Enviado por Rosa Penna desde Argentina
Festejamos el metrobus como si fuera
la obra del Eurotúnel que pasa por abajo del Mar del Norte uniendo Francia con
Gran Bretaña.
Cuando yo
era chico los goles de penal no se festejaban. El jugador tomaba carrera, le
pegaba con alma y vida a una pelota de cuero que pesaba como un yunke (ni hablar
cuando estaba mojada) y, si el arquero no se corría a tiempo, le arrancaba la
cabeza. El goleador saludaba sobriamente a la tribuna levantando un brazo, a lo
sumo recibía una palmadita de algún compañero y se volvía trotando hacia la
mitad de la cancha con la satisfacción del deber cumplido. Acababa de fusilar a
un arquero. Punto Hoy en día, los penales se festejan como golazos. Como si
convertirlos fuera una proeza. En cuanto el tipo ve que la pelota entró, sale
corriendo como un desaforado hacia el banderín del córner, barrena de rodillas
sobre el césped mientras los compañeros se le tiran encima formando una montaña
humana. Cuando logra incorporarse, vuelve emocionado hacia la mitad de la
cancha, se besa los antebrazos donde tiene tatuado los nombres de sus hijos, se
besa el anillo de casamiento para dedicárselo a su esposa, busca la cámara y
hace el corazoncito con los dedos para que su amante no se ofenda, mira hacia la
platea y señala al cuñado como diciendo “esto es para vos, Tito”, levanta la
vista hacia el cielo para recordar a los abuelos y cuando ya no le quedan más
parientes para homenajear, se persigna y se lo dedica a
Jesucristo.
Con el metrobus
pasa lo mismo.
Lo
festejamos como si fuera la obra del Eurotúnel que pasa por abajo del Mar del
Norte uniendo Francia con Gran Bretaña.
Por supuesto que
hacer un metrobus de 16 kilómetros en La Matanza, después de 12 años de Julio De
Vido y José “Convento” López, es un gran logro. Pero tampoco da para tanta
alharaca. No son goles de triunfo. Es un gol de un país que viene hace años con
un 5 a 0 abajo. Ahora 5 a 1. De acá al empate falta una
eternidad.
Por más
que el metrobús le mejora la calidad de vida a cientos de miles de personas, no
da para que nos pasemos toda la semana pendientes del evento. Hace un año que se
escucha “vas a ver cuando se inaugure el metrobus de La
Matanza”.
Seamos sinceros. El metrobus está fenómeno, la gente
puede esperar el bondi en un lugar iluminado, más seguro, bajo techo, agiliza,
ordena, etc. etc. Pero no nos engañemos, un Metrobús es una doble cinta de
asfalto, con una vereda de hormigón, un techito metálico, luces, señalización,
asientos y un par de papeleros. No hicieron
el Canal de Panamá. No festejemos los penales.
En el
fondo, lo mejor del metrobus es que es una obra temporaria. Algún día, cuanto tengamos guita, inauguraremos
trenes, subtes, soterramientos, túneles, viaductos, autopistas a nivel y bajo
nivel y así resolveremos en serio el problema del transporte público.
Y cuando ese día llegue, vamos a agarrar el metrobus y, así de rápido como lo
hicieron, en un par de semanas lo desarmás y se lo vas a poder vender a
cualquier otro país bananero.
De todos
modos, nobleza obliga, algo es algo. Por suerte, dentro de todo el Compañero
Mauri estuvo medido, arengó con una breves palabras y chau.
Imaginate si lo
hubiera inaugurado Ex Ella. Hoy domingo, todavía estaríamos en Cadena Nacional,
escrachando opositores, insultando medios, felicitando a De Vido y
Lopecito, y por supuesto denunciando lo que el
imperialismo le está haciendo a Maduro. En fin, todo aquello a lo que nos tenía
acostumbrados la banda bullanguera y valijera. Al metrobus no llegaron. Una
pena.
