador llamado
Wikings que en 1962 consiguió, junto a Watson y Crick el Premio Nobel usando
los descubrimientos de Frankin como base.
A
ella se la conoce por la llamada Fotografía 51, que mostraba claramente la
estructura de doble hélice del ADN. Sin embargo, el que pasó a la historia fue
uno de los premiados como descubridor de “la hélice de Watson”. Franklin no
pudo ver el resultado de su trabajo, puesto que murió de un cáncer provocado,
probablemente, por su prolongada exposición a la radiación. Años más tarde
Watson reconoció que las investigaciones de esta científica nacida en Londres
habían sido fundamentales para su descubrimiento. Un libro escrito por Anne
Sayre reivindicó su figura. Más sobre ella
Inge
Lehmann (Dinamarca, 1888-1993)
Su mayor descubrimiento y por el que ha sido reconocida en su
época por la comunidad científica fue la “discontinuidad de Lehmann” que hizo
pública en su artículo científico titulado “P” (en referencia a una onda
sísmica) que es la que le permitió demostrar que existía un límite, una
discontinuidad en el centro de la tierra que separaba a un núcleo interno
sólido y a uno externo líquido.
Si
bien hoy todos sabemos que la tierra tiene diferentes capas y densidades y un
núcleo interno y externo (y que no es hueca, como se pensaba en su época),
pocos conocen su nombre. Graduada en matemáticas por la universidad de
Copenhague y Cambridge, el destino la llevó a trabajar con científicos que
analizaban las ondas sísmicas. Entusiasmada por esa ciencia estudió sismología
en Alemania, Francia, Países Bajos y Bélgica. Lehmann utilizó los terremotos
para confirmar su teoría. Observó que, de las dos ondas que se propagan en un
seísmo (la P y la S) tenían comportamientos distintos y que la P se perdía
durante unos grados en una zona de “sombra”. Esto la llevó a determinar que se
trataba de densidades distintas. La discontinuidad de estas dos zonas es la que
lleva su nombre. Fue muy valorada en su época y participó en prácticamente
todas las reuniones de la Unión Internacional de Geodesia y Geofísica.
Katherine Johnson (Estados Unidos, 1918)
Decir Katerine Johnson y numeros es casi un sinónimo. Aparentemente
desde su tierna infancia, Katherine lo contaba todo. Según ella misma
reconocía, contaba los pasos hasta la carretera, los que había hasta la iglesia
o el número de platos que lavaba. Su inteligencia era enorme y le permitió
terminar estudios muy pronto saltándose cursos graduándose de matemáticas y
francés a la edad de 18 años. Originaria de un pequeño pueblo de Virgina y
siendo negra, su destino parecía decidido. Las leyes de segregación racial no
le permitían mucho más que dedicarse a ser maestra. Durante años trabajó como
profesora de matemáticas, música y francés en Marion (Virginia).
En 1953 comenzó a trabajar en
la NACA (predecesora de la NASA), que reclutaba afroamericanas para realizar
tareas en su departamento de cálculo. Como experta en matemáticas y geometría,
realizaba todos los operaciones que necesitaban los ingenieros aeronáuticos.
Poco a poco comenzó a conocer el trabajo que hacían, hacer preguntas y pedir
permiso para escuchar las reuniones sus reuniones. No pasó mucho tiempo hasta
que empezó a opinar y a proponer alternativas.
Se fue ganando el respeto de sus compañeros y a participar
directamente en los proyectos. En 1961 hizo los cálculos del proyecto Mercury.
Fue la responsable de la trayectoria parabólica del primer vuelo tripulado al
espacio y verificó las cuentas del primer viaje de John Glen, cuando la Nasa ya
había incorporado algunos ordenadores. Fue ella, también, la que calculó la
trayectoria del Apolo 11 que llevaría al hombre a la luna y fue clave para
hacer retornar el Apolo 13 a tierra cuando se abortó su misión por un problema
técnico. Hollywood ha hecho una película sobre ella, por lo que esta increíble
mujer ha salido del anonimato.
Emmy Noether (Alemania, 1982-1935)
Si Emmy Noether se hubiera dedicado a enseñar francés e inglés,
como parecía abocada de jóven, la ciencia hubiera perdido a una de las mentes
más brillantes de la historia. Especializada en el área de física teórica y
álgebra abstracta era considerada por Hilbert y Einstein, entre otros, como la
mujer más importante de la historia de las matemáticas.
oether
lo tuvo muy difícil para ostentar un cargo académico. En Alemania las
reticencias hacia la mujer en la Educación eran mayores que en otros países de
su entorno. A pesar de su brillantez, las universidades no la acogían como
profesora por ser mujer. Así paso muchos años, dando clases en lugar de sus
compañeros varones y sin cobrar un sueldo.
Tras emigrar a Estados Unidos por el auge del nazismo, recaló en
la Bryn Mawr de Pensilvania, donde fue acogida para realizar un doctorado y
donde terminó trabajando. Sus trabajos cambiaron de forma radical el rumbo de
las matemáticas contemporáneas, y su análisis de los grupos de simetrías que
aparecen en las teorías especial y general de la relatividad permitió entender
y resolver el problema de la conservación de la energía en la teoría general de
la relatividad de Einstein.
