Martha C. Nussbaum en "Sin fines de lucro" , Ángeles J. Perona, Antonio Moreno , Carlos
“Se
están produciendo cambios drásticos en aquello que las sociedades democráticas
enseñan a sus jóvenes. Sedientos de dinero, los estados
nacionales y sus sistemas de educación están descartando sin advertirlo ciertas
aptitudes que son necesarias para mantener viva la democracia”, escribe la
filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum en Sin fines
de lucro. Por qué la
democracia necesita de las humanidades, Ed. Katz.
Nussbaum,
prestigiosa profesora en Harvard y
una de las cien intelectuales más relevantes de 2010 según la revista Foreign Policy, ha
escrito un libro en el que alerta
del peligro de que aparezcan “generaciones enteras de máquinas
utilitarias, en lugar de ciudadanos cabales capaces de pensar por sí mismos”.
CIUDADANO ROBOT: No pienso, no protesto
En el año 2001, la compañía de
energía Enron entró en bancarrota después
de que sus dueños protagonizaran uno de los fraudes empresariales más
espectaculares de la historia. Muchos trabajadores sabían lo que estaba
pasan-do, pero ninguno alzó la voz. “La autoridad y la presión de los pares
hacían que la gente no protestara, incluso cuando las cosas se pusieron
realmente feas. Necesitamos producir gente que se sienta impulsada a ser
crítica, tanto para lograr un futuro saludable en la cultura de empresa como,
por supuesto, para la política”, responde a Público Nussbaum.
El ciudadano adquiere las herramientas para
desempeñar un trabajo, aprende conocimientos de aplicación inmediata y
claramente dirigidos a promover el desarrollo económico, pero se deja a un lado
la formación de su capacidad intelectual, de pensamiento crítico y de
reflexión. “Se están cambiando las premisas de la educación: de un sistema donde se primaba la
formación intelectual se está pasando a una enseñanza utilitaria.
Estamos viviendo un proceso de conversión de las universidades en un modelo muy
impreciso de escuelas laborales”, razona el decano de Filología de la
UNED, Antonio
Moreno.
CIUDADANO ÚTIL: Produzco, luego existo
Existe un abandono de aquellos
conocimientos que no tengan una aplicación mercantil directa. Ahora prima la
empleabilidad. No se forma a la persona de forma integral, sino que se persigue
una educación que la convierta en sujeto de rendimiento inmediato en el ámbito
econó-mico. El ser
humano como una pieza más del engra-naje de un sistema productivo que requiere
de ciudadanos fácilmente intercambiables que no se planteen otros posibles
escenarios.
Para Ángeles J. Perona,
profesora de Filosofía de la Complutense de Madrid, “esto conduce al adocena-miento
del individuo, cierra su vida, su horizonte, e incluso limita mucho los
criterios sobre su propia valía. Si haces algo que no tiene rendimiento
mercantil, eres una persona excéntrica o un vago. Y hoy en día el criterio para
juzgar es sólo ese”.
CIUDADANO NEOLIBERAL: El mundo, un mercado
“Se está cambiando el modelo
educativo de forma opaca”, dice Antonio Moreno.
El arrinconamiento de las humanidades está
directamente relacionado con una concepción
neoliberal de la educación: se forma a los individuos en
función de las necesidades económicas de un país. “Las universidades pierden una de sus
funciones fundamentales, fomen-tar la conciencia crítica
respecto al status quo. Se propicia la integración económica, pero vamos a crear ciuda-danos que no
cuestionan el modelo económico y social porque no tienen herramientas para
hacerlo”, afirma la escritora Marta Sanz.
La universidad y la Educación Secundaria
Obligatoria cada vez ofrecen programas más acordes con las necesidades de las
empresas. Carlos Fernández Liria, profesor de Filosofía de
la Complutense, lo ilustra con un ejemplo: “En una ocasión, un economista
vino a dar una charla a la facultad para decir que las empresas necesitaban las
humanidades, que los ejecutivos tuvieran cultura general, porque no podían ir a
hacer una entrevista a Japón y no saber que hay que
descalzarse para entrar en una casa. Eso van a ser las humanidades“.