La que si
llegó fue la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, que hizo lo imposible
por tratar de que los matanceros crean que el metrobus fue obra de ella. Al
final, se avivó, frenó a tiempo e hizo lo que correspondía: acompañar
educadamente a Macri, a Vidal y violín en bolsa. No daba para
más.
De paso
aprovechó para ir poniendo la caripela ante las cámaras teniendo en cuenta que
suena como candidata por el kirchnerismo. Como no pudo decir nada sobre el
Metrobús, le reclamó al gobierno que termine dos hospitales de La Matanza: el
Balestrini y el Favaloro.
En realidad, el
kirchnerismo inauguró el Hospital Balestrini el 7 de octubre de 2011 con bombos
y platillos. Cadena Nacional, gran palco con Ex Ella, el gobernador Scioli, el
intendente Espinoza y todos los aplaudidores de siempre en el escenario. Besos,
abrazos, cánticos, papelitos, pancartas, La Cámpora. Todo. Full event. Fue un
acto tan lindo y les gustó tanto, que desde entonces lo volvieron a inaugurar 4
veces más.
Lamentablemente, el Balestrini quedó
sin terminar porque en realidad el kirchnerismo estuvo muy ocupado inaugurando 2
veces el Favaloro, el otro hospital de La Matanza que Magario le reclamó a
Vidal. Justamente, el mismo hospital que se volvió a inaugurar unos días antes
del inolvidable “Ganó Scioli, Ganó Aníbal”, que inmortalizó el tipo de barba
candado que actúa en C5N.
Volviendo al punto,
si por un Metrobús hicimos semejante espamento y hubo tanta controversia,
imaginemos lo que va a ser cuando se inaugure el soterramiento del
Sarmiento. Desde los presidentes
latinoamericanos hasta Odebrecht y toda la policía brasilera, no va a faltar
nadie. Va a ser espectacular. Flashes, cámaras, música, brindis. Al término de
la ceremonia, la mitad de los invitados se volverán a sus casas y la otra mitad
a sus respectivos calabozos.
Ahora se
viene el Metrobús de Paseo Colón. Prepárese amigo lector. Se lo van a vender como si fuera el gran puente
Danyang-Kunshan que une Shangai con Nanjing en China, recorre 170 kilómetros
sobre el mar y lo hicieron en 4 años (allá tienen una CGT más
blandita).
Salvo al
Papa que no les da ni pelota, van a invitar a todo el mundo. El Compañero
Pontífice, en su cuenta de mail, puso a los de Cambiemos como
SPAM.
Sin
embargo, hay que reconocer que con estas pequeñas cosas, pareciera que el
gobierno de Macri se encamina hacia un octubre feliz.
Mensaje para el
Presidente: ahora tranquilo. Sin perder el control de la pelota. Tocando.
Tratando de inaugurar todo lo que haya para inaugurar, pero sin
estridencias.
Del otro
lado están muy preocupados. Pareciera que la dan por perdida, pero ojo: no la
van a dar por perdida. Son un gato acorralado.
Es muy importante
que en el tema del 2x1 para los genocidas haya quedado claro que el copyright de
semejante mamarracho es todo de la Corte. La imagen de la
independencia de la Justicia es fundamental para despegarse del pasado. Bien ahí
Marcos Peña sacándola sobre la línea.
Ex Ella,
a quien nadie le avisó de las declaraciones del Jefe de Gabinete, llegó tarde a
la pelota, le entró con la plancha y escribió una carta publicada en su cuenta
de twitter explicando que adelanta su regreso desde Europa por el fallo del
2x1. Textualmente: “la Argentina requiere de
mi presencia”. Habría que mandarle un Whatsapp avisándole que no se preocupe,
que ya no hace falta, que muchas gracias.
Ahora que
venimos mejor, no te podías comprar ese quilombo. Como dice el Diego, que no se
te escape la tortuga, macho.
El fútbol, siempre
el fútbol. Fuente inagotable de sabiduría.
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