La semana de los 5 presidentes.
Carlos Trevisi, desde Madrid.
Carlos Trevisi, desde Madrid.
-Lo más cerca posible de la base; eso es.
Cuarenta hombres con afilados cortafierros iban, lentamente, carcomiendo el duro cemento.
Los peatones comenzaban a arremolinarse. Los taxis aminoraban la marcha y los coches particulares se detenían largamente para ver el espectáculo.
Esporádicamente se oía un "están locos !" que arrancaba alguna que otra sonrisa en los obreros, aunque no inhibía a los directores de la obra, todos ellos arquitectos e ingenieros del Ministerio de Obras Públicas.
Según pasaban los días, más y más gente se apretaba contra el cordón que circunscribía la zona de trabajo. Los esporádicos "están locos" del principio fueron dando lugar a comentarios del más variado tipo.
El canal de televisión estatal, fiel al gobierno, alababa la iniciativa presidencial destacando que su traslado era el "paradigma de la descentralización del país".
Un destacado presentador de un programa ómnibus de televisión, de 6 horas de duración, organizó una encuesta telefónica, aprovechando a todos aquellos que llamaban a su programa para conseguir una mascota de regalo, preguntando:
" ¿Coincide usted con esta notable iniciativa del gobierno?"
El canal 11 insistía en que el hecho "no agregaba a la grandeza del Señor"; el 13 filmaba cuidadosamente a los obreros en acción, registrando sus socarronas miradas; el 9 criticaba acerbamente lo que estaba pasando -seguramente para avanzar en rating sobre el 13.
El periodismo gráfico no se quedaba atrás.
“La Nación”, eludiendo el fondo de la cuestión, publicó que era demencial que se trabajara a "cortafrío y martillo". “La Prensa” recordaba, melancólicamente, aquellos años cuando se lo inaugurara; “Crónica” apelaba a las organizaciones obreras por "no haberse otorgado un plus a los trabajadores ante lo riesgoso de la tarea" ; Dal Masetto, desde “Página 12”, nos narraba que en el bar que frecuentaba por entonces, un parroquiano impotente, a la tercera copa, comenzaba a llorar a moco suelto porque no lo vería más, mientras “Clarín” asumía los riesgos que su socio , el canal 13, no quería correr.
El Centro de Arquitectos, ajeno a las motivaciones políticas del hecho, había sugerido que se siguiera el modelo del edificio Met-Life en Nueva York adosándole un arco ( lo que trajo aparejada una solicitada del Centro de Ingenieros que hacía cáustica alusión a los "Frank Lloyds" argentinos llamándolos "decoradores de vidrieras" )
El gobierno, mientras tanto, con un ojo en las internas partidarias y otro en las elecciones, apelaba a las encuestas para saber cómo se orientaba la opinión de la gente en torno de esta nueva iniciativa.
Un mes fue suficiente.
-Derechito al río.
- No ! Me dijeron que lo llevan a Mar del Plata.
- Qué va ! A La Rioja. Se habla de una Capital Federal Alternativa (CFA).
-A mí me dijeron que lo llevan al Uruguay. Es parte de un acuerdo con las autoridades del Mercosur...
Se levantó un gran palco. Allí se instalaron el Presidente de la Nación, el Vicepresidente, el presidente del Senado, altas autoridades eclesiásticas y militares, el Lord Mayor de la ciudad, gobernadores y representas de gobiernos hermanos: Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, y Ecuador.
La banda del Colegio Militar de la Nación dio inicio al acto ejecutando el Himno Nacional, que a coro y con verdadero fervor cívico, entonaron los asistentes.
Los discursos hicieron alusión a la importancia del acontecimiento.
Terminados que fueron, tres enormes grúas procedieron a elevarlo para instalarlo sobre un camionazo de 28 ruedas que lo trasladaría, en efecto, hasta la ciudad de La Rioja, capital de la provincia del mismo nombre, que pasaría a ser La Rioja Federal District (LRFD) como lo había anunciado Su Excelencia, el Sr. Presidente de la Nación.
Estando ya totalmente suspendido en el aire, las amarras de uno de los extremos cedieron ante el peso y, cual proyectil, girando 90 grados, enfiló hacia las autoridades. No hubo tiempo de nada. El obelisco se desprendió totalmente de los cables que lo sostenían y cayó pesadamente sobre el palco, matando a todos sus ocupantes.
