Perdida
la virtud, queda la bondad: perdida la bondad, queda la equidad, perdida ésta,
queda la justicia; perdida la justicia, sólo queda la cortesía.
El
poder… es, apenas, cortés
Luchar, luchar y
luchar
Carlos A Trevisi
Al cumplir 15
años mi madre me obsequió un libro que me acompañaría a lo largo de toda la
vida. Tal es así que aún hoy, 60 años más tarde, sigue siendo mi libro de
cabecera. Se trata de “Vida de Don Quijote y Sancho”, de D. Miguel de Unamuno.
En su Primera
Parte, “El sepulcro de D. Quijote”, leemos:
“Me preguntas
mi buen amigo, si sé la manera de desencadenar un delirio, un vértigo, una
locura cualquiera sobre estas pobres muchedumbres ordenadas y tranquilas
que nacen, comen, duermen, se reproducen
y mueren.
(…)
Esto es una
miseria, una completa miseria. A nadie le importa nada de nada. Y cuando alguna
trata de agitar aisladamente este o aquel problema, una u otra cuestión, se lo
atribuyen a negocio, o a afán de notoriedad y ansia de singularizarse.
(…)
Ante un acto
de generosidad, de heroísmo, de locura,
a todos estos estúpidos bachilleres, curas y barberos de hoy no se les ocurre
otra cosa que preguntarse ¿Por qué lo hará?
(…)
Si uno
denuncia un abuso, persigue la injusticia, fustiga la ramplonería, se preguntan
los esclavos ¿qué irá buscando en eso? ¿A qué aspira?
¿Preguntó
acaso nunca Sancho porqué hacia Don Quijote las cosas que hacía?
(…)
Alguna vez
cuando expongo algún proyecto, algo que me parece debía hacerse, no falta quien
me pregunte ¿Y después?. Al “después” no cabe sino dar un rebote con un ¿Y
”antes”?
(…)
¿Qué locura
colectiva podríamos imbuir en estas pobres muchedumbres? ¿No crees que se
podría intentar alguna nueva cruzada?
Pues sí. Yo
creo que se puede intentar la
Santa Cruzada de ir a rescatar el sepulcro de Don Quijote del
poder de los bachilleres, curas, barberos, duques y canónicos que lo tienen
ocupado. Creo que se puede intentar la Santa Cruzada de ir a rescatar el sepulcro del
Caballero de la Locura
del poder de los Hidalgos de la razón.
(.…)
A ESTAS
RAZONES HAY QUE CONTESTAR CON INSULTOS, CON PEDRADAS, CON GRITOS DE PASIÓN, CON
BOTES DE LANZA. NO HAY QUE RAZONAR CON ELLOS. SI TRATAS DE RAZONAR, FRENTE A
SUS RAZONES ESTÁS PERDIDO.
(…)
Y tú y yo
estamos de acuerdo en que hace falta llevar a nuestro pueblo español una locura cualquiera, pero
una locura de verdad y no de mentirijillas; loco, pero no tonto.
(…)
En marcha
pues. Y ten en cuenta que no se te metan
en el sagrado escuadrón de los cruzados bachilleres, barberos, curas,
canónicos o duques disfrazados de Sanchos.
(…)
Poneos en
marcha. ¿Qué a dónde vais? La estrella
os lo dirá: al sepulcro de Don Quijote. ¿Qué vamos a hacer en el camino
mientras marchamos? LUCHAR, LUCHAR y ¿cómo? ¿TROPEZÁIS CON UNO QUE MIENTE?, gritarle a la cara
¡MENTIRA! Y ¡adelante!; ¿TROPEZÁIS CON UNO QUE ROBA?, gritarle ¡LADRÓN! Y
¡adelante!; ¿TROPEZÁIS CON UNO QUE DICE TONTERÍAS?, gritarle ¡ESTÚPIDO! Y
adelante. ¡ADELANTE SIEMPRE!
(…)
Mira, amigo,
si quieres cumplir tu misión y servir a tu patria ES PRECISO QUE TE HAGAS
ODIOSO A LOS MUCHACHOS SENSIBLES, QUE
TUS PALABRAS SEAN ESTRIDENTES Y AGRIAS A SUS OÍDOS
(…)
Y si alguno
te viniera diciendo que él sabe tender puentes, ¡FUERA CON ÉL! Los ríos se cruzarán vadeándolos, o a nado,
AUNQUE SE AHOGUE LA MITAD DE LOS CRUZADOS
(…)
Los
esclavizadores saben bien que mientras
está el esclavo cantando a la libertad se consuela de su esclavitud y no piensa
en romper sus cadenas.
(…)
Estás solo,
mucho más solo de lo que te figuras, y aún así no estás sino camino de la
absoluta, de la completa, de la verdadera soledad, que consiste en no estar ni
aún con uno mismo.
Así he vivido. He logrado bastante,
aunque lucha y desazón han ido siempre de la mano.
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