Ada Lovelace (1815-1852)
Esta brillante matemática
inglesa, es reconocida como la primera persona que desarrolló un código de
computación. De hecho la NASA le puso su nombre a una programa. Fue una
adelantada a su tiempo, descubrió que, mediante una serie de símbolos y normas
matemáticas se podían calcular grandes series de números.
Lovelance, previó las capacidades que más adelante tendrían las máquinas. Entre sus notas sobre la máquina se encuentra lo que se reconoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, por lo que se la considera como la primera programadora de ordenadores.
Lovelance, previó las capacidades que más adelante tendrían las máquinas. Entre sus notas sobre la máquina se encuentra lo que se reconoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, por lo que se la considera como la primera programadora de ordenadores.
Mary Anning (Reino Unido, 1799-1847)
Paleontóloga. Identificó correctamente el primer esqueleto de
ictiosauro, reptil marino de la época del Jurásico, encontró los primeros dos
esqueletos de plesiosauros y el primero de pterosaurio fuera de Alemania.
Anning realizó importantes aportaciones a la paleontología y la geología.
En una época en la que muchos
aún pensaban que ninguna especie se había extinguido, Anning presentó pruebas
paleontológicas que fueron clave para asentar la teoría de la extinción de las
especies. Sin embargo, la Sociedad Geológica de Londres jamás quiso admitirla
entre sus miembros y durante toda su vida sufrió el desprecio del resto de
paleontólogos, que se apropiaron de sus descubrimientos y sus estudios sin
siquiera mencionarla en sus publicaciones. Mary Anning solo gozó de cierto
reconocimiento durante los últimos diez años de su vida y a partir de 1838
recibió un salario anual de la Asociación Británica para el Avance de la
Ciencia. La Sociedad Geológica de Londres, que no aceptó mujeres hasta el año
1904, reconoció públicamente que «a pesar de no estar situada entre las clases
más acomodadas de la sociedad, […] contribuyó en gran manera con su talento y
sus inagotables investigaciones a nuestros conocimientos sobre los grandes
saurios y otras formas fósiles de vida gigantesca».
Caroline Lucretia Herschel (Alemania, 1750-1848)
Astrónoma, matemática y cantante de ópera. Descubrió ocho cometas
y tres nebulosas, y elaboró varios catálogos de observaciones astronómicas.
Trabajó intensamente junto a su hermano William, descubridor del planeta Urano.
Ambos calculaban, diseñaban y construían sus propios telescopios.
En agosto
de 1786 Caroline Lucretia encontró su primer cometa, que fue descrito como 'el
primer cometa femenino'. Este hallazgo le valió el reconocimiento de la
comunidad científica y un sueldo de 50 libras anuales otorgado por el rey
Jorge. En los años siguientes descubrió otros siete cometas, además de
nebulosas, galaxias espirales e irregulares y cúmulos abiertos que actualmente
figuran en el Nuevo Catálogo General. En 1798 envió a la Royal Astronomical
Society su “Índice de observaciones de Estrellas fijas de Flamsteed”, con una
lista de 560 estrellas que el astrónomo había omitido.
En 1828 le fue concedida la medalla de oro de la Royal
Astronomical Society (la siguiente medalla concedida a otra mujer fue en 1996,
a Vera Rubin). Y en 1835, con 85 años de edad, fue nombrada miembro honorario
de esta Sociedad, ya que ser miembro de pleno derecho estaba vetado a las
mujeres. Tres años más tarde fue nombrada también miembro honorario de la
Academia Real de Irlanda y en 1846 el rey Federico-Guillermo IV de Prusia le
otorgó la Medalla de Oro de la Ciencia. El cráter lunar C. Herschel lleva este
nombre en su honor.
Barbara McClintok (Estados Unidos, 1902-1992)
Científica especializada en citogenética, estudió los cromosomas
del maíz y cómo cambian durante la reproducción. En el proceso, desarrolló una
técnica para visualizar los cromosomas del maíz y usó análisis microscópico
para demostrar ideas genéticas fundamentales, incluyendo la recombinación
genética durante la meiosis. Produjo el primer mapa genético del maíz,
relacionando regiones de cromosomas con rasgos físicos.
Hacia mitad del siglo pasado,
demostró cómo los genes son responsables de hacer que ciertas características
genéticas se activen o no. Le otorgaron el Nobel de Medicina en 1983 por el
descubrimiento de la transposición genética, siendo la única mujer en recibir
el premio en esta área sin compartirlo con nadie más
Chien-Shiung Wu (China, 1912-1997)
Aunque su aportación a la
ciencia ha sido prolífica, Wu es conocida por un experimento en particular:
demostrar, de forma inequívoca y definitiva, que la suposición de que se
conservaba la paridad en la fuerza nuclear débil no era válida. Sin embargo, por
aquel entonces ya había hecho muchas otras aportaciones substanciales a la
física nuclear siendo reconocida como uno de los mayores físicos experimentales
de su tiempo.
Contaba con una habilidad sin igual para valorar las exigencias
del experimento, así como las capacidades y limitaciones
de las herramientas de que disponía. Identificaba con facilidad las posibles
fuentes de error, tanto en su propio trabajo como en el de otros, y utilizaba
dicho conocimiento en la planificación de la próxima investigación experimental.
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