Sobre
el fracaso de ‘La reina de España’: ni un segundo
PACO SÁNCHEZ MÚGICA
Penélope Cruz
LUIS GRAÑENA
29 DE NOVIEMBRE DE 2016
Lo del pinchazo
de La
reina de España, estrenada en más de 300 cines y con un primer
fin de semana de taquilla deplorable, no tiene nada que ver con un supuesto
boicot a Fernando Trueba por sus inflamables declaraciones sobre su
antiespañolismo —comprensivo hasta cierto punto dentro de un contexto de
deriva del país en casi todos los órdenes, más aún en lo político—.
En septiembre del año pasado, coincidiendo con la recogida del Premio
Nacional de Cinematografía, el cineasta aseguró no haberse sentidode
su vida. Y se quedó tan ancho. Pero no. No se engañen. Lo del batacazo no
responde exactamente a eso. O sí, pero no del todo. Como tampoco responde
a una encendida campaña contra la película en twitter. Tiene más que ver
con el bodrio casposo y desfasado que representa, y con el hecho de que
difícilmente alguien en su sano juicio pague el precio desorbitado de una
entrada de cine (21% de IVA incluido. Gracias Mariano) por pasar el rato
con semejante artefacto.
Un espantajo puramente comercial que no
resiste el tráiler. Solo con el bombardeo de Atresmedia de la semana
pasada es como si la hubiésemos visto y regurgitado hasta la saciedad. La
¡secuela! de La
niña de tus ojos es más de lo mismo. Con esa tropilla de
actores y actrices que representan, en muchos casos, un cine español
infame y retrógrado. Ese de las españoladas machistas en las antípodas, en
muchos casos, de la cinematografía patria de la censura y el tardofranquismo.
Y ese que conecta con un excelente momento creativo actual en el que
películas como éstas solo invitan a aborrecer el cine español casi tanto
como Trueba a su país. Una lástima, todavía mayor, si se añade que hay
un montón de gente creativa y con talento que está a años luz de
conseguir una oportunidad y la debida promoción.
Pero es que si hacer una secuela de
aquel retrato cañí (premiado con 7 premios Goya, eso sí) ya era tener dos
pares y presentarte como un director seco, que la película lleve en su
título el nombre de la nación de la que públicamente abominas es como
vender bolsas de hielo en el Polo Norte. Una cagada. Hasta dos de los
guionistas de la primera entrega
le han demandado por continuar la
‘saga’ sin autorización. Todo han sido problemas hasta llegar a la
estocada irreparable de la taquilla. Pero ¿creen que si en lugar de La
reina de España se hubiese llamado La
niña de tus ojos 2 ésta habría sido distinta? ¿Habría
evitado ser el batacazo del año? Probablemente no.
Trueba es un director serio, con
bagaje, recursos, inquietudes y una
filmografía a ratos estimulante y
heterogénea, que incluye rarezas como El
sueño del mono loco; Calle 54, un interesante documental sobre
el jazz latino; o Chico
y Rita, un filme de animación muy hermoso firmado a pachas con
Javier Mariscal. También parecen Belle
epoque y Two
much, dos de sus títulos más celebrados aunque también
sobrevalorados. En su carrera ha habido pruebas de consistencia. En
cambio, ahora se marca un trompazo previsible, que muchos achacarán a los
radicales de las redes, especialmente los haters de
Twitter, con los que taparán sus vergüenzas
culpando al mensajero. Como cuando
Hernando ha censurado la crueldad de los comentaristas de esta red con
Barberá, a la que prácticamente, según sus palabras, empujaron hacia la
muerte. En el caso de Trueba, no sé si solo quiere a España por las
subvenciones, como dicen algunos de esos papagallos de Twitter, pero, desde
luego, si alguien va al cine a ver La
reina de España, que no piense ni un segundo de su vida que
eso representa al cine español. Al de verdad.
AUTOR
·
Paco Sánchez Múgica
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