El gran error y el gran dolor causado por el neoliberalismo
promovido por los partidos conservadores, liberales y socioliberales
14
junio 2016 | Categorías: Portada
Etiquetas: crisis, neoliberalismo
Público.es
Vicenç Navarro
Autor del libro ‘Ataque a la democracia y al
bienestar. Crítica al Pensamiento económico dominante’. Anagrama 2015
Si usted, lector, lee la prensa económica o
las páginas económicas de la prensa en general, habrá visto que en bastantes
países se han introducido prácticas bancarias mediante las que las
instituciones financieras, en lugar de pagar intereses por el dinero que el
ciudadano deposita en el banco, cobran a este para guardarle el dinero. Es lo
que llaman intereses negativos. Y usted se preguntará: ¿por qué lo hacen? Y la
respuesta a esta pregunta varía según el economista al cual usted pregunte. Las
llamadas “ciencias económicas” no son tan científicas como la mayoría de la
población cree. La respuesta a la pregunta que usted se hace dependerá de los
valores que tenga el economista que le responda.
Una respuesta muy frecuente que le darán es
que hoy hay en el mundo muchísimo dinero. En realidad, hay tanto que no se sabe
qué hacer con él. Y, para los ricos, es más seguro tener el dinero depositado
en el banco que tenerlo debajo de la almohada en su domicilio. Y tendrá que
admitir que la respuesta tiene cierta lógica. Ahora bien, lo que usted es
probable que hiciera si tuviera mucho dinero sería que, en lugar de poner su
dinero debajo de la almohada o en un banco, intentaría utilizarlo, bien
invirtiéndolo, bien comprando propiedades que le generaran renta ahora o más
adelante, o aumentando el consumo. Y esto es precisamente lo que la mayoría de
economistas también le dirán. Y puesto que el problema mayor que tienen hoy las
economías desarrolladas es la escasa demanda, parece lógico que se tomen
medidas para aumentar el consumo. De ahí que las autoridades públicas intenten
que, en lugar de guardar el dinero, la gente lo utilice comprando. Es
importante, por lo tanto, que los bancos, en lugar de pagarle unos intereses
por sus depósitos, incrementando el ahorro, le cobren a usted cuando usted
quiera guardar su dinero en el banco, porque lo que el Estado quiere es que
usted lo gaste en lugar de guardarlo.
Esta explicación parece lógica. Pero hay un
gran fallo, y es asumir que el que no aumente el consumo en el país sea porque
no hay suficiente dinero en circulación, lo cual no es difícil de ver que no es
cierto. En realidad los bancos centrales, incluyendo el BCE, han estado
imprimiendo más y más dinero (miles de millones de euros) y, en cambio, la
economía permanece estancada. A decir verdad, los bancos ya han estado
proveyendo dinero con préstamos a intereses negativos durante mucho tiempo. Si
los intereses del dinero que usted ha depositado en el banco son más bajos que
la inflación (que es lo que ha ocurrido durante bastante tiempo), usted está
perdiendo dinero en su depósito bancario. Los bancos le estaban prestando
dinero a unos intereses negativos.
Por qué la política monetaria es dramáticamente
insuficiente
Y ahí el gran error de los talibanes
neoliberales. Creerse que la economía puede configurarse a base de la cantidad
de dinero que hay en el mercado (que depende, entre otros factores, de la
cantidad de dinero que imprime el Banco Central, que es lo que se llama
política monetaria) es estar profundamente equivocado. Ello no quiere decir que
sea completamente erróneo. Hay un elemento de verdad, pero solo un elemento, y
ahora es un elemento muy poco importante. Lo cual no quiere decir que los
bancos no pudieran ayudar en el estímulo de la economía. Pero hoy, la banca privada
no lo hace. Lo que debería hacer el Banco Central es dar (es decir, darlo a
intereses muy bajos) dinero a los Estados (una cantidad que pueda regularse) y
que estos prestaran directamente a las familias y a las pequeñas y medianas
empresas a intereses bajísimo, lo cual no hacen, pues todo lo hacen a través de
la banca privada, que en su mayor parte utiliza este dinero para fines
especulativos.
Y ello lo hace no porque los banqueros sean
mala gente (aunque muchos sí que lo son, por ser súper avariciosos y no siempre
honestos con sus clientes), sino porque la rentabilidad de la inversión es
mucho mayor en estas inversiones especulativas que no en lo que se llama
inversiones productivas (en la producción de bienes y servicios). Y además no
se fían de las pequeñas y medianas empresas, pues no las ven muy seguras. En
otras palabras, el problema no es la falta de dinero sino los canales por los
que se distribuye tal dinero. En realidad las grandes empresas nunca han tenido
tanto dinero. Pero tienen un gran problema: no tienen donde depositarlo. Y de
ahí que los bancos les pidan dinero para guardárselo.
¿Cuál es, pues, el problema?
