“El euro no es un proyecto europeo, es un proyecto neoliberal”
ANDRÉS VILLENA OLIVER
6 DE ENERO DE 2017
El desarrollo de
los acontecimientos en la zona euro está llevando a numerosos expertos a
cuestionar cada vez más la conveniencia de continuar perteneciendo a la moneda
única europea. CTXT ha aprovechado la publicación del libro El
Leviatán desencadenado (Lola Books) para conversar con su
autor sobre las posibilidades, los riesgos y las dificultades que para el
Estado español acarrearía dotarse de “soberanía monetaria” a través de la
puesta en circulación de una nueva moneda. Como pequeña ilustración previa a la
conversación, Medina Miltimore nos emplaza a la lectura de una fábula
extractada de un libro del economista Michal Kalecki para observar la
naturaleza del dinero y de la moneda desde una perspectiva diferente a la
convencional.
En una empobrecida
aldea judía, cuyos residentes estaban sumidos en el endeudamiento viviendo del
crédito, un rico y pío judío llegó un día y se alojó en la posada local,
tomando la precaución de pagar la factura por adelantado. El viernes, para no
incumplir la prohibición del Sabbath de llevar dinero, entregó al posadero para
que lo custodiase un billete de 100 dólares. El domingo al alba, el judío dejó
la posada antes de que el posadero hubiese tenido ocasión de devolverle el
billete.
Unos días después,
el posadero decidió que el rico judío no regresaría, así que cogió el billete
de 100 dólares y lo usó para saldar su deuda con el carnicero local. Encantado,
el carnicero entregó el billete a su esposa para que lo custodiase. Esta lo
utilizó para saldar sus deudas con una costurera local que le hacía vestidos.
La costurera utilizó el dinero para pagar los atrasos de alquiler a su casero.
El casero, contento de cobrar por fin, le entregó el dinero a su amante, que ya
hacía tiempo le había estado prestando sus favores sin compensación. La amante
utilizó el billete para saldar su deuda en la posada local donde de vez en
cuando alquilaba una habitación.
Así ocurrió que el
billete volvió al posadero. Aunque no se había celebrado ninguna transacción
nueva ni se había creado ninguna renta, las deudas de la aldea habían sido
saldadas y todos contemplaban el futuro con optimismo renovado.
Dos semanas
después, el rico judío regresó a la posada y el posadero pudo devolverle el
billete de 100 dólares. Para su asombro, el judío cogió el billete, le prendió
fuego y lo usó para encenderse un cigarrillo. Al observar al posadero, el judío
se rió y le explicó que el billete, de todos modos, era falso.
La fábula que comparte en su libro
revela que el dinero es esencialmente deuda. Afirma que las teorías sobre el
dinero están sesgadas, cuando no equivocadas. Propone como alternativa la
Teoría Monetaria Moderna. ¿En qué consiste?
La Teoría
Monetaria Moderna (TMM) describe cómo funciona un sistema monetario y bancario
con moneda fiduciaria, que es una moneda cuyo valor no está vinculado al oro.
El punto de partida es que el dinero es una creación del Estado, es decir, que
el Estado tiene un monopolio de emisión de moneda, por lo que nunca puede ser
insolvente. El Estado tiene una restricción real, por supuesto: los recursos
que tiene la economía; pero no tiene una restricción presupuestaria ni
financiera. El Estado obviamente no puede crear toda la moneda que quiera si no
quiere generar inflación, pero sí tiene todos los elementos suficientes para
evitar un proceso inflacionista.
Entonces, desde el
punto de vista de la TMM, las reglas del déficit público (3% del PIB) y de
deuda pública (60% del PIB) exigidas en la eurozona…
… Son arbitrarias.
Para nosotros y para muchos economistas keynesianos, el superávit o el déficit
del Estado son completamente irrelevantes; lo que importa en realidad son los
efectos de la política fiscal: en primer lugar, si hay pleno empleo o no; en
segundo lugar, si hay inflación o no.
Imaginemos que
hemos decidido salir del euro. Teniendo en cuenta el miedo de la gente a salir
de la moneda comunitaria, ¿cómo podríamos hacerlo con éxito?
