domingo, 8 de julio de 2012

ESCUELA PÚBLICA, CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA

                                                                           
GUADARRAMA EN MARCHA
Asociación cultural

¿POR QUÉ NO ES LO MISMO LA EDUCACIÓN PÚBLICA QUE LA PRIVADA?

La educación pública ha funcionado durante años desde el estado, lo que otrora significaba para la gente que pertenecía a una clase social a la que no alcanzaba la igualdad de oportunidades.  Hoy día, habiéndose tornado erráticos todos los patrones de medida por la brutal miseria que acosa a la Argentina y con un estado en retirada, la educación pública debe llegar a todos los individuos de la sociedad, uno por uno, para que se asuman como personas únicas en sí mismas y como ciudadanos de la “polis”, dando a cada uno según sus méritos. ¿No se pregunta usted y en España, qué?

En la escuela pública se tiene que conseguir que toda la gente sea todo a la vez, porque la escuela pública tiene que brindar una formación tal que autorice a todos los ciudadanos a optar, influir, decidir, participar en la decisión del todo.

La educación privada que no debería quedar exenta de tamaña responsabilidad (ni tendría porqué), está atada a los intereses del mercado: su ámbito es “el mercado” y se imparte desde el “mercado” y para el “mercado”. Ahí radica la diferencia entre una y otra.
 Si aspiramos a conseguir que “toda la gente sea todo a la vez”, que sea armónica en sus actitudes, que despierte a su individualismo, que se sienta persona, la educación pública no puede seguir funcionando desde un estado que no reconoce su individualidad, que obliga a la obediencia, que estandariza la vida tal cual hace 20 o 30 años, cuando su cometido era  hacer realidad la igualdad de oportunidades.

Ahora, en estos tiempos que corren,  habrá que  abordar la escuela pública desde otra perspectiva, la de una democracia participativa;  una democracia que aspire a atenuar la “dictadura” del estado para transformarlo en garante de las decisiones de la gente; una democracia que revalorice al  individuo; una democracia de multitudes como la que floreció en Seattle*, o en Buenos Aires con sus cacerolazos, o en Génova**, o como acaba de suceder en Francia y en Holanda (y acaso en varios otros países de la UE) donde un rotundo NO a la Constitución Europea en sendas consultas al pueblo, habría sido un SI de haber tenido que resolver la Asamblea; una democracia que  involucre orgánicamente  a todas las fuerzas vivas de la sociedad: desde las Asociaciones de  comerciantes y  empresarios hasta las sociedades de fomento barriales   porque todas ellas constituyen el tejido social donde se manifiesta la ciudadanía en la recreación de  sus propias instituciones, porque todas ellas tienen que ver  con la educación.
 
Nos dice Savater que “la democracia se basa en que todo el mundo vota y en una sociedad en la que la gran mayoría son ignorantes, la influencia que tiene el peso de los ignorantes en la toma de decisiones es determinante de su fracaso. Y no se trata de la ignorancia de los datos, sino de la del conocimiento: la ignorancia de quienes no saben expresar sus demandas sociales, que no saben entender un texto sencillo, un discurso de una manera crítica, que no saben participar en una argumentación; esa ignorancia que los inhibe de desarrollar la capacidad de  buscar, contras-tar, discernir, descartar, elegir”; esa ignorancia que coarta el crecimiento de la sociedad y que ya ha llegado a gran número de universitarios.

El estado debe ser garante y depositario de los valores que impulsa una sociedad que elige valores y acomete procedimientos para alcanzar sus metas. Una sociedad que demanda de sus políticos que actúen sobre la gente sin perder de vista que son apenas meros depositarios de sus afanes.

Ha llegado el momento de actuar. No lo dejemos pasar. Trabajemos por una escuela pública desde la necesidad que tiene la comunidad de que sus miembros se asuman como personas y como ciudadanos.

Nuestro compromiso como padres de familia y como maestros es infundir espíritu crítico en nuestros niños, intrepidez, gestos que destaquen un espíritu diferente, una gran franqueza, la semilla de la rebeldía, la disidencia enérgica  como para que se inserten en este mundo según sus propias capacidades, plenamente personalizados, para aceptar con serenidad las cosas que no puedan cambiar; para cambiar valientemente aquellas cosas que sí puedan cambiar y para reconocer sabiamente la diferencia***. Y contamos con las herramientas.  ESPACIO GUADARRAMA es una de ellas.

    
 * Seattle: Movimientos sociales contra la globalización (http://www.globalizacion.org/ciudadania/ValverdeGlbzMovSocialesAntiGlbz.htm);


*** Pablo VI
 (http://www.conoze.com/doc.php?doc=420)

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