- Un catedrático de Sevilla es condenado por abusar sexualmente de tres profesoras
- Denunciado por acoso sexual un catedrático
DANIEL CELA
Comentario de Carlos A. Trevisi al pie
SEVILLA.- Santiago Romero, el catedrático de la Universidad de
Sevilla condenado a seis años y nueve meses de cárcel por abusar sexualmente de
tres profesoras de su departamento, tenía clases esta mañana en la Facultad de
Ciencias de la Educación. De 9.30 a 10.20 horas impartía clases teóricas de su
asignatura, Voleibol, para alumnos de primer curso del Grado de Educación
Física, y entre las 10.30 y las 11.30 horas, daba las prácticas en el centro
deportivo de la facultad.
Sin embargo, Romero se enteró ayer por la prensa (antes
que por su propio abogado) de que el Juzgado de lo Penal número 2, que había
iniciado una investigación sobre una denuncia contra él por abusos sexuales
hacía siete años, acababa
de declararle culpable, condenándolo a prisión.
El catedrático, que fue decano de la Facultad de Educación durante 13 años,
envió un email a sus alumnos de Voleibol anunciándoles que este martes se
suspendían las clases, sin dar más explicaciones.
La
Universidad de Sevilla guardó silencio ayer durante todo el día, mientras las
redes sociales se hacían eco de la sentencia publicada en los medios de
comunicación. Esta mañana ha emitido un breve comunicado
denunciando la “alarma social” que ha generado la difusión de esta “supuesta
sentencia”, que no se le ha notificado oficialmente, a pesar de que la
institución académica es parte perdonada en la causa.
Fue la Hispalense la primera
en elevar a la Fiscalía la denuncia por abuso sexual de las tres profesoras,
tras una investigación interna, pero también la Universidad también ha sido
condenada a indemnizar de forma subsidiaria a las tres víctimas, en caso de que
el acusado se declare insolvente para hacer frente a la sanción de 110.000
euros que le ha impuesto el juez.
El claustro de la Universidad de Sevilla, reunido esta mañana de
forma ordinaria, ha abordado el asunto de Romero, aunque no estaba previsto en
el orden del día. La institución prefiere esperar a recibir la notificación
oficial de la sentencia antes de iniciar el procedimiento para la expulsión del
catedrático, aunque fuentes de la directiva confirman que el Rectorado “va a proponer reabrir el expediente de expulsión
contra Santiago Romero”.
Susana Díaz: “Este es un rostro más del machismo, del acoso y de
esa desigualdad real de quienes aún piensan que las mujeres son de su propiedad
de ellos”
El
catedrático fue expesientado en 2012, cuanto culminó la investigación interna cursada
por la propia Universidad, pero el procedimiento administrativo quedó
paralizado cuando se abrió la vía judicial.
Más rotunda que la propia institución ha sido la presidenta del
Gobierno andaluz, Susana Díaz, quien ha decidido hablar en un acto en el que no
estaba previsto que hiciera declaraciones (sólo habían sido convocados medios
gráficos). Díaz ha cambiado el esquema para calificar de “intolerables” los
abusos sexuales sufridos por tres profesoras a manos del catedrático, y para
exigir “contundencia” y “ningún tipo de tibieza” a la Universidad de
Sevilla, reclamándole que “ponga cuanto
antes todas las medidas para que ese señor no vuelva a estar en un aula nunca
más”. “Este es un rostro más del machismo, del acoso y de esa
desigualdad real de quienes aún piensan que las mujeres son de su propiedad de
ellos”, ha añadido Díaz.
La presidenta ha admitido desconocer las medidas que está
planeando la Universidad de Sevilla en su autonomía, pero ha apremiado a reaccionar con “firmeza para que este
señor no vuelva a pisar ninguna otra universidad de nuestra
tierra”.
Ha seguido dando clases
Santiago
Romero fue apartado del departamento que dirigía, pero continuó y a
día de hoy continua dando clases. “Si yo fuera madre de una alumna
de primer curso, con 18 años, no permitiría que este profesor se acercara a
ella”, relata Raquel, una de las víctimas que denunció las
agresiones sexuales y que ahora habla tras un nombre falso.
Los abusos, que la sentencia
considera probados, tuvieron lugar hace nueve años, entre 2006 y 2010, pero las
tres profesoras lo denunciaron hace casi siete. El acusado amenazaba a las
víctimas con perder su puesto de trabajo, les impedía leer sus tesis o
apuntarse a los grupos de investigación, les exigía aparecer como coautor de lo
que ellas publicaban y les amenazaba con represalias si no hacían lo que él les
pedía. El fallo, que puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial, describe
cómo aislaba a las víctimas, las amedrentaba y cómo les practicó tocamientos
dentro de su lugar de trabajo.
