¿Cuáles son los retos del socialismo de este siglo?
'Espacio Público' y 'CTXT' abren un nuevo debate en su Ágora política en torno a las crisis actual que sufre esta ideología, cuyo concepto ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
PÚBLICO
MADRID.- El concepto político del socialismo no apareció hasta el desarrollo del capitalismo en las sociedades europeas, bastante avanzado ya el siglo XIX, tras las profundas transformaciones que experimentaron esos países. Bruno Estrada, economista adjunto al Secretario General de CCOO, recuerda, en la ponencia inicial publicada en Espacio Público y CTXT, esa visión del movimiento socialista que, antes de constituirse como un ideología, surgió "como un grito desesperado de quienes eran explotados con salarios de miseria en trabajos rutinarios, mecánicos y alienantes".
El también miembro de Economistas Frente a la Crisis plantea la elaboración ideológica de este ideario: los intelectuales burgueses como Carlos Marx y Friedrich Engels fueron capaces de ofrecer no solo una crítica global a las desigualdades, sino también la formulación de valores sobre los que debiera erigirse una sociedad, que superara los valores de supervivencia propios de Sociedades de la Necesidad.
El también miembro de Economistas Frente a la Crisis plantea la elaboración ideológica de este ideario: los intelectuales burgueses como Carlos Marx y Friedrich Engels fueron capaces de ofrecer no solo una crítica global a las desigualdades, sino también la formulación de valores sobre los que debiera erigirse una sociedad, que superara los valores de supervivencia propios de Sociedades de la Necesidad.
"El socialismo, desde sus orígenes, está profundamente imbricado con la democracia, ya que permite participar en la determinación de los fines por los que se coopera, a diferencia de la religión y el capital", asegura Estrada.
A principios del siglo XX, la mayor parte de los países europeos constituían una democracia censitaria que beneficiaba a aquellos que tenían un cierto patrimonio. Por ello, la lucha por el sufragio universal formó parte de las reivindicaciones y luchas obreras que desde sus inicios se amparaban bajo el "paraguas del socialismo". Dicha doctrina abogaba por la construcción de las sociedades más justas y libres a través de la búsqueda del estado del bienestar, la democratización de la sociedad y la aceptación del concepto de clase trabajadora.
En Rusia, cuya Revolución acaba de cumplir 99 años, se produjo una alteración sustancial de los principales valores que conformaban esta ideología: a la igualdad se la consideró preeminente sobre la libertad, como un fin en sí mismo, no como un medio para conseguir “mas libertad para más personas”, en términos de Stuart Mill.
A principios del siglo XX, la mayor parte de los países europeos constituían una democracia censitaria que beneficiaba a aquellos que tenían un cierto patrimonio. Por ello, la lucha por el sufragio universal formó parte de las reivindicaciones y luchas obreras que desde sus inicios se amparaban bajo el "paraguas del socialismo". Dicha doctrina abogaba por la construcción de las sociedades más justas y libres a través de la búsqueda del estado del bienestar, la democratización de la sociedad y la aceptación del concepto de clase trabajadora.
En Rusia, cuya Revolución acaba de cumplir 99 años, se produjo una alteración sustancial de los principales valores que conformaban esta ideología: a la igualdad se la consideró preeminente sobre la libertad, como un fin en sí mismo, no como un medio para conseguir “mas libertad para más personas”, en términos de Stuart Mill.
Una vuelta de tuerca
"Quienes entendieron el socialismo como la estatalización de la mayor parte del aparato productivo intentaron competir con el capitalismo en su capacidad de proveer bienes materiales, pero esa carrera la ganó el capitalismo y finalmente significó el fin de la Unión Soviética. Después vino un proceso de restricción de las libertades y de la participación política que estaba en contra de las bases mismas que habían dado lugar al concepto político del socialismo. Los regímenes del autodenominado socialismo real terminaron ofreciendo pocas patatas, a la vez que secuestraban la democracia y la libertad. Mal negocio", sostiene el economista adjunto al Secretario General de CCOO.
Años después, Joseph Schumpeter -"poco sospechoso de ser socialista", añade Estrada-, percibió que las democracias liberales de principios del siglo XX, por presión de los partidos y los sindicatos, estaban mutando hacia estructuras sociales más inclusivas, desarrollando la democracia industrial y sólidas instituciones públicas con capacidad regulatoria sobre la actividad económica.
De forma paralela se ha producido una fuerte penetración de la ideología neoliberal entre las élites económicas y políticas, incluidas las vinculadas a los partidos socialdemócratas. Y a finales de los años noventa y principios del S. XXI, "la vieja socialdemocracia se situó por detrás del cambio social, en muchas ocasiones incluso frenándolo".
Estrada señala además que la desigualdad es funcional para las élites del capitalismo, tal como expresaba Mandeville, ya que permite que los valores de supervivencia, predominantemente egoístas y de escasa sociabilidad, tengan un importante peso en las sociedades ricas.
El economista muestra así en su ponencia la transformación que el concepto político de socialismo ha sufrido en función de las transformaciones sociales que se han venido produciendo. Y se cuestiona: ¿cuáles son los retos de esta ideología en este siglo? ¿Quiénes representan la vieja socialdemocracia?¿Prevalece la democracia como principio superior del socialismo?
Con esta reflexión, Espacio Público y CTXT invitan a la participación en un debate que, con toda seguridad, será rico en aportaciones y argumentos y que se podrá seguir a través de la web de Espacio Público, difundido por Público.
[SE PUEDE SEGUIR EL DEBATE EN LA WEB DE ESPACIO PÚBLICO]
Años después, Joseph Schumpeter -"poco sospechoso de ser socialista", añade Estrada-, percibió que las democracias liberales de principios del siglo XX, por presión de los partidos y los sindicatos, estaban mutando hacia estructuras sociales más inclusivas, desarrollando la democracia industrial y sólidas instituciones públicas con capacidad regulatoria sobre la actividad económica.
De forma paralela se ha producido una fuerte penetración de la ideología neoliberal entre las élites económicas y políticas, incluidas las vinculadas a los partidos socialdemócratas. Y a finales de los años noventa y principios del S. XXI, "la vieja socialdemocracia se situó por detrás del cambio social, en muchas ocasiones incluso frenándolo".
Estrada señala además que la desigualdad es funcional para las élites del capitalismo, tal como expresaba Mandeville, ya que permite que los valores de supervivencia, predominantemente egoístas y de escasa sociabilidad, tengan un importante peso en las sociedades ricas.
El economista muestra así en su ponencia la transformación que el concepto político de socialismo ha sufrido en función de las transformaciones sociales que se han venido produciendo. Y se cuestiona: ¿cuáles son los retos de esta ideología en este siglo? ¿Quiénes representan la vieja socialdemocracia?¿Prevalece la democracia como principio superior del socialismo?
Con esta reflexión, Espacio Público y CTXT invitan a la participación en un debate que, con toda seguridad, será rico en aportaciones y argumentos y que se podrá seguir a través de la web de Espacio Público, difundido por Público.
[SE PUEDE SEGUIR EL DEBATE EN LA WEB DE ESPACIO PÚBLICO]
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