La organización de la práctica en el estudio
(Idem, en “¿Educar
o Educarse?” Coordinador Carlos A. Trevisi; autor Carlos Ulloa, libro
electrónico, Ed. “Misión Futuro”, San Lorenzo de El Escorial)
[…] Comprender un texto, memorizarlo,
resumirlo, relacionarlo con otros conocimientos, aplicarlo... son habilidades
que la sociedad actual valora y reclama. Al menos, necesita y exige que sus
miembros más jóvenes lleguen a dominar la lectura y el estudio de los textos,
para poder alcanzar el conocimiento amplio y a la vez especializado que nuestro
complejo y tecnológico mundo necesita.
[…]
Saber estudiar es uno de los objetivos que con
más insistencia se repiten hoy en día.
[…]
Aprender a estudiar no es distinto de aprender
a pensar, ni tampoco es diferente de aprender a aprender. Supone apropiarse de
una serie de hábitos y estrategias que nos permitirán tener un mayor
autocontrol sobre el propio aprendizaje.
¿Qué ha ocurrido con las técnicas de estudio?
Tradicionalmente, se han considerado las
técnicas de estudio como habilidades que respondían a un enfoque superficial y
memorístico del aprendizaje
[…]
Frente a este punto de vista surge la
alternativa de que las técnicas de estudio, al igual que las estrategias de
aprendizaje en general, están integradas en las distintas áreas del currículo y
que sean los profesores de cada una de ellas quienes se encarguen de enseñar
aquellas técnicas específicas de la misma.
[…]
Por la
tanto, desde un punta de vista legal, aprender a aprender implica dotar al
alumno de “herramientas”, con el fin de que pueda desarrollar su potencial de
aprendizaje.
[…]
Por ello, las técnicas de estudio se enseñan en
situaciones de trabajo habitual del alumno: la clase ordinaria; las estudios
dirigidos; los espacios de tutoría colectiva e individual, en las que pueden
existir puestas en común fruto de la reflexión de las propios estudiantes; las
clases de recuperación y de apoyo, que se prestan de forma muy adecuada para
que puedan ser reforzadas aquellas técnicas y estrategias que no han alcanzado
un desarrollo suficiente en un alumno, etc.
[…]
En cuanto a la opinión de las alumnos sobre su
propio desempeño frente al estudio, puede servir coma muestra el resultado de
un sondeo realizado entre alumnos de COU, en el que se destaca:
- Que el
53 % dice tener problemas de distracción o que no se concentra adecuadamente.
- Un 44%
opina que les falta constancia para estudiar
- El 30% manifiesta mala planificación del tiempo.
- El 25
% echa en falta un método de estudio eficaz.
- El 24
% tiene dificultades para hacer esquemas o resúmenes.
A la
relevancia de estos datos pueden añadirse las conclusiones a las que han llegado
otros autores, al relacionar rendimiento académico y técnicas de trabajo
intelectual. Para éstos, las correlaciones entre método de estudio y
rendimiento, en general, son mayores que las que se dan entre inteligencia y
rendimiento.
[…]
Cada etapa educativa (Primario, Secundario,
Bachillerato, FP o Universidad) plantea unas exigencias de trabajo intelectual
diferentes, que tienen relación con el desarrollo intelectual de los alumnos y
con los contenidos abordados. No obstante, podemos señalar una serie de
herramientas imprescindibles, cuyo conocimiento y utilización adecuados son
necesarios cuando se estudia. De forma resumida serian las siguientes:
- Conseguir crear un ambiente de estudio propio
adecuado.
- Ser capaces de planificar y organizar el tiempo
individual dedicado al estudio con actividades de repaso diarias de lo
realizado en clase.
- Desarrollar un nivel óptimo de lectura mecánica
y comprensiva.
- Desarrollar un nivel adecuado de expresión
oral y escrita.
- Desarrollar el cálculo y la capacidad para resolver
problemas.
- Manejar técnicas de análisis (subrayados).
- Manejar técnicas de síntesis (esquemas,
resúmenes, mapas conceptuales).
- Tomar adecuadamente apuntes en clase.
- Preparar y elaborar trabajos monográficos.
- Preparación de exámenes, etc.
La eficacia del aprendizaje aumenta cuando
parte de este conjunto de procedimientos se llegan a automatizar. La tarea de
los profesores consiste en enseñar estas técnicas y estrategias hasta conseguir
que los alumnos lleven a la práctica automáticamente los aspectos más
rutinarios en cada tarea (por ejemplo, la lectura mecánica), para que pueden
dedicar mayor atención a entender el sentido y las metas de cada actividad.
[…]
Se trata pues, no tanto de enseñar
mecánicamente técnicas de estudio cuanto de conseguir un objetivo más amplio:
cambiar la cultura del aprendizaje, que debe
ir más dirigida a construir reflexivamente el conocimiento que a asociar o
reproducir conocimientos ya elaborados.
Estamos hablando de la necesidad de asumir un
“enfoque profundo” de la idea de enseñanza y aprendizaje. Y para el logro de este objetivo es decisiva la responsabilidad de los
profesores como “mediadores” o “transmisores” de estos modelos implícitos, que
constituyen una interiorización de esa cultura del aprendizaje
Véanse las características relevantes de ambos
enfoques:
-
Características
del "enfoque profundo”:
* Intención
de comprender.
*
Fuerte interacción con los contenidos.
*
Relación de nuevas ideas con el conocimiento anterior.
*
Relación de conceptos con la experiencia cotidiana.
*
Relación de datos con conclusiones.
*
Examen de la lógica del argumento
- Características
del “enfoque superficial”:
*
Intención de cumplir los requisitos de la tarea.
*
Memorizar la información necesaria para pruebas o exámenes.
*
Encarar la tarea como una imposición externa.
*
Ausencia de reflexión acerca de propósitos o estrategias.
* Focalizar la atención en elementos sueltos,
sin integración.
* No
distingue principios a partir de ejemplos.
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