El expediente de expulsión, si finalmente se aplica, le supondrá
la retirada de empleo y sueldo, y además permitirá que dos de las tres
profesoras que fueron víctimas de sus abusos sexuales (y que continúan en la
Universidad) puedan recuperar su actividad académica normal.
Actualmente sigue en vigor
el plan de prevención que el Rectorado puso en marcha para evitar que agresor y
agredidas coincidieran en el mismo edificio, repartiendo los horarios de sus
clases al 50%, para que él fuera por las mañanas y ellas por las tardes.
Este protocolo se renueva dos veces al año, puesto que tiene vigencia para cada
cuatrimestre del curso. En febrero tocaba volver a cuadrar los horarios y
asignaturas de Romero con el de las profesoras víctimas, pero si la expulsión
se ejecuta antes, ya no será necesario.
A lo largo de mis 50 años como docente en el nivel medio en colegios públicos y privados bien cabría que se preuntara Ud., amigo lector, qué es lo que no he visto: desde niñas de apenas 14 años embarazadas que acudían a mi en busca de ayuda hasta profesores pederastas, homosexuales y mujeriegos. De todo lo que he vivido, los pederastas ocupan un espacio destacado en mi memoria, especialmente un caso que traigo a colación porque es significativo de la poco imporancia que se le otorga a las actitudes personales de los candidatos a oposiciones para acceder a las cátedras a las que aspiran: basta con que sepan "de lo suyo".
Se dirá que no el caso de la denunciad presentada por la docente acosada sexualmente, aunque habrá de aceptarse que hasta cierto punto dado que es en el ámbito de la educación en el que se perfilan los desórdenes sexuales cuyas víctimas víctimas son alumnos adolescentes o jóvenes docentes que se enfrentan a situaciones inesperadas.Conocí dos casos: uno de ellos que envolvía a un adolescene de 16 años y otro que, según me confesó se retiraba de la cátedra porque estaba perdidamente enamorado de un alumno de 15 años que habría respondido a sus requerimientos de haberle sido socilitados.
En el primer caso se trataba de un profesor amanerado, culto, agradable en el trato, al que a poco de conocerle sospeché que era homosexual, lo que ni entonces ni hoy día me memrece el más mínimo comentario ni rechazo, no fal taba más. Invitaba a los alumnos a su casa para reforzar los conocimientos les dispensaba en clase.
Mi actitud en la cátedra fue siempre la de brindarme a los alumnos y a sus familias a las que hacía partícipes de la tarea que realizábamos y orientándolos acerca de los apoyos que necesitában sus hijos.
Cierto día un padre me vino aver especialmente para comentar que el profesor en cuestión, según le había comentado su hijo, favorecía con notas más altas a aquellos a los que prestaba apoyo en su casa. Se acercó al colegio, habló con el profesor en cuestión y me vino a ver. Me comentó la desconfianza que había suscitado verlo "tan" amanerado.
Hablé con el rector transmitiendo la inquietud del padre. Su respuesta fue más o menos que no le podíamos prestar la atención a todas las quejas que provenían de la familias.
Una llamada insólita por la noche del "no podemos prestar atención a todas las quejas que provenían de la familias", me dejó helado: un alumno de 4º año, junto a quien se había sentado el profesor en cuestión de pronto se puso de pie y a los gritos le espetó "hijo de puta ni se te ocurra volver a tocarme porque te mato". Lo insólito -porque aunque de hecho lo fuera -un chico de 16 años no suele tener esa presencia de ánimo -no solía, al menos, serlo por entonces- no fue tanto la actitud del alumno como la del rector. "¿Qué hago Trevisi?, ¿se ha enterado todo el mundo en el colegio y me piden cuentas!"
En lo que atañe a la profesora agredida en la Universidad de Sevilla por un colega -su jefe además- sigue en vigor el plan de prevención que el Rectorado puso en marcha para evitar que agresor y agredidas coincidieran en el mismo edificio, repartiendo los horarios de sus clases al 50%, para que él fuera por las mañanas y ellas por las tardes
¿Me quiere expliar qué anda mal en la universidad de Sevilla? ¿Es que la norma es apenas -y a veces ni siqiera eso, como en este caso, un "escrito" que autoriza al rector a cambiar los horarios para que no se encuentren el agresor y la agradida? Me voy a permitir decir o que piensan los protagonistas .rector y víctima (lo que piensa el agresor no nos incumbe porque es de imaginar que no quedará impuine ¿?o sí?: "Éste hijo de puta me ha cagado la vida" y la agradedida ¿Con qué cara me presento yo a dar clase? ¿Y cuando me lo cruce en un pàsillo?.
NB. Un día después de seer editado el presente artículo, la universidad de Sevilla procedio a suspender al profesor en cuestión (Ver PRIMÓ LA RAZÓN en http://guadarramaenmarcha.blogspot.com.es/2017/01/primo-la-razon.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario