sábado, 9 de septiembre de 2017

NOSOTROS LOS IMBÉCILES

NOSOTROS LOS IMBÉCILES

Carlos A. Trevisi

Pocas cosas en esta vida me atribulan más que un imbécil. La imbecilidad puede remitirse al disfrute de fabricar casitas con cerillas o a proclamar las ventajas que encierra su construcción.  Esta última está animada por la íntima necesidad que siente el imbécil de que uno comparta sus estragos afectivos. Y si hay un ámbito en el que lo logra es en política. No es casual que los políticos se hagan con el poder con nuestra anuencia. Somos nosotros mismos los que, imbecilmente, dejamos en sus manos nuestros intereses.  

Y tan contentos.

Bush, adalid del cristianismo y del liberalismo no tiene ningún empacho en comprar periodistas para que le hagan propaganda en EE.UU. y en el exterior (en países amigos y enemigos, da igual); ordena a la CIA que mate terroristas en cualquier parte del mundo; decide que la guerra contra Irak es inevitable (pese a la entrega de 12.000 folios por parte de Sadam en los que éste explica que no tiene las armas a las que tanto teme Bush), y ni se le ocurre atacar a Corea del Norte que sí las tiene y  que pasa de él como el electorado argentino de  los radicales. Su liberalismo no le impide aumentar el déficit fiscal ni seguir adelante con el escudo antimisiles (que cuesta una fortuna incalculable y que Clinton cajoneó porque era totalmente inútil) cuando cualquiera sabe, como quedó demostrado con las Torres Gemelas, que el terrorismo entra a EE.UU. con pasaporte.
Blair, de izquierdas (si los hay), de profundísimo sentido religioso (nótese: “sentido” pero no “conciencia” religiosa: acaba de convertirse al catolicismo) y hombre de familia, adora a Bush y tiene 40.000 hombres de élite disponibles para atacar a Irak (a la voz de “aura”, allá vamos, Father Bush); se abraza con Berlusconi  (que merece un párrafo aparte: viene armando su propia justicia para no ir preso, lo que no lo inhibe,  en un arrebato de religiosidad hacer colgar crucifijos en cuanta pared se levanta  en Italia y presentarse en este año 2008 como candidato al gobierno de Italia y ¡¡¡ganar las elecciones!!!). –Ver Italia  en   EUROPA en 
Así, mientras los señores de la justicia, de la democracia y de la libertad, los que nos dicen qué hacer y nos obligan a todos sus cómos para ser igual a ellos,  millones de chicos mueren de hambre y de cuanta peste señorea por el mundo, y  el SIDA sigue asolando por doquier. 
En ese “mientras tanto” entramos nosotros que, en España, nos ensimismamos con los problemas del Barcelona Fútbol Club, nos preguntamos qué le habrá pasado a la gordita Rosa de Operación Triunfo, o cómo andan los golfos de Gran Hermano (donde, como no podía ser de otro modo, ya se han colado dos argentinos); y en Argentina, los “nosotros” que quedaron allá, alucinamos con la rentreé de Menem como senador.

Es que somos unos imbéciles; unos imbéciles  rampantes.

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