lunes, 21 de septiembre de 2015

ACERCA DE UN CURA QUE DEJÓ DE SERLO

Acerca de un cura que dejó de serlo

por Carlos A. Trevisi (1996)
 
Cuando me plantearon en plena confesión, que acudían a mí porque anidaba en la pareja la plena convicción de  abortar a su hijo minusválido en salvaguarda del resto de la familia,  y porque ella no podría sobrellevar tamaña desgracia, se cerraban todos los caminos. No podía decirles que sí y no sabía decirles que no.
¿Qué hacer cuando a uno le plantean que el camino al Señor no puede estar sembrado de imposibilidades? ¿Qué hacer cuando uno descubre que ser heroico  no es una actitud común y que para la mayoría de los hombres el sólo hecho de seguir vivo es toda una epopeya?  ¿Cómo ser tan cruel con un hombre que incurre en el  mal, si el mal es producto de la escuetez de su  configuración, si  anida en él porque lo conlleva en su implenitud de persona, si la lucha contra el mal no es sino una lucha contra uno mismo, contra nuestras propias debilidades...? ¡Basta con Satán ! ¿Dónde vamos con una Iglesia que dice no saber qué es el mal, ni de dónde proviene porque no se anima a decir que no existe fuera de uno!?

¿A cuántos habré alejado? ¿Cuántos habrán sentido que les quitaba espacio? ¿Cuántos,  a los que no supe querer como realmente eran, sino como me convenía que fueran: convencionales, para que dijeran que sí; tímidos, para que obedecieran; inflexibles y autoritarios para que transmitieran nuestra verdad, de arriba a abajo, así todos la aprendían; serviles... cuántos, cuántos de ellos se habrán apartado? 

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