Creo que es un
problema al que se le da más complejidad de la que tiene. Introducir una moneda
es extraordinariamente sencillo: es como decir que el Estado a partir del 1 de
febrero va a efectuar los pagos en una nueva moneda, en pesetas, o en pesos,
por citar dos ejemplos.
Muy bien, creamos
una moneda, pero sabemos que esta se va a depreciar inmediatamente con respecto
al euro. Y, además, la fuga de capitales que se produciría…
LA FUGA DE CAPITALES
ES UN CONCEPTO QUE SE DEFINE GENERALMENTE MAL. A NOSOTROS LO QUE NOS IMPORTA ES
DÓNDE SE GASTA EL DINERO, NO DÓNDE ESTÁ DOMICILIADA LA CUENTA
La fuga de
capitales es un concepto que se define generalmente mal. ¿Qué implica una fuga
de capitales? Que, por ejemplo, un depósito denominado en euros en el balance
del Banco Santander se transfiera a través del Banco Central a otro banco en
Alemania. Esto es relativamente irrelevante: lo que importa es dónde gasta uno:
que el dueño de ese depósito en el banco alemán –y no olvidemos que de España
se han marchado ya 300.000 millones de euros en depósitos– vive en España y
tiene que pagar su alquiler, realizar compras, etc., en España. A nosotros lo
que nos importa es dónde se gasta, no dónde está domiciliada la cuenta.
Entonces, a
efectos reales, la fuga de capitales puede llegar a ser irrelevante…
La fuga de
depósitos normalmente se magnifica, pero tiene su importancia más acuciante por
el tema de los sumideros fiscales, que hay que controlar.
Pero a Mitterrand
le hundió la famosa fuga de capitales de principios de los años ochenta y
cambió totalmente su política económica…
Con Mitterrand es
el momento en que los partidos socialistas empiezan a cambiar y a traicionar su
propio ideario. Además, el problema que tuvo Francia fue el empeño en mantener
un tipo de cambio fijo. Cuando tú tienes que defender un tipo de cambio fijo
respecto a una cesta de monedas, los movimientos de depósitos sí impactan sobre
la cotización de la divisa. Empeñarse en mantener un tipo de cotización fija es
lo que te pone la soga al cuello.
Entonces, otro de
los rasgos fundamentales de la TMM es el mecanismo de tipos de cambios
flexibles…
Efectivamente,
para nosotros es un postulado fundamental: el tipo de cambio tiene que ser
flotante. En estas condiciones, imagina que hay una fuga de euros. Si tienes
soberanía monetaria, tienes capacidad de recapitalizar los bancos: ¿que el
Banco Santander puede tener un problema porque se haya endeudado mucho en
euros? Hay que tener en cuenta que el Santander está muy internacionalizado y
tiene menos de la tercera parte de su negocio en España, con lo cual su
dependencia de los depósitos de residentes es pequeña. Y si es un banco con un
negocio muy doméstico, el Banco de España puede darle la liquidez suficiente o
incluso nacionalizarlo.
Entonces
introducimos la nueva moneda superado el miedo a las fugas de capitales. ¿Pero
eso cómo se hace?
La moneda la
introduces gastando, creando, en definitiva, apuntes contables.
"Introducir
una moneda gastando" suena un poco raro…
NO HAY QUE CONVERTIR
EL EURO EN UN TÓTEM, SIENDO UNA INSTITUCIÓN MAL DISEÑADA
El Estado dice que
a partir de mañana, por ejemplo, la autopista que estábamos construyendo en
Madrid en vez de pagarla en euros se va a pagar en nuevas pesetas.
O sea, la
construcción de la autopista es gasto estatal, y el Estado paga al constructor
en nueva moneda. Pero para extender la nueva moneda, ¿qué se hace? Porque la
gente no tiene esas nuevas pesetas...
Se crea demanda
por la moneda nacional. Básicamente a través de los impuestos. Y ojo, aquí
viene un principio fundamental que es erróneo en la economía convencional: en
un Estado monetariamente soberano, los impuestos no son el mecanismo de
financiación del Estado.
Pero el Estado
necesita financiarse para gastar, para redistribuir… En primero de Económicas
nos enseñaban que los impuestos sirven para financiar ese gasto...
Yo aprendí eso en
primero también (risas). Eso es cierto para una diputación, pero no para un
Estado con soberanía monetaria. Ten en cuenta que en este caso que exponemos el
único creador de moneda es el Estado y la única manera de que los ciudadanos
tengan moneda en su bolsillo es que el Estado haya gastado.
