Lancemos a la calle nuestra conciencia comunitaria, despertemos los valores ancestrales que han regido nuestra forma de vida a partir de una educación que no puede permanecer desactualizada; nuestra voluntad, para terminar con los miserables mentirosos que se felicitan por haber salvado a una España que dicen que crece mientras la ciudadanía vive tremendos desasosiegos para mantener a los niños, a sus jubilados y llegar a fin de mes con los míseros sueldos que cobran.
viernes, 5 de mayo de 2017
ASÍ SE CONSTRUYÓ EL CANAL DE ISABEL II
... la obra de ingeniería hidráulica que ha
‘ahogado’ a Ignacio González
Autor: Carlos Salas (colaborador de
idealista news)
La capital de España nunca ha tenido
un gran río que colme sus necesidades de agua. Y encimaMadrid es una ciudad seca, con
veranos saharianos. Durante siglos, los habitantes de Madrid obtenían el agua
perforando pozos y localizando manantiales. Eran las matrices visigóticas (del
romano matrix, derivado de mater o madre). De ahí, el agua se llevaba a las
fuentes públicas por medio de ‘viajes’ (canalizaciones hechas de ladrillo), y
desde esos sitios, se distribuía en las casas por medio de aguadores, o por los
mismos madrileños.
Para
acabar con este desabastecimiento crónico, en 1848 se aprobó un real decreto
que permitía poner en marcha el proyecto de dos ingenieros españoles, Juan Rafo
y Juan de Ribera.La meta
era traer hasta la capital las aguas del río Lozoya. Se creó
así la sociedad Canal de Isabel II. Era la obra hidráulica más ambiciosa de
España, y una de las más avanzadas de Europa.
Según
el semanarioLa
Ilustración, para financiar el costo se optó por el método de
suscripción pública.La Reina
Isabel II suscribió cuatro millones de reales, a lo que se
sumaron casi dos millones más de los otros miembros de la familia real. El
Gobierno puso dos millones más y el Ayuntamiento dieciséis millones.
El
problema es que el proyecto se quedaba corto de dinero. Así que se abrió la
suscripción al público: se sumaron 103 grandes capitalistas, aristócratas e
inversores anónimos.
En
1851, Francisco de Asís y Borbón, rey consorte, puso la primera piedra de la
obra. Era enel Pontón
de la Oliva, a 70 kilómetros de Madrid, cerca de Patones. El
presidente del Consejo de Ministros, Bravo Murillo, entregó al rey un cofre
(una cápsula del tiempo), que contenía un ejemplar de la Constitución, y
monedas de oro, plata y cobre.
“Una música militar tocó la marcha real y se oyeron al
mismo tiempo disparos de barrenos para arrancar piedra que imitaban
perfectamente el ruido de los cañonazos”, dijeron las crónicas de la época. El
Pontón de la Oliva era un cañón por el que pasaba el río Lozoya, y sobre el que
se elevóuna
muralla de 28 metros de altura, y 72 metros de longitud.
Más de 1.500 reos –principalmente prisioneros carlistas–
picaron toneladas de piedras, asentaron los gigantescos sillares, perforaron
los aliviaderos y horadaron la roca para construir el primer gran dique de
Madrid. La idea era traer diariamente a la capital 32.000 metros cúbicos de
agua por día del Lozoya, a través de canales, túneles, acueductos y sifones,
desde las presas del Pontón de la Oliva.
Para coordinar los diversos frentes de obras a lo largo de
70 kilómetros se utilizaron palomas mensajeras, pues a caballo se podía tardar
más de cinco horas entre los tramos.
En
1855 se descubrió con horror que las aguas se estaban filtrando por multitud de
grietas en el vaso de la presa. Se nombró como director del proyecto a a otro
ingeniero, Lucio del Valle, quien decidió reforzar el dique con miles de sacos
de arcilla depositados en la base.
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