¿México es Latinoamérica?
El término más habitual para denominar a la América no ‘anglo’
provoca rechazo en uno de los países con más peso
LOLA GALÁN 13 DIC 2015 (BABELIA, EL PAÍS)
Este periódico cuenta, como saben, con una edición para América,
dirigida a los países hispanohablantes de ese continente. Recibo con frecuencia
correos de lectores americanos que aportan ideas y, a más a menudo, formulan
quejas sobre los contenidos del diario. Me sorprendió, sin embargo, el breve
mensaje que me envió un lector de México, Jorge Pedro Uribe, en el que me decía
de forma tan educada como perentoria: “Es importante que se deje de llamar
‘latino’ al mexicano… los mexicanos no somos latinos, y ni siquiera
latinoamericanos (que sería más correcto), sino mexicanos”.
El Libro de Estilo de
EL PAÍS, en total sintonía con el diccionario de la RAE, define así
Latinoamérica o América Latina: “El conjunto de países del Nuevo Mundo que
fueron colonizados por naciones latinas: España, Portugal y Francia”. Está
claro que México está incluido.
El mismo manual da preferencia a este término frente a los de
Hispanoamérica e Iberoamérica —en principio más realistas—, que se deben usar
únicamente en referencia a una realidad lingüística y cultural de origen
español, en el primer caso, o hispano-portugués, en el segundo. Obviamente, se
respetan también ambos términos cuando forman parte del nombre de una
institución o figuran en una cita textual.
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He preguntado por el trasfondo de la cuestión que suscita el
lector a Carlos Marichal, profesor y ensayista, miembro del Colegio de México,
hijo de españoles, nacido en Estados Unidos y nacionalizado mexicano.
Los mexicanos comparten una lengua y una cultura con argentinos,
chilenos o colombianos, y de alguna forma común tendremos que poder llamarles
Respecto a que sus compatriotas no sean latinos, Marichal
explica en un correo electrónico: “Es un prejuicio de la persona que escribe
pero muy difundido. En México mucha gente suele decir México y América Latina
como si el país no fuera parte de Latinoamérica”.
Marichal cree que esto es debido a la fuerte identidad nacional
de México. “Lo de ser latinoamericano es bastante más débil que en países de
menor trayectoria histórica”.
Y añade: “En México el problema es agudo porque el discurso
nacionalista ha sido dominante, porque el legado prehispánico es tan fuerte
(más de 4.000 años de historia) antes de la conquista... y porque en la cultura
local la identidad o identidades son tan fuertes y coloridas...”.
Lo cierto es que los términos América Latina, o Latinoamérica,
fueron acuñados en el siglo XIX por intelectuales de las nacientes repúblicas
independientes de América, residentes en París. En un ensayo dedicado a este
tema, Marichal atribuye al escritor colombiano José María Torres Caicedo la
paternidad de la expresión. Y afirma: “Fue significativa la difusión del
término y concepto de América Latina en esta época a partir de los esfuerzos
políticos de los diplomáticos y los escritores expatriados en la capital
francesa que se esforzaron por promover una imagen de unidad latinoamericana
frente a agresores extranjeros”.
En las últimas décadas, coincidiendo con la emigración masiva de
hispanoamericanos a Estados Unidos, Marichal recuerda que se han ido afianzando
denominaciones más cortas para referirse a ese colectivo, como hispanics (hispanos) y latins (latinos).
Son los propios mexicanos radicados en Estados Unidos los que
utilizan con total normalidad ambos términos. Como lo hacía Jorge Ramos,
periodista de la cadena mexicana Univisión que protagonizó un famoso
enfrentamiento verbal con el magnate Donald Trump, en una entrevista publicada
por El País Semanal el mes
pasado.
Los mexicanos son, obviamente, americanos, y más concretamente
norteamericanos. Deberíamos utilizar estos términos con más frecuencia, pero no
lo hacemos porque la superpotencia estadounidense los ha monopolizado. Esta
misma semana nos referíamos en este periódico a “tropas americanas”, como si
fuera sinónimo de “tropas estadounidenses”, tal y como me señala un lector,
Dionisio Rodríguez Castro, lamentando que perpetuemos ese error.
Ahora bien, es indudable que los mexicanos comparten con
argentinos, chilenos, peruanos o colombianos una lengua y un legado cultural
hispánico y de alguna manera común tendremos que poder llamarles.
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