Cuarenta hombres con afilados cortafierros iban, lentamente, carcomiendo el duro cemento.
Los peatones comenzaban a arremolinarse. Los taxis aminoraban la marcha y los coches particulares se detenían largamente para ver el espectáculo.
Esporádicamente se oía un "están locos !" que arrancaba alguna que otra sonrisa en los obreros, aunque no inhibía a los directores de la obra, todos ellos arquitectos e ingenieros del Ministerio de Obras Públicas.
Según pasaban los días, más y más gente se apretaba contra el cordón que circunscribía la zona de trabajo. Los esporádicos "están locos" del principio fueron dando lugar a comentarios del más variado tipo.
El canal de televisión estatal, fiel al gobierno, alababa la iniciativa presidencial destacando que su traslado era el "paradigma de la descentralización del país".
Un destacado presentador de un programa ómnibus de televisión, de 6 horas de duración, organizó una encuesta telefónica, aprovechando a todos aquellos que llamaban a su programa para conseguir una mascota de regalo, preguntando:
" ¿Coincide usted con esta notable iniciativa del gobierno?"
El canal 11 insistía en que el hecho "no agregaba a la grandeza del Señor"; el 13 filmaba cuidadosamente a los obreros en acción, registrando sus socarronas miradas; el 9 criticaba acerbamente lo que estaba pasando -seguramente para avanzar en rating sobre el 13.
El periodismo gráfico no se quedaba atrás.
“La Nación”, eludiendo el fondo de la cuestión, publicó que era demencial que se trabajara a "cortafrío y martillo". “La Prensa” recordaba, melancólicamente, aquellos años cuando se lo inaugurara; “Crónica” apelaba a las organizaciones obreras por "no haberse otorgado un plus a los trabajadores ante lo riesgoso de la tarea" ; Dal Masetto, desde “Página 12”, nos narraba que en el bar que frecuentaba por entonces, un parroquiano impotente, a la tercera copa, comenzaba a llorar a moco suelto porque no lo vería más, mientras “Clarín” asumía los riesgos que su socio , el canal 13, no quería correr.
El Centro de Arquitectos, ajeno a las motivaciones políticas del hecho, había sugerido que se siguiera el modelo del edificio Met-Life en Nueva York adosándole un arco ( lo que trajo aparejada una solicitada del Centro de Ingenieros que hacía cáustica alusión a los "Frank Lloyds" argentinos llamándolos "decoradores de vidrieras" )
El gobierno, mientras tanto, con un ojo en las internas partidarias y otro en las elecciones, apelaba a las encuestas para saber cómo se orientaba la opinión de la gente en torno de esta nueva iniciativa.
Un mes fue suficiente.
-Derechito al río.
- No ! Me dijeron que lo llevan a Mar del Plata.
- Qué va ! A La Rioja. Se habla de una Capital Federal Alternativa (CFA).
-A mí me dijeron que lo llevan al Uruguay. Es parte de un acuerdo con las autoridades del Mercosur...
Se levantó un gran palco. Allí se instalaron el Presidente de la Nación, el Vicepresidente, el presidente del Senado, altas autoridades eclesiásticas y militares, el Lord Mayor de la ciudad, gobernadores y representas de gobiernos hermanos: Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, y Ecuador.
La banda del Colegio Militar de la Nación dio inicio al acto ejecutando el Himno Nacional, que a coro y con verdadero fervor cívico, entonaron los asistentes.
Los discursos hicieron alusión a la importancia del acontecimiento.
Terminados que fueron, tres enormes grúas procedieron a elevarlo para instalarlo sobre un camionazo de 28 ruedas que lo trasladaría, en efecto, hasta la ciudad de La Rioja, capital de la provincia del mismo nombre, que pasaría a ser La Rioja Federal District (LRFD) como lo había anunciado Su Excelencia, el Sr. Presidente de la Nación.
Estando ya totalmente suspendido en el aire, las amarras de uno de los extremos cedieron ante el peso y, cual proyectil, girando 90 grados, enfiló hacia las autoridades. No hubo tiempo de nada. El obelisco se desprendió totalmente de los cables que lo sostenían y cayó pesadamente sobre el palco, matando a todos sus ocupantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario