Fernando López Agudín
Suma y sigue. El nuevo
escándalo, protagonizado por esa sustitución que no destitución de Trillo como
embajador de España ante Gran Bretaña, es el penúltimo ejemplo sobre las
prácticas indignas del Gobierno Rajoy. Si su anterior equipo gubernamental era manifiestamente
mejorable ¿qué se puede decir del nuevo constituido hace apenas un par de
meses? La primera en la frente. Hacer mutis por el foro tras el severo dictamen
del Consejo de Estado, que da la razón a los familiares de la víctimas
militares del Yakolev 42, es una muestra más de la indecencia de quienes hoy se
sientan en la Moncloa. Como si no hubiese ocurrido nada en el escenario
político español, el Partido Popular vuelve a actuar con el mayor desparpajo
para poder blindar a un incompetente e indecente como es el responsable por
negligencia de la muerte de los 62 uniformados de las Fuerzas Armadas.
La coincidencia de la
publicación del dictamen del Consejo del Estado con la Pascua Militar, que se
celebra hoy, añade un plus de agravio a los profesionales de la milicia. Si el
avión Yakolev 42 pudo volar fue porque Trillo tiró a la papelera los informes
del CNI e inteligencia militar que le alertaron, bastante antes del ”
accidente”, sobre el grave peligro que corrían nuestros militares con esos
aviones. La fecha elegida, probablemente acordada con la vicepresidenta del
Gobierno, es todo un regalo político para la actual ministra Cospedal. Así en
la recepción oficial que se celebra en el Palacio Real, ante el Jefe del Estado
que también lo es de las Fuerzas Armadas según nuestra muy peculiar
Constitución, se encontrarán los cómplices de Trillo con todos los compañeros
de las 62 víctimas que lo fueron por la desidia del ministerio de Defensa.
Hay que empezar por
señalar que Trillo se considera un ciudadano por encima de toda sospecha. Bien
porque encarne el poder judicial del PP, bien porque forme parte de una
poderosa institución religiosa muy extendida a lo largo y ancho del mundo de
los poderosos o porque sea el héroe de Perejil, es como un intocable para no
pocos ministros, altos cargos, dirigentes o diputados del Partido Popular. En
un año tan judicial como el 2017, con los de la Gürtel y las Blacks a punto de
sentarse en el banquillo de los acusados, goza de una práctica inmunidad
política, judicial y moral. Así que lo del Yakolev 42 no es más que un pequeño
incidente de recorrido con la complicidad, eso sí, de alguna institución
estatal, partidos y políticos que no son precisamente del Partido Popular. Sin
estos cómplices, Trillo estaría hoy, de un modo u otro, emperejilado.
El cruel escarnio a
las familias, la burla a los ciudadanos, se eleva a la enésima potencia cuando
el propio encausado por el Consejo de Estado anuncia hoy con el mayor descaro
que vuelve a ocupar su plaza como letrado de la misma institución que acaba de
denunciarle, por no haber evitado ayer que todos estos militares españoles
fuesen víctimas de su irresponsabilidad como titular del ministerio de Defensa
por aquel entonces. Si bien es cierto que como todo funcionario, cuando termina
su excedencia, tiene derecho a incorporarse a su puesto en el Consejo de
Estado, no lo es menos que es una paradoja irritante que quien ha causado un
daño letal al Estado se incorpore a asesorar al Estado. ¿Qué hacen dos
socialistas como Fernando Ledesma y Teresa Fernández de la Vega, antiguos
ministros con González y Zapatero, para denunciarlo ? Al fin y al cabo, como
cargos vitalicios, no corren peligro alguno de verse en la calle, donde hace
mucho frío, si hablan alto y claro contra este desaprensivo.
No digamos del
presidente del Gobierno, de la vicepresidenta y del Consejo de Ministros.
Bastante desprestigio rodea a todas las instituciones del Estado como para
limpiarse las manos ante quien como Trillo no les muestra el más mínimo
respeto. Ya no es sólo un escándalo más protagonizado por uno de los ministros
de los gobiernos de Aznar, con Rajoy como vicepresidente, sino una muy grave
decisión que provocó la muerte de 62 militares españoles en acto de servicio en
los Balcanes. De una sola tacada, se cargan el escaso prestigio de la Moncloa,
Defensa, Justicia y Consejo de Estado. No cesan a este culpable, lo relevan, no
impiden su vuelta al Consejo de Estado, la favorecen y no ofrecen una
explicación sobre la negligencia de Trillo sino que continúan calificando todo
lo sucedido como un” accidente.”
Todavía va más lejos
el Partido Popular cuando mantiene a Trillo en su Comité Ejecutivo y la Junta
Directiva. Es todo un avance de lo que será el Congreso del PP que se celebrará
en el mes de febrero. Por lo visto, sus jóvenes cachorros han perdido los
dientes para morder a un depredador como el hasta ahora embajador de
España en Gran Bretaña. El cinismo de Pablo Casado es una seña de identidad de
estas juventudes de arribistas que esperan a que Rajoy se fije en ellos para
empezar una carrera política en el gobierno. Aunque, visto lo visto lo ocurrido
con Rita Barberá, donde algunos tuvieron que tragarse lo que habían dicho sobre
la senadora, se comprende que ahora no abran la boca. En cuanto a ese
Frente de Juventudes del PP, que es hoy Ciudadanos, si te he visto no me
acuerdo.
Pero si no cabe pedir
decencia a los indecentes, sí cabe exigírsela al PSOE. Si fue y es grave que
apoye al Gobierno Rajoy, es bastante impresentable que continúe apoyándole tras
el caso Trillo. Porque pedir sólo la comparecencia de la ministra Cospedal o
del ministro Dastis en el Congreso de los Diputados, por no hablar de la
petición de perdón planteada por la señora Chacón, es sencillamente ridículo.
62 militares españoles víctimas de Trillo demandan, al menos en este escándalo,
que se arremanguen como oposición al gobierno del Partido Popular tanto en el
Congreso de los Diputados como en el Consejo de Estado. Abstenerse ante estas
muertes, como se abstuvieron a la hora de entregar las llaves de la Moncloa a
la derecha, equivaldría a volver a rubricar con sangre la Gran Coalición
vergonzante PP-PSOE.
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