Lancemos a la calle nuestra conciencia comunitaria, despertemos los valores ancestrales que han regido nuestra forma de vida a partir de una educación que no puede permanecer desactualizada; nuestra voluntad, para terminar con los miserables mentirosos que se felicitan por haber salvado a una España que dicen que crece mientras la ciudadanía vive tremendos desasosiegos para mantener a los niños, a sus jubilados y llegar a fin de mes con los míseros sueldos que cobran.
lunes, 2 de enero de 2017
HEMINGWAY, UN CUBANO MÁS
Tras
recibir el Premio Nobel de Literatura, en 1954, quien fuera quizás el más
popular escritor norteamericano del siglo XX, confesaba ante las cámaras de la
televisión cubana su amor y sentido de pertenencia por esta isla del
Caribe, al declararse “un cubano sato”. Una historia de amor mutuo que comenzó
mucho antes (con el primer viaje del joven Ernest a Cuba en 1928) y que llega
hasta nuestros días.John y Patrick Hemingway, nietos del novelista,
han venido a La Habana tras las huellas del abuelo, para celebrar aquí dos
fechas importantes de su vida, los 60 años del Premio Nobel y los 80 de
adquirir el yate Pilar. Ocasión propicia para promover también programas de
cooperación sobre recursos naturales en el Estrecho de la Florida, que
tantas veces vio navegar al novelista.Cuatro días llenos de emociones en los que, con
ellos, Papa Hemingway volvió a pasearse por Cojímar,
el pueblo marinero donde atracaba cada día el Pilar; escenario de su
obra maestra “El viejo y el mar”; donde vivió Gregorio Fuentes, patrón del barco
y amigo; donde aún se come en La Terraza; donde los vecinos recogieron bronce y
le hicieron un monumento al conocer de su muerte, donde aún le recuerdan con su
gorra y pantalones cortos bromeando con los pescadores más humildes a los que
dedicó sus más importantes lauros.Esta es la primera vez para John, quien nunca
antes había estado en Cuba. “Cojímar sobre todo ha sido una experiencia
maravillosa. Llegar por mar en un yate como el Pilar, y conocer a sus
pobladores, es algo indescriptible. Este viaje me ha permitido entender más del
carácter de mi abuelo y de muchos de sus escritos”, asegura.Por su parte, Patrick viene a Cuba desde hace 10
años, “tal vez porque encontré lo mismo que mi abuelo, que amaba este país y a
su gente”.Y sin dudas así tiene que haber sido, para que el
abuelo Hemingway visitara la isla en doce ocasiones antes de mudarse de forma
definitiva en 1939, cuando él y su tercera esposa Martha Gellhorn se instalan
en lo que sería su hogar y lugar de inspiración durante más de 20 años, Finca
Vigía.Cuando Patrick y John recorrían la casa, donde
todo se conserva tal como lo dejara su abuelo hace medio siglo, esperábamos que
en cualquier momento se asomara el escritor con su sonrisa socarrona,
preguntándose el porqué de tanto revuelo. Quiénes eran los que esta vez no solo
miraban desde la ventana, como todo el mundo, sino que se atrevían a hojear sus
libros, a observar de cerca las desgastadas fotografías familiares, a admirar
los quietos recuerdos de sus cacerías africanas… Allí estaba el Papa, riéndose
al recordar el porqué de un grueso volumen sobre aviones sujetando la puerta de
su habitación; o las anotaciones de peso y otros memorándums cotidianos en la
pared del baño, que se resisten a esconderse tras una capa de pintura.Hasta la misma torre desde donde escribió –de pie,
según dicen– las obras que lo consolidaron como autor, llegó para la ocasión la
medalla del Premio Nobel, ofrendada por el propio Hemingway a la Virgen de la
Caridad del Cobre, patrona de Cuba."Siempre tuve suerte escribiendo en
Cuba", cuentan que dijo una vez. Y lo cierto es que la isla fue más que
morada y refugio para él, fue inspiración y parte intrínseca de su obra.“Pienso que mi abuelo hubiera estado incompleto
como hombre y como escritor si no hubiera pasado 20 años de su vida en Cuba.”,
afirmó John, quien por cierto, se alojó en el Hotel Ambos Mundos, primer
refugio del escritor en la isla. Patrick, por su parte, aunque nunca conoció a su
ilustre abuelo, tiene mucho en común con él. “Amo a Cuba, su gente, su música,
su mar. Espero vivir algún día aquí”. ¿Serán los genes HemingwayNatasha Vázquez, periodista y realizadora
audiovisual cubana. Graduada del Instituto de Relaciones Internacionales de
Moscú (MGIMO). Ha trabajado para medios de prensa de Cuba, España y otros
países. Autora de varios documentales, todos multipremiados. Su trabajo ha
recibido decenas de reconocimientos, entre ellos, el Premio Internacional de
Periodismo “Rey de España”.
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