miércoles, 4 de abril de 2018

¿QUÉ SE APRENDE EN EL BACHILLERATO Y EN LA UNIVERSIDAD?

Martha C. Nussbaum en "Sin fines de lucro" , Ángeles J. Perona, Antonio Moreno , Carlos

Se están produciendo cambios drásticos en aquello que las sociedades democráticas enseñan a sus jóvenes. Sedientos de dinero, los estados nacionales y sus sistemas de educación están descartando sin advertirlo ciertas aptitudes que son necesarias para mantener viva la democracia”, escribe la filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum en Sin fines de lucroPor qué la democracia necesita de las humanidades, Ed. Katz.
Nussbaum, prestigiosa profesora en Harvard y una de las cien intelectuales más relevantes de 2010 según la revista Foreign Policy, ha escrito un libro en el que alerta del peligro de que aparezcan “generaciones enteras de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos cabales capaces de pensar por sí mismos”.

 

CIUDADANO ROBOT: No pienso, no protesto

 

En el año 2001, la compañía de energía Enron entró en bancarrota después de que sus dueños protagonizaran uno de los fraudes empresariales más espectaculares de la historia. Muchos trabajadores sabían lo que estaba pasan-do, pero ninguno alzó la voz. “La autoridad y la presión de los pares hacían que la gente no protestara, incluso cuando las cosas se pusieron realmente feas. Necesitamos producir gente que se sienta impulsada a ser crítica, tanto para lograr un futuro saludable en la cultura de empresa como, por supuesto, para la política”, responde a Público Nussbaum.
El ciudadano adquiere las herramientas para desempeñar un trabajo, aprende conocimientos de aplicación inmediata y claramente dirigidos a promover el desarrollo económico, pero se deja a un lado la formación de su capacidad intelectual, de pensamiento crítico y de reflexión. “Se están cambiando las premisas de la educación: de un sistema donde se primaba la formación intelectual se está pasando a una enseñanza utilitaria. Estamos viviendo un proceso de conversión de las universidades en un modelo muy impreciso de escuelas laborales”, razona el decano de Filología de la UNEDAntonio Moreno.

 

CIUDADANO ÚTIL: Produzco, luego existo

Existe un abandono de aquellos conocimientos que no tengan una aplicación mercantil directa. Ahora prima la empleabilidad. No se forma a la persona de forma integral, sino que se persigue una educación que la convierta en sujeto de rendimiento inmediato en el ámbito econó-mico. El ser humano como una pieza más del engra-naje de un sistema productivo que requiere de ciudadanos fácilmente intercambiables que no se planteen otros posibles escenarios.

Para Ángeles J. Perona, profesora de Filosofía de la Complutense de Madrid, “esto conduce al adocena-miento del individuo, cierra su vida, su horizonte, e incluso limita mucho los criterios sobre su propia valía. Si haces algo que no tiene rendimiento mercantil, eres una persona excéntrica o un vago. Y hoy en día el criterio para juzgar es sólo ese”.

 

CIUDADANO NEOLIBERAL: El mundo, un mercado

“Se está cambiando el modelo educativo de forma opaca”, dice Antonio Moreno.
El arrinconamiento de las humanidades está directamente relacionado con una concepción neoliberal de la educación: se forma a los individuos en función de las necesidades económicas de un país. “Las universidades pierden una de sus funciones fundamentales, fomen-tar la conciencia crítica respecto al status quo. Se propicia la integración económica, pero vamos a crear ciuda-danos que no cuestionan el modelo económico y social porque no tienen herramientas para hacerlo”, afirma la escritora Marta Sanz.
La universidad y la Educación Secundaria Obligatoria cada vez ofrecen programas más acordes con las necesidades de las empresas. Carlos Fernández Liria, profesor de Filosofía de la Complutense, lo ilustra con un ejemplo: “En una ocasión, un economista vino a dar una charla a la facultad para decir que las empresas necesitaban las humanidades, que los ejecutivos tuvieran cultura general, porque no podían ir a hacer una entrevista a Japón y no saber que hay que descalzarse para entrar en una casa. Eso van a ser las humanidades.

