(en INGLÉS)
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Nuestra presentación de "CONTEXTO educativo"
grecorromana. Se podrá decir que toda Europa es heredera de esa cultura,
y es acertado el juicio. Las diferencias que hay entre unos y otros -los
mediterráneos y los del norte de Europa- radican en el hecho de que el
norte se configuró socialmente a partir de comunidades que se
consolidaron, desde la Reforma, como fraternidades que cementaban
las instituciones de aquellos países a partir de una sólida comunión de
sus gentes con el cristianismo. De ahí la solidez institucional que las
ha asistido desde siempre.
El hombre despertó a su individualidad con el Renacimiento, descubrió
su intimidad. Hasta ese momento su conciencia se estructuraba a partir
de patrones en los que reinaba el absoluto de la Iglesia, ya para
entonces más preocupada por sus quehaceres de estado que por transmitir
el mensaje de Cristo.
Los países mediterráneos no alcanzaron a constituirse en comunidades
porque la Iglesia, tan connivente con la política -todo lo contrario del
cristianismo que surgió con la Reforma- , se constituyó en una
institución más y su prodigalidad fue en orden al ejercicio del poder
antes bien que al de la organización comunitaria. La Iglesia no supo,
no pudo alentar comunidades con vocación fraterna porque su objetivo
fue institucional: uniformar las conciencias a partir del templo.
La organicidad del norte de Europa primó sobre el sometimiento al que
la Iglesia, aliada del poder, sometió la voluntad, la libertad y hasta la
inteligencia de la gente en nuestros países. Iberoamérica fue también
presa de las mismas circunstancias. El florecimiento de las ciencias, del
comercio, de los saberes distinguidos, y hasta de los recursos para
la guerra han pertenecido desde siempre a las corrientes que se alineaban
detrás de los grandes pensadores del norte.
Así, sucedió lo que tenía que suceder. Impusieron lo suyo. Floreció una
civilización que nos es ajena. Una civilización en las que nuestros
excepcionales valores son una curiosidad. El mundo marcha por otro
camino. No tenemos fuerza ni para imponer las grandes virtudes que alientan
la vida y la hacen digna de ser vivida. Nos hemos dejado aplastar.
La Iglesia Vaticana, cuyos rezagadas legiones están al mando de una
jerarquía atrasada, imprudente y jactanciosa, también cayó ante
la fuerza de una civilización que no nos pertenece.
Tenemos que asumirnos responsables del descalabro. Hay que poner
en acto algo más que ácidas críticas. Si no lo hacemos tendremos un destino
incierto, a la deriva.
Carlos A. Trevisi
Nº I / II / III / IV / V / VI
EL CULTURAL DE LA SIERRA (ÍNDICE)
SAY IT NOW
Fundación Emilia María Trevisi
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Lancemos a la calle nuestra conciencia comunitaria, despertemos los valores ancestrales que han regido nuestra forma de vida a partir de una educación que no puede permanecer desactualizada; nuestra voluntad, para terminar con los miserables mentirosos que se felicitan por haber salvado a una España que dicen que crece mientras la ciudadanía vive tremendos desasosiegos para mantener a los niños, a sus jubilados y llegar a fin de mes con los míseros sueldos que cobran.
sábado, 21 de julio de 2012
REVISTA CONTEXTO EDUCATIVO
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