domingo, 17 de abril de 2016

LUCHAR, LUCHAR Y LUCHAR

Perdida la virtud, queda la bondad: perdida la bondad, queda la equidad, perdida ésta, queda la justicia; perdida la justicia, sólo queda la cortesía.
El poder… es, apenas, cortés


Luchar, luchar y luchar

Carlos A Trevisi

Al cumplir 15 años mi madre me obsequió un libro que me acompañaría a lo largo de toda la vida. Tal es así que aún hoy, 60 años más tarde, sigue siendo mi libro de cabecera. Se trata de “Vida de Don Quijote y Sancho”, de D. Miguel de Unamuno.

En su Primera Parte, “El sepulcro de D. Quijote”, leemos:

“Me preguntas mi buen amigo, si sé la manera de desencadenar un delirio, un vértigo, una locura cualquiera sobre estas pobres muchedumbres ordenadas y tranquilas que  nacen, comen, duermen, se reproducen y mueren.
(…)
Esto es una miseria, una completa miseria. A nadie le importa nada de nada. Y cuando alguna trata de agitar aisladamente este o aquel problema, una u otra cuestión, se lo atribuyen a negocio, o a afán de notoriedad y ansia de singularizarse.
(…)
Ante un acto de  generosidad, de heroísmo, de locura, a todos estos estúpidos bachilleres, curas y barberos de hoy no se les ocurre otra cosa que preguntarse ¿Por qué lo hará?
(…)
Si uno denuncia un abuso, persigue la injusticia, fustiga la ramplonería, se preguntan los esclavos ¿qué irá buscando en eso? ¿A qué aspira?
¿Preguntó acaso nunca Sancho porqué hacia Don Quijote las cosas que hacía?
(…)
Alguna vez cuando expongo algún proyecto, algo que me parece debía hacerse, no falta quien me pregunte ¿Y después?. Al “después” no cabe sino dar un rebote con un ¿Y ”antes”?
(…)
¿Qué locura colectiva podríamos imbuir en estas pobres muchedumbres? ¿No crees que se podría intentar alguna nueva cruzada?
Pues sí. Yo creo que se puede intentar la Santa Cruzada de ir a rescatar el sepulcro de Don Quijote del poder de los bachilleres, curas, barberos, duques y canónicos que lo tienen ocupado. Creo que se puede intentar la Santa Cruzada de ir a rescatar el sepulcro del Caballero de la Locura del poder de los Hidalgos de la razón.
(.…)
A ESTAS RAZONES HAY QUE CONTESTAR CON INSULTOS, CON PEDRADAS, CON GRITOS DE PASIÓN, CON BOTES DE LANZA. NO HAY QUE RAZONAR CON ELLOS. SI TRATAS DE RAZONAR, FRENTE A SUS RAZONES ESTÁS PERDIDO.
(…)
Y tú y yo estamos de acuerdo en que hace falta llevar a nuestro  pueblo español una locura cualquiera, pero una locura de verdad y no de mentirijillas; loco, pero no tonto.
(…)
En marcha pues. Y ten en cuenta que no se te metan  en el sagrado escuadrón de los cruzados bachilleres, barberos, curas, canónicos o duques disfrazados de Sanchos.
(…)
Poneos en marcha. ¿Qué  a dónde vais? La estrella os lo dirá: al sepulcro de Don Quijote. ¿Qué vamos a hacer en el camino mientras marchamos? LUCHAR, LUCHAR y ¿cómo? ¿TROPEZÁIS  CON UNO QUE MIENTE?, gritarle a la cara ¡MENTIRA! Y ¡adelante!; ¿TROPEZÁIS CON UNO QUE ROBA?, gritarle ¡LADRÓN! Y ¡adelante!; ¿TROPEZÁIS CON UNO QUE DICE TONTERÍAS?, gritarle ¡ESTÚPIDO! Y adelante. ¡ADELANTE SIEMPRE!
(…)
Mira, amigo, si quieres cumplir tu misión y servir a tu patria ES PRECISO QUE TE HAGAS ODIOSO A LOS  MUCHACHOS SENSIBLES, QUE TUS PALABRAS SEAN ESTRIDENTES Y AGRIAS A SUS OÍDOS
(…)
Y si alguno te viniera diciendo que él sabe tender puentes, ¡FUERA CON ÉL!  Los ríos se cruzarán vadeándolos, o a nado, AUNQUE SE AHOGUE  LA MITAD DE LOS CRUZADOS
(…)
Los esclavizadores  saben bien que mientras está el esclavo cantando a la libertad se consuela de su esclavitud y no piensa en romper sus cadenas.
(…)
Estás solo, mucho más solo de lo que te figuras, y aún así no estás sino camino de la absoluta, de la completa, de la verdadera soledad, que consiste en no estar ni aún con uno mismo.


Así he vivido. He logrado bastante, aunque lucha y desazón han ido siempre de la mano.

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