viernes, 17 de marzo de 2017

CAMBIAR LAS COSAS, CUESTIÓN DE PRINCIPIOS Y VALORES

attac Madrid

El Confidencial ha publicado una encuesta (otra más) sobre resultados electorales si hubiera elecciones generales. Dejando de lado que las próximas elecciones no están a la vuelta de la esquina y que de aquí a entonces podría haber hechos nuevos que alteren las predicciones, cabe reflexionar sobre alguna constante electoral desde hace un año, más o menos. Que el Partido Popular, pese a la que le cae juicio tras otro por delitos de corrupción, parece no pagar precio alguno y consigue el 31% de votantes. Una lectura más esperanzadora indica que la anterior intención de voto en octubre del año pasado era del 36%, luego han perdido cinco puntos.

Pero no ha de sorprender que el PP continúe siendo el partido más votado y no se hunda. No solo por la corrupción que le salpica desde todos los puntos cardinales, sino porque desde que gobierna, la vida en este Reino es cada vez más difícil para demasiada gente. Como tampoco debería sorprender que Donald Trump fuera elegido en EEUU con el voto de trabajadores blancos. Ni que el fascista Partido de la Libertad (¡que osadía!) en Holanda suba a segunda posición con 20 diputados en el Parlamento y un 13% del voto. 

No ha de sorprender porque los cambios, la voluntad de cambiar las cosas para mejorarlas y hacerlas más justas, se basa en principios, en valores muy claros. Cooperación por encima de competitividad. Igualdad de las mujeres contra la discriminación que no desaparece. Justicia por encima de las cuentas de resultados. Solidaridad con quienes huyen de violencia y sufrimiento contra una cobarde visión de la seguridad. Respeto y protección de la naturaleza por encima de los beneficios de unos pocos...

No puede pretenderse que un partido muy conservador, con principios muy rechazables, como es el Partido Popular, pierda elecciones cuando una parte de la población votante tiene los mismos principios. Éxito económico como única meta, austeridad para una buena economía, ser tachado de 'radical' cuando se busca justicia. Y concluir que este sistema, montado a beneficio de unos pocos, no tiene alternativa. 
Para ganar elecciones hay que dar la batalla por los principios. Principios necesariamente asentados en los valores de la democracia de verdad.

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