La función de los
impuestos al final es apartar recursos reales para que los use el Estado; el
Estado es nuestro agente, le encomendamos misiones (carreteras, sanidad,
enseñanza, hospitales, seguridad). Todas estas misiones que nosotros desde el
sector privado no podemos asumir como individuos o como grandes empresas (para
las que muchas cosas no son rentables o simplemente no son posibles). No
olvidemos que, de alguna forma, el Estado somos nosotros, y le encomendamos lo
que nosotros no podemos hacer. Apartamos recursos reales que además están
ociosos hoy en día, esto último está claro. Entonces imponemos tributación: por
vivir aquí tengo que pagar un IBI, IRPF, etc. Yo para conseguir ese dinero para
pagar mis impuestos le tengo que ofrecer algo al Estado, y por ello yo vendo mi
trabajo, o bienes si soy un fabricante… Entonces consigo su dinero, que es un
pagaré del Estado, lo equivalente a un crédito fiscal que se puede utilizar
para pagar los impuestos.
EN UN ESTADO
MONETARIAMENTE SOBERANO, LOS IMPUESTOS NO SON EL MECANISMO DE FINANCIACIÓN DEL
ESTADO. ES UN PRINCIPIO FUNDAMENTAL ERRÓNEO DE LA ECONOMÍA CONVENCIONAL
¿Entonces el
dinero es un crédito fiscal del Estado?
Efectivamente, y
puedo hacer varias cosas con el dinero: devolvérselo al Estado vía impuestos o
bien guardarlo como instrumento de ahorro… Hay un ejemplo muy claro de la historia
colonial de África a la hora de explicar la introducción de una moneda: en
Ghana, cuando llegan los británicos, estos querían cultivar café, pero se
encuentran con el problema de que la población nativa no quería acudir a
trabajar a los cafetales porque les pagaban con dinero británico y eso no les
servía para nada, ya que ellos tenían su propio circuito económico. Por mucho
que los colonos subieran el salario, los nativos no querían trabajar. Entonces
el gobernador de la colonia pone un impuesto confiscatorio a las chozas, unos
veinte chelines. Se produce una revuelta y encarcelan al jefe tribal. Los
nativos al final se dan cuenta de que tenían que conseguir libras o chelines
para saldar la deuda. Y eso al final genera la oferta de trabajo que los británicos
buscaban.
Entonces, el
Estado introduce una moneda, gastando para ello e incorporando los impuestos.
Pero el peligro de la devaluación con respecto al euro está todavía ahí. En su
libro afirma que una manera de impedir que esto ocurra es “generar demanda por
la propia moneda”.
Sí, hay varias
maneras de hacerlo. Una es obviamente lanzar la nueva moneda poco tiempo antes
de una campaña de liquidación del IVA, o bien justo antes de la campaña del
IRPF: la gente tiene que pagar el impuesto pero no tiene esa moneda en su
bolsillo. La condición es que el Estado no acepta el pago con euros. Entonces
el sector privado necesita una moneda que no tiene: se genera una demanda por
dicha moneda y en el mercado su cotización sube porque está todo el mundo
buscándola. Al final puedes encontrarte con que la nueva moneda acaba incluso
apreciándose. De hecho, un famoso estudio de P. Pilkington y W. Mosler sobre una
posible salida del euro propone no forzar la conversión de los
depósitos de los ciudadanos a la nueva moneda, un error que suelen cometer los
Estados para mantener el tipo de cambio y para que el banco central tenga unas
reservas de divisas. Esto puede hacer que el sector privado se encuentre con
unos depósitos que no quiere y que entonces los venda para comprar euros,
provocando la depreciación de la moneda.
