domingo, 25 de junio de 2017

DEBATE SOBRE LA UNIVERSIDAD Y EL PROFESORADO

SE DESCONOCE PROCEDENCIA
Diez años de inestabilidad: el régimen jurídico del personal docente e investigador en España. Este es el título del Curso de verano que la Universidad de Burgos organiza para los días 13 y 14 de Julio según un atractivo Programa. Muy oportuno dado que el modelo docente universitario revienta por las costuras, cuyo último crujido es el actual calvario para la acreditación que ya comenté.
Los diez años responden a que en este año 2017 se cumple una década de la aprobación de la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modificó la LOU (Ley Orgánica de Universidades).
Creo que será un estupendo foro, aunque a bote pronto se me ocurre una ráfaga de reflexiones para poner sobre la mesa.
  1. Creo que más que de diez años de inestabilidad podría hablarse de treinta años pues hacia 1987 se ultimó el proceso de consolidación de penenes y reconversión de la Universidad española al modelo departamental, implantado por la Ley de Reforma Universitaria de 1983 y comenzó la desazón de la carrera académica, la competencia y el tejer y destejer del modelo de profesorado.
  2. Hace unos días tuve ocasión de comprobar de la boca de veteranos catedráticos su desencanto por el modelo actual en que se han masificado los miembros de cuerpos docentes y en que existen barreras de papel entre profesores con plaza y profesores acreditados o entre docentes funcionarios y laborales.
  3. Pero un mes antes asistí con unos jóvenes investigadores a un seminario en que se quejaban de que la carrera docente estaba copada y colapsada y que ellos tendrían suerte si accedían a la Cátedra… al pie de la jubilación.
  4. También me resuenan los ecos de debates entre profesores que son sacerdotes de la investigación y otros que santifican la docencia.
  5. Y cómo no, los hay satisfechos de su alma mater, pero descontentos con las interferencias ciegas, politizadas o economicistas de su Comunidad Autónoma.
  6. De telón de fondo, siempre aletea la incesante comparación del profesor, que se compara con sus homólogos de otras universidades, o con los de otros países, o con los de otros regímenes profesionales de su propia universidad. Pocos satisfechos con su suerte.
  7. Por supuesto, no falta quien enarbola la solución mágica: borrar categorías de Catedráticos, titulares y contratados. Todos “Profesores”… pero eso sí, “unos mas iguales que otros”.
  8. Tampoco se ignora la brecha cada vez mas creciente entre apocalípticos e integrados. Los apocalípticos, que sueñan con su universidad de pergamino, papel y rostro. Y los integrados, que asumen las tecnologías como catalizador de su productividad docente e investigadora.
  9. Desde fuera, para la mayoría de los políticos la Universidad se ofrece con una doble faz, según planteamientos calculadores o pragmáticos. Para los calculadores, la Universidad es un botín, una plataforma de apoyos o críticas que sabiamente utilizada puede proporcionar réditos electorales.Para los pragmáticos, la Universidad es como una reserva india. Que se mantengan sin molestar a los de fuera y que parezca que los respetamos.  Lo cierto es que pocos políticos creen en una universidad feliz, productiva y motor de revoluciones de conocimiento y sociales, porque son especie a extinguir.
  10. Subsisten eso sí, profesores utópicos que acuden a su laboratorio, que son felices con la tiza enseñando o que alumbran publicaciones con el gozo de la nueva paternidad, y que se elevan por encima de la mediocridad para aportar mas ciencia, crear discípulos y contribuir a un mundo mejor.
Como siempre creo que la clave para el éxito de la Universidad radica en que cada miembro de la comunidad universitaria sencillamente mire a sus adentros y adapte para sí la famosa pregunta de Kennedy: No te preguntes que puede hacer la Universidad por tí, sino que puedes hacer tú por la Universidad.
De ahí mi interés por aclarar el revuelto océano universitario y ofrecer sencillos videos explicativos titulados el Derecho Universitario en dos patadas, o las Universidades ante la nueva legislación administrativa en diez minutos
Es sabido que he vivido mucho la Universidad, que he escrito mucho sobre ella, que he debatido mucho sobre ese ecosistema y siempre he sabido que tiene un potencial enorme, que aloja los mejores cerebros con los mejores medios, pero también que se mira demasiado el ombligo, tanto la institución como cada Centro, Departamento y cada profesor. Demasiados soles para un único sistema solar.
Es curioso que hace unos días, Antonio Arias, me hacía llegar un viejo artículo que publiqué en la Revista Auditoría Pública en 1995 titulado La necesaria reorganización universitaria (Auditoría Pública nº 3, 1995). Y si uno lee ese artículo en 2017 comprobará que sustancialmente el diagnóstico de los males universitarios y la receta parecen actuales. No sé si es bueno o inquietante. No sé si es bueno porque demuestra una capacidad de supervivencia de los males universitarios como los virus o si por el contrario es malo por la incapacidad para vacunarnos de ellos.
En fin, considero que en Burgos será una buena ocasión para debatir los días 13 y 14 de julio, con ese estupendo Programa, ponentes de lujo y la garantía del patrocinio de AEDUN (Asociación para el Estudio del Derecho Universitario), para lo que está abierta la matrícula.

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