Créame que, aunque usted, lector, no lo verá
frecuentemente en los medios (porque estos están controlados por los bancos, al
estar muy endeudados), el problema mayor es la falta de demanda de bienes y
servicios, porque la población no tiene dinero para comprarlos. Y el que no tenga
dinero es porque la mayoría de la población consigue sus ingresos a base del
trabajo, es decir, en forma de salarios u otras formas de compensación
relacionadas con el trabajo. Ahí está el punto clave. Las rentas derivadas del
trabajo (como porcentaje de todas las rentas) han ido descendiendo, mientras
que las rentas del capital han ido creciendo. Y este es el problema gravísimo,
más silenciado y ocultado hoy en la prensa española. Y si cree que soy
paranoico, muéstreme dónde ha leído usted artículos que hablen de ello. Puede
que lo haya visto en algún artículo solitario, pero es la excepción que
confirma la regla.
Y que no lo haya visto no se debe a que los
periodistas sepan la verdad y la oculten. Esto pasa, pero no es lo más
frecuente. Es más la ignorancia que la mentira lo que predomina en los medios
económicos (aunque en algunos fórums es al revés). Es muy fácil de ver lo que
está ocurriendo. En realidad yo ya predije lo que pasaría en mi libro de Ariel
Sociedad Económica en el año 1997 (Neoliberalismo y Estado del bienestar). Que
no haya suficiente demanda no es porque los salarios sean demasiado altos
(supuestamente frenando la competitividad), sino porque, al revés, son
demasiado bajos. Y contribuyen a ello los recortes de gasto y empleo públicos (que
en España son de los más bajos de la UE-15, el grupo de países con semejante
nivel de desarrollo al nuestro). En realidad, tales recortes disminuyen la
demanda de una manera muy sustancial. Hoy la escasez de la demanda es el mayor
problema en la Eurozona (y muy en especial en el sur de Europa), y es
responsable del estancamiento económico y el bajísimo crecimiento económico. Y
este estancamiento económico está causado, a su vez, por la bajada en picado de
la inversión productiva (en la UE-15 ha bajado un 8,4% en el año 2000 a un 6,8%
en el 2014, y en España todavía peor, de un 7,5% a un 5,7% durante el mismo
periodo). El descenso en áreas como la investigación y el desarrollo ha sido
también muy notable. En realidad, las políticas de reformas laborales (llevadas
a cabo por los gobiernos PSOE y PP, y aplaudidas por el partido Ciudadanos),
que han tenido como consecuencia la bajada de salarios y el aumento de la
precariedad, y las políticas de austeridad y recortes realizadas y aplaudidas
por tales partidos han tenido un impacto muy, pero que muy negativo, causando
primero la Gran Recesión, y retrasando más tarde, la recuperación económica.
¿Está cambiando la sabiduría convencional
neoliberal?
Sí, fuera, pero no en España, donde hay un
retraso muy notable, debido al enorme dominio de los medios de información por
parte de fuerzas conservadoras y neoliberales. Tanto la dirección del FMI como
incluso el Presidente del BCE han indicado que las políticas monetarias son
insuficientes, y que se requiere estimular la economía mediante medidas
fiscales. Ahora bien, lo que entienden por medidas fiscales es reducir los
impuestos, con lo cual consideran que estimularán la economía, lo cual es
cierto, pero solo hasta cierto punto, puesto que las bajadas de impuestos por regla
general benefician más a las rentas superiores que a la mayoría de la
población, y los primeros tienen ya tanto dinero que lo que reciben como bajada
de impuestos lo guardan y no lo consumen, al contrario que la mayoría de la
población, que tiene mucho menos y gasta casi todo lo extra que recibe. De ahí
que la mejor manera de estimular la economía sea revertir casi 180º las
reformas contraproducentes que se han estado imponiendo a la población. En
realidad, el Presidente Roosevelt sacó a EEUU de la Gran Depresión con un
incremento enorme del gasto público, mediante inversiones públicas muy
necesarias en el país, el establecimiento de la Seguridad Social y facilitando
la sindicalización para que aumentaran los salarios. Hoy esto es lo que se
necesita en España. Y por desgracia, ni el PP, ni el PSOE, ni Ciudadanos están
proponiendo algo semejante a ello. Y las propuestas del PSOE no se distancian
suficientemente de las políticas públicas que siguieron sus antecesores. Y ahí
está el problema. Hoy la necesidad mayor de a economía es estimular la economía
mediante un aumento muy notable de la inversión pública en las áreas sociales,
energéticas e industriales, creando buen empleo. Y un aumento muy notable de
los salarios, revirtiendo las reformas laborales para reforzar a los sindicatos
en lugar de debilitarlos, como han hecho las reformas laborales del PSOE y del
PP, aplaudidas por Ciudadanos. De no hacerlo, iremos en el mismo camino de
Grecia, a la cual han impuesto la continuidad de las reformas neoliberales. Y
tal cambio de políticas es posible en contra de lo que se indica en los
círculos económicos y políticos donde se reproduce la sabiduría convencional.