Lo que propone,
pues, son unas condiciones algo más flexibles que las tradicionales a la hora
de introducir una moneda o de salir de una unión monetaria. Algo que es
bastante corriente a lo largo de la historia…
Según un artículo
científico de Andrew Ross, ha habido 69 rupturas de uniones monetarias desde la
Segunda Guerra Mundial. Sería un error pensar que una unión monetaria es para
siempre. Además, aquí hay otro error: pensar que el proyecto europeo es igual al
euro, que no lo es, y hay muchos países europeos que no están en el euro. No
hay una identificación entre euro y Europa. Para mí el euro no es un proyecto
europeo, es un proyecto fundamentalmente neoliberal. Ha habido una muy exitosa
ruptura monetaria en Europa que ha sido la checoslovaca, que generó un pequeño
punto de inflación en el 93 pero que fue bastante pacífica. Toda institución
humana es temporal… En conclusión, no hay que convertir el euro en un tótem,
siendo una institución mal diseñada.
Bueno, pero si
salimos del euro, ¿nos seguirán prestando los mercados? Nos tendremos que poner
a imprimir dinero… Y de ahí a la República de Weimar...
La hiperinflación
de la República de Weimar es un episodio extraordinario de los que ha habido
muy pocos en la Historia. Lo de Weimar se explica por la derrota de la guerra y
las reparaciones del Tratado de Versalles, lo que elimina gran parte de la
capacidad productiva alemana: barcos, capacidad ferroviaria, minas… Además, los
alemanes tenían que hacerse con recursos para pagar las compensaciones a los
aliados. Entonces la única solución que encontraron fue la de imprimir una
cantidad de dinero tremenda. El caso español, por el contrario, es el de la
existencia de recursos ociosos, como fábricas que no están al cien por cien de
su capacidad productiva, gente que no encuentra trabajo, viviendas sin
inquilino... El Instituto Nacional de Estadística afirma que no estamos por
encima del 80% de nuestra capacidad productiva.
¿Por qué hay
entonces tanto miedo a la inflación?
HA HABIDO 69
RUPTURAS DE UNIONES MONETARIAS DESDE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. SERÍA UN ERROR
PENSAR QUE UNA UNIÓN MONETARIA ES PARA SIEMPRE
Porque es un
fenómeno muy complejo que no se ha explicado bien. La denominada teoría
cuantitativa del dinero, muy simplista, relaciona la oferta monetaria con la
inflación de modo unidireccional. Y no es cierto. Tú puedes aumentar la oferta
monetaria y lo más probable es que en vez de aumentar los precios aumente la
producción. Por ejemplo (y esto viene del pensamiento keynesiano), cuando un
empresario percibe un aumento de demanda y tiene capacidad sobrante, lo primero
que hace es subir la producción. Porque si yo soy Mercadona y me aumenta la
demanda yo no quiero perder cuota de mercado: aumento la producción, contrato
trabajadores, pero no subo los precios. Esto es fundamental entenderlo: las
empresas quieren aumentar o mantener la cuota de mercado; en una economía como
la nuestra, debajo de su capacidad productiva, lo más normal es que primero
aumente la producción. Si hay algo de inflación no es malo, ya que llevamos ya
tres años de deflación, lo que empeora los balances de los que están más
endeudados.
Es fundamental
entender que una nueva moneda a corto plazo no tiene por qué llevarnos a una
situación inflacionista. Puede darse a más largo plazo, pero depende de cómo se
comporten a tres o cuatro años tanto el sector privado como el sector público.
¿La devaluación,
de producirse, no tendría un efecto inflacionista en un país que importa tantas
mercancías?
Sí, la devaluación
puede tener un efecto inflacionista. Pero hay que tener cuidado con cómo la
definimos: la inflación es una subida continuada en el tiempo de los precios y
hay que distinguirla de episodios singulares o aislados, donde hay una
depreciación repentina de la moneda, que sería difícil que fuera mayor del 30%.
Si tú gestionas ese repunte de inflación con inteligencia, no tiene por qué
asentarse en las expectativas de los agentes ni prolongarse en el tiempo.
¿Y cuál sería esa
gestión inteligente de la situación para que no se convirtiera en un peligro?
Hay varias
maneras. Es importante entender que el Estado, como monopolista, tiene la
capacidad de fijar el precio de la moneda. Una forma de evitar un proceso
inflacionario es anclando el valor de la moneda a una especie de salario mínimo
que llamaremos el salario genérico. ¿Y cómo se consigue este anclaje? A través
de un Plan de Empleo de Transición. Este plan estatal no solo tendría el
objetivo de acabar con el desempleo, sino que también tendría un objetivo
macroeconómico, consistente en actuar como stock de
reserva que absorbiera las variaciones en la demanda de trabajo: si cae la
demanda de trabajo remunerado, el Estado absorbe el stock, impidiendo
que el salario caiga; en el momento en que la economía se recupera, hay un stock de
mano de obra preparada, formada, con currículum, para que los empresarios
puedan volver a contratarla. De esta manera, además, estabilizas el salario
como el principal factor de coste para la mayor parte de las actividades
económicas; una vez estabilizado y sin que los márgenes empresariales crezcan
demasiado, se consigue la estabilización de los precios.
