Manuel Monereo
Politólogo. Autor, entre otros, de los libros ‘De la crisis a la revolución democrática’ y ‘Por un nuevo proyecto de país’
Politólogo. Autor, entre otros, de los libros ‘De la crisis a la revolución democrática’ y ‘Por un nuevo proyecto de país’
Si preguntamos, el verdadero problema para las mujeres y los hombres que viven en España es el paro y la creciente falta de protección social. Ahora bien, detrás de este problema está lo que llamaríamos sus causas profundas, es decir, por qué en España hay el triple de parados de la media europea, por qué solo uno de cada dos parados tiene prestación al desempleo y como la precariedad en las condiciones de vida y de trabajo se ha convertido en una normalidad que nos priva de dignidad y futuro. Todo esto agravado porque quien sufre más estas pésimas condiciones son jóvenes, mujeres y personas que viven en las zonas más pobres.
Se podría decir que el problema prioritario de España es el paro y que el problema fundamental es un insoportable crecimiento de las desigualdades. Ambas cosas están relacionadas desde siempre y ahora mucho más. Las políticas de crisis, aplicadas primero por el PSOE y luego por el PP, no solamente no han supuesto una salida democrática y solidaria a la crisis, sino al contrario, han y están significando una gigantesca redistribución de renta, riqueza y poder para una minoría, una oligarquía financiero-empresarial, causante en último término, de la crisis y beneficiada clara y rotundamente por las políticas de los poderes públicos. Este es el problema central de nuestra economía, de nuestra sociedad y nuestra democracia. En un lado, crecimiento de renta y riqueza; en otro, una pobreza que aumenta y en medio, una desestabilización de las relaciones laborales al servicio del incremento de la tasa de ganancia empresarial. El empleo fijo parece ser ya algo del pasado, la contratación laboral temporal y parcial forzosa se extiende y los salarios se devalúan dramáticamente. El sistema fiscal se hace cada vez más injusto, en beneficio siempre de las grandes empresas y las rentas más altas, el endeudamiento público está sustituyendo al privado y la llamada “hucha de las pensiones” está siendo saqueada por un gobierno en funciones que sigue interviniendo en favor de los de arriba.Más allá hay un problema que el bipartidismo dominante no quiere analizar. Me refiero al modelo económico-productivo que se está configurando desde la crisis y que nos condena a la dependencia económica y a la subalternidad política. La única política económica, la variable prioritaria sigue siendo, ahora como antes, la devaluación salarial radical, el ajuste permanente de plantillas, el paro y la precariedad como medio para limitar los derechos laborales, sindicales y sociales de los y las trabajadoras.
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