Portugal es un ejemplo donde la coalición gobernante de izquierdas ha parado
tales políticas. Y España podría ser otro. En realidad, los días de la
austeridad están contados pues existe hoy una rebelión en los países de la
Eurozona (véase lo que ocurre en Francia) frente a tales políticas que han
dañado tanto a las clases populares. La victoria en las próximas elecciones del
26 de junio de una coalición de partidos progresistas antiausteridad sería un
paso muy importante para revertir el austericidio presente. Piénseselo, puesto
que su voto puede determinar que se continúe con estas políticas desastrosas o que
se reviertan en dirección contraria aariamente
con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia
organización. la que se ha estado imponiendo. Así de claro.
ATTAC
Madrid no se identifica necesariamente con el
contenido
COMENTARIO DE LA FUNDACIÓN EMILIA MARÍA TREVISI
Nunca he leído nada tan claro. Poco habría que
agregar –ni siquiera me animaría a hacerlo dada la envergadura de su autor. Se
me ocurre, sin embargo que es hora de que la ciudadanía avive el seso y
despierte: ni el PP, ni el PSOE, ni el pequeñajo Albert Rivera están en
condiciones de abordar la solución. El primero porque está en manos de una
panda de amiguetes que ya han dado prueba de no tener ningún interés en hacerlo
–se dedican a otros menesteres poco “sanctos”; el segundo, el PSOE, porque ha
demostrado que le interesa más escuchar a Felipe González, a Corcuera y algún
otro dirigente machacado por los años que jugarse por España y por sus hijos; a
Albert porque, en fin, vive en un laberinto sin salida: pactaría hasta con el
diablo si le otorgaran un sillón más o menos “cómodo” en el siguiente gobierno.
Me queda Unidos Podemos. La solución pasaría por ellos. Sin embargo, una
ciudadanía sin compromiso con la realidad, asfixiada por el temor a un cambio,
sin ánimo de participación, aspirante a una vida como no sea la que le brinde
un espacio en el que reine la diversión, sin capacidad para conectarse con el
mundo por su desconocimiento de otras lenguas, que ha venido padeciendo una
educación deplorable sin proyección futura, que no sabe ponerse en común con
los demás, intolerante… una ciudadanía con esas características poco podría
hacer. Sin embargo, tiene un resto que podría empujarla a pensar más allá del
escepticismo que la agobia y a la que tanta miseria le ha hecho perder interés:
asumir responsablemente el futuro de sus hijos y acompañar los cambios que son
menester si no en beneficio propio en el de aquellos que ha traído al mundo. Claro
que tendrían que participar, luchar, preguntar, asumir su responsabilidad como
ciudadanos de una cultura que, aunque no lo sepa, tendría que volver a ser el
ombligo del mundo y no un mero tracto intestinal del poder.
COMENTARIO DE LA FUNDACIÓN EMILIA MARÍA TREVISI
Nunca he leído nada tan claro. Poco habría que
agregar –ni siquiera me animaría a hacerlo dada la envergadura de su autor. Se
me ocurre, sin embargo que es hora de que la ciudadanía avive el seso y
despierte: ni el PP, ni el PSOE, ni el pequeñajo Albert Rivera están en
condiciones de abordar la solución. El primero porque está en manos de una
panda de amiguetes que ya han dado prueba de no tener ningún interés en hacerlo
–se dedican a otros menesteres poco “sanctos”; el segundo, el PSOE, porque ha
demostrado que le interesa más escuchar a Felipe González, a Corcuera y algún
otro dirigente machacado por los años que jugarse por España y por sus hijos; a
Albert porque, en fin, vive en un laberinto sin salida: pactaría hasta con el
diablo si le otorgaran un sillón más o menos “cómodo” en el siguiente gobierno.
Me queda Unidos Podemos. La solución pasaría por ellos. Sin embargo, una
ciudadanía sin compromiso con la realidad, asfixiada por el temor a un cambio,
sin ánimo de participación, aspirante a una vida como no sea la que le brinde
un espacio en el que reine la diversión, sin capacidad para conectarse con el
mundo por su desconocimiento de otras lenguas, que ha venido padeciendo una
educación deplorable sin proyección futura, que no sabe ponerse en común con
los demás, intolerante… una ciudadanía con esas características poco podría
hacer. Sin embargo, tiene un resto que podría empujarla a pensar más allá del
escepticismo que la agobia y a la que tanta miseria le ha hecho perder interés:
asumir responsablemente el futuro de sus hijos y acompañar los cambios que son
menester si no en beneficio propio en el de aquellos que ha traído al mundo. Claro
que tendrían que participar, luchar, preguntar, asumir su responsabilidad como
ciudadanos de una cultura que, aunque no lo sepa, tendría que volver a ser el
ombligo del mundo y no un mero tracto intestinal del poder.
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