CIUDADANO INFANTIL: Me quejo, no actúo
Estas tendencias aparecen, precisamente, en
lo que se ha llamado la sociedad del conocimiento, un
mundo interconectado donde los individuos tienen acceso a un volumen de información
inimaginable. Sin embargo, cono-cer no es sólo saber cifras y datos, sino
analizar los conte-nidos que la persona recibe y devolver algo nuevo y distin-to
a la sociedad.
“Se está instalando el fenómeno del infantilismo, donde el individuo se cree que tiene acceso a todo, sin trabas, lo que es algo falaz. Cuando no lo consigue aparece el victimismo: la sensación de que se nos debe todo y nos quejamos de forma permanente. En lugar de asumir el papel de sujeto que actúa, somos pasivos, víctimas de un conjunto de factores que sencillamente nos impiden ser niños otra vez”, explica Antonio Moreno.
“Se está instalando el fenómeno del infantilismo, donde el individuo se cree que tiene acceso a todo, sin trabas, lo que es algo falaz. Cuando no lo consigue aparece el victimismo: la sensación de que se nos debe todo y nos quejamos de forma permanente. En lugar de asumir el papel de sujeto que actúa, somos pasivos, víctimas de un conjunto de factores que sencillamente nos impiden ser niños otra vez”, explica Antonio Moreno.
CIUDADANO INMEDIATO: Logros a golpe de ‘click’
Las nuevas consignas educativas también
quieren controlar el tiempo. “Ahora nos piden cronogramas de los progra-mas: el
tema 1 en dos semanas, el tema 2 en una sema-na… Eso impide que yo pueda cambiar
el ritmo de mis clases en función de las preguntas de mis alumnos. El tiempo se mecaniza,
se instala una sensación de seguimiento de las personas con la excusa de que te
preocupas, cuando en realidad lo que haces es ahogarles”, indica Ángeles J.
Perona.
Se impone la idea de inmediatez, aumentada
por las infinitas posibilidades que ofrece una tecnología cuyo poder no parece
tener límites. Para Antonio Moreno, “el
deslum-bramiento de la tecnología, que aparentemente nos
suministra un acceso a toda la información, crea una ficción de interpretación
de la realidad y no contempla los intangibles del
conocimiento. No son datos, son opera-ciones que tiene que realizar el sujeto. Y
al sujeto hay que ilustrarlo, porque si lo toma de la red son opiniones
presta-das, no un análisis propio”.
CIUDADANO AISLADO: El otro no existe
Martha Nussbaum cree que una
educación errónea es una de las causas que conducen a sistemas como el totalitarismo.
Considera vital que se instruya a las perso-nas desde muy pequeñas en la
comprensión y experiencia de los otros. “La incapacidad para entender a los otros como seres
humanos plenos fue una parte prominente del nazismo. El
psicólogo Robert Jay Lifton hablaba del fenómeno de la disociación: los
alemanes de la época eran capaces de tratar con gran humanidad a su familia y a
continuación tratar a los judíos como meros objetos”, explica Nussbaum.
“Esto conduce al adocenamiento del
individuo”,
según Ángeles J. Perona
Los problemas de la actualidad,
descontextualizados, aislan al ciudadano, que sin los conocimientos de fondo
que aportan las humanidades se vuelve más vulnerable. “Se cercena su
curiosidad y se le priva de muchos placeres, como es el disfrute de la
cultura. Esta
educación tan enfocada a satisfacer las necesidades del mercado incluso atenta
contra la posibilidad de ser felices y de ser buenos. Moralmente buenos. Ser
mejores personas: más solidarios, más consecuen-tes, más generosos…”,
sostiene Marta Sanz.
CIUDADANO INDEFENSO: Soy lo que quieren que sea
Las posibilidades
para el individuo se reducen a una sola variable: el valor de su producción en
el mercado.
“Se nos impone una noción de producción muy mercantil, muy capita-lista.
¿Porque qué se entiende por producción? Un libro de poesía es una producción,
algo nuevo y valioso, pero claro, su rentabilidad económica no es tan
valiosa”, explica Ángeles J. Perona.
el mercado lo decida.
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