Entonces es lo
contrario a la creación de aquel “ejército de reserva” al que se refiere Marx…
LA DENOMINADA TEORÍA
CUANTITATIVA DEL DINERO, MUY SIMPLISTA, RELACIONA LA OFERTA MONETARIA CON LA
INFLACIÓN DE MODO UNIDIRECCIONAL. Y NO ES CIERTO
Exactamente.
Sustituyes como variable de ajuste el empleo para que la variable de ajuste sea
el salario. Y hay muchas otras formas de luchar contra la inflación dada la
capacidad de compra del Estado, por lo que la teoría de la hiperinflación es
bastante inverosímil dadas estas condiciones.
¿Cómo se paga este
plan de empleo?
Se pagaría desde
el Estado, y recuerda que un Estado soberano monetariamente es siempre
solvente. Y se crearía pleno empleo de manera más efectiva que a través de las
maneras tradicionales de caminar hacia el pleno empleo. Otras vías indirectas
de llevarlo a cabo pueden ser más inflacionistas. Y siempre va a haber muchas
personas que las empresas no quieran contratar: antecedentes penales,
discapacidades, problemas de alcoholismo… Estas personas no empleables por el
sector privado pueden demostrar sus capacidades en estos planes de empleo
garantizado.
Estos planes de
impacto son compatibles con la transformación de nuestro modelo productivo,
incidiendo en una investigación y desarrollo bastante abandonados…
Por supuesto, yo
provengo del sector de las biotecnologías, por lo que alguna idea tengo de
esto. Hace falta lo que Mazzucato llama “el Estado emprendedor”. El
dirigismo estatal se ha asociado al franquismo y el pensamiento económico dominante
posterior desmanteló la industria y la banca pública, con el modelo de la CEE
de fondo. Pero dejar el protagonismo al sector privado es una ficción; lo que
hace el Estado emprendedor es establecer una relación simbiótica entre sector
público y privado sin excluir ninguno de los dos. El Estado lidera y muestra el
camino, piensa EEUU en Internet y los móviles, el Ministerio de Defensa, la
tecnología GPS… todo esto procede del sector público. Muchos empresarios lo que
han hecho ha sido meter algo de diseño… sin reconocer al Estado su liderazgo y
sin garantizarle ningún retorno. En España esto ha sucedido también: el Estado
siembra y luego el sector privado hace las apuestas. Y la innovación tiene
muchísimo riesgo, tecnológico y comercial, por lo que el inversor privado huye
como de la peste, imagínate en el sector biotecnológico… En realidad necesitas
que alguien le señale el camino al sector privado, como ha ocurrido con la red
de alta velocidad española: aquí ha habido un Estado que ha pagado miles de millones
durante un montón de años. Y lo mismo con la industria automovilística, con las
carreteras, las autopistas, las autovías. ¡A nadie se le ocurría aparcar en la
calle en el siglo XIX!
AUTOR
Andrés Villena Oliver
- @VILLENAOLIVER
- comentario de carlos a. trevisi
- aSÍ COMO EL SIGLO ixx IMPUSO LA CREACIÓN DE ESTADOS-NACIÓN POR MANDATO DE GRAN BRETAÑA -SAN MARTÍN, A QUIEN RESPETO, UN HOMBRE DE LA MODERNIDAD SU GRAN PROPULSOR EN HISPANOAMÉRICA - LA GLOBALIZACIÓN IMPUSO LA UNIÓN EUROPEA A TRAVÉS DEL EURO. LOS CAMBIOS EN EL ÁMBITO DEL MUNDO DEL CAPITALISMO IMPONEN CIRCUNSTANCIAS COMO LAS PRESENTES EN LAS QUE LA CRISIS AHOGA A LAS NACIONES Y A SUS GENTES.
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