CIUDADANO INFANTIL: Me quejo, no actúo

Estas tendencias aparecen, precisamente, en lo que se ha llamado la sociedad del conocimiento, un mundo interconectado donde los individuos tienen acceso a un volumen de información inimaginable. Sin embargo, cono-cer no es sólo saber cifras y datos, sino analizar los conte-nidos que la persona recibe y devolver algo nuevo y distin-to a la sociedad.
“Se está instalando el fenómeno del infantilismo, donde el individuo se cree que tiene acceso a todo, sin trabas, lo que es algo falaz. Cuando no lo consigue aparece el victimismola sensación de que se nos debe todo y nos quejamos de forma permanenteEn lugar de asumir el papel de sujeto que actúa, somos pasivos, víctimas de un conjunto de factores que sencillamente nos impiden ser niños otra vez”, explica Antonio Moreno.

CIUDADANO INMEDIATO: Logros a golpe de ‘click’

Las nuevas consignas educativas también quieren controlar el tiempo. “Ahora nos piden cronogramas de los progra-mas: el tema 1 en dos semanas, el tema 2 en una sema-na… Eso impide que yo pueda cambiar el ritmo de mis clases en función de las preguntas de mis alumnos. El tiempo se mecaniza, se instala una sensación de seguimiento de las personas con la excusa de que te preocupas, cuando en realidad lo que haces es ahogarles”, indica Ángeles J. Perona.
Se impone la idea de inmediatez, aumentada por las infinitas posibilidades que ofrece una tecnología cuyo poder no parece tener límites. Para Antonio Moreno, “el deslum-bramiento de la tecnología, que aparentemente nos suministra un acceso a toda la información, crea una ficción de interpretación de la realidad y no contempla los intangibles del conocimiento. No son datos, son opera-ciones que tiene que realizar el sujeto. Y al sujeto hay que ilustrarlo, porque si lo toma de la red son opiniones presta-das, no un análisis propio”. 
       

CIUDADANO AISLADO: El otro no existe

Martha Nussbaum cree que una educación errónea es una de las causas que conducen a sistemas como el totalitarismo. Considera vital que se instruya a las perso-nas desde muy pequeñas en la comprensión y experiencia de los otros. “La incapacidad para entender a los otros como seres humanos plenos fue una parte prominente del nazismo. El psicólogo Robert Jay Lifton hablaba del fenómeno de la disociación: los alemanes de la época eran capaces de tratar con gran humanidad a su familia y a continuación tratar a los judíos como meros objetos”, explica Nussbaum.
“Esto conduce al adocenamiento del individuo”, según Ángeles J. Perona
Los problemas de la actualidad, descontextualizados, aislan al ciudadano, que sin los conocimientos de fondo que aportan las humanidades se vuelve más vulnerable. “Se cercena su curiosidad y se le priva de muchos placeres, como es el disfrute de la cultura. Esta educación tan enfocada a satisfacer las necesidades del mercado incluso atenta contra la posibilidad de ser felices y de ser buenos. Moralmente buenos. Ser mejores personas: más solidarios, más consecuen-tes, más generosos…”, sostiene Marta Sanz.

CIUDADANO INDEFENSO: Soy lo que quieren que sea

Las posibilidades para el individuo se reducen a una sola variable: el valor de su producción en el mercado. “Se nos impone una noción de producción muy mercantil, muy capita-lista. ¿Porque qué se entiende por producción? Un libro de poesía es una producción, algo nuevo y valioso, pero claro, su rentabilidad económica no es tan valiosa”, explica Ángeles J. Perona.


Las personas, por lo tanto, tendrán valor cuando 
el mercado lo decida.

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