Es de esperar que los políticos asuman la realidad de España y de Europa.
La resurrección de Sánchez , dadas la declaraciones que hizo en la campaña que lo llevó a la Secretaría del PSOE, avaladas por una militancia que venía dando pruebas de cansancio, lo obliga no solo con los que lo eligieron para el cargo sino para con todos aquellos que, ajenos al partido, esperaban acuerdos que terminaran con la insolencia del PP, con sus mentiras y falsas declaraciones casi siempre acompañadas por sonrisas tan falsas como su discurso.
Ha llegado el momento DE RATIFICAR lo del “NO ES NO”; acordar las bases de una alianza con PODEMOS; que SÁNCHEZ neutralice y disipe aquellos desencuentros que nadie entendió al acercarse al hábil politicastro, Albert Rivera; que termine con la vieja y caduca casta de los felipes, corcueras (que ya renunció al partido) , rubalcabas y sus jóvenes sucesores –susanistas (a la que ya han abandonado varios de los barones que la habían votado en la interna y a los que hay que intentar recuperar para el ideario de izquierda.
El PSOE está al borde del abismo. Las presiones que se han comenzado a ejercer sobre el partido son enormes. El triunfo de Sánchez es apenas el principio de todo lo que habrán de encarar. Sumado a esto, el hecho de que la socialdemocracia está de capa caída en toda Europa y la confianza que despiertan los partidos de esa tendencia está en declive, le será difícil conseguir votos independientes.
En lo puramente personal creo que Sánchez tendrá que hacer magia para levantar un partido corroído por su indefinición: El PSOE no es de izquierdas; tampoco es de derechas, acaso de centro –algo que no entiendo, ¿qué es el centro?; y sus adictos –no necesariamente su militancia- pertenecen a una burguesía decadente que está a la espera de que alguien haga “lo que haya que hacer” por ellos, que no tienen compromiso político.
En el ámbito de la pedagogía se dice que para crecer hay que cambiar y para ello es imprescindible asumir actitudes que condigan con esa necesidad.
Soy optimista por naturaleza pero escéptico ante una realidad que pueda cerrar las puertas al cambio.
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