Ian Gibson ha dedicado gran parte de su vida a dilucidar el misterio
lorquiano
Ian Gibson, que en 1984 dejó
de ser hispanista para convertirse en español (el Gobierno le concedió entonces
nuestra nacionalidad), ha dedicado treinta de sus sesenta años de vida -los
cumplirá el 21 de abril- a investigar la de García Lorca. Ahora cierra ese
periodo con la publicación de El
amor que no pudo ser (Plaza
& Janés), un libro donde analiza los amores de Federico por Dalí. El
escritor afirma que se siente cansado de escribir biografías e insinúa que va a
pasarse a la novela.
Madrid. Juan Carlos Soriano
Ian Gibson
afronta uno de los capítulos más oscuros de la vida de García Lorca, casi tanto
como el de su muerte: "La familia del poeta ha demostrado un interés
obsesivo por ocultar su orientación sexual. En la España de nuestros días eso
no tiene ningún sentido. Y, se quiera o no, su relación con Salvador Dalí
trascendió la simple amistad. Fue amor, aunque no llegara a consumarse. Cuando
conoció a Dalí en la Residencia de Estudiantes, en Madrid, se enamoró
perdidamente de él, pero Dalí no aceptaba su condición de homosexual, entre
otras cosas por la influencia de un padre tan severo como el que le había
tocado, y se alejó de Federico."
Gibson ha
empleado como base de este ensayo las cartas que Salvador Dalí remitió a García
Lorca. Las otras, las que escribió el poeta, han desaparecido. "Eso
-afirma con el acento típico de los turistas anglosajones- constituye una
tragedia cultural. Yo tengo la sospecha de que alguien las ha robado, pero me
queda la esperanza de que algún día puedan aparecer."
En esas
cartas, Dalí, que según el escritor no estaba capacitado para la ternura, le
escribe cosas verdaderamente hermosas a Federico. "Hay una en la que le
dice: Te creo el único genio actual.
A pesar de lo burro que soy en literatura, lo que leo de ti me deja mue(l)to.
Que japonesito más gordo eres, coño. Lo
de escribir muerto con ele era un juego entre ellos, porque la gente de Granada
trastoca ambos sonidos, y lo de gordo resultaba una expresión cariñosa en
él."
El amor influyó en sus respectivas obras
Otros
documentos que aporta Gibson son su entrevista a Salvador Dalí, cuando se
encontraba casi moribundo, y las declaraciones en las que el pintor reconocía
que Lorca intentó poseerle físicamente.
En el
libro se explica cómo Luis Buñuel, que despreciaba a Lorca, hizo una auténtica
labor de zapa para apartar a Dalí de su influencia. Ambos pusieron tierra por
medio: Dalí marchó a París y Lorca se consagró como poeta después de su
estancia en Cuba y Nueva York. Cuando se reencontraron en Barcelona, el año
1934, ni el tiempo ni la distancia habían borrado esa relación. Aunque el amor
no se consumó, Ian Gibson afirma que sus respectivas obras salieron
enriquecidas de esa relación. "No puede decirse que Lorca influyera con
sus dibujos en la obra de Dalí. Sin embargo, Federico está muy presente en los
cuadros de aquella época. Recordemos uno donde aparecen sus cabezas fundidas, o
ese otro donde la sombra de Dalí proyecta la cabeza de Lorca. Dalí, por el
contrario, sí propició un giro en la trayectoria literaria de Lorca. Cuando
publicó elRomancero gitano no
le gustó y se lo dijo. Vino a comentarle, más o menos: Tú eres un genio y lo que se lleva
ahora es la poesía surrealista. Así que no pierdas tu talento con
pintoresquismos. Y Federico
le hizo caso; dio un golpe de timón a su obra. Quizá parezca exagerada la
afirmación, pero es posible que si Lorca no hubiera conocido a Dalí hoy no
tendríamos Poeta en Nueva
York."
La pérfida Gala
Pese a que
en 1936 ya se habían distanciado, Ian Gibson dice quedará la incógnita de si,
en el caso de no haber muerto Federico, aquel amor hubiera tenido una segunda
oportunidad. Sospecha que no, porque a la guerra debemos añadir la irrupción de
Gala en la vida de Dalí. Él disiente de los que afirman que ese encuentro con
la entonces mujer de Paul Eluard benefició a su obra: "A mí me parece todo
lo contrario. Dalí no volvió a ser el mismo que había sido. Y, puesto que me
interesa más la etapa anterior a ese extraño emparejamiento, creo que la
influencia de Gala fue negativa para él."
Desde que
llegó a España en 1978, con el propósito de escribir la biografía de García
Lorca, Ian Gibson ha publicado once libros, en los que nos aproxima a otros
personajes de nuestra reciente historia, como José Antonio o Queipo de Llano, y
a episodios concretos de la guerra civil. Ahora, después de El amor que no pudo ser, cree
llegado el momento de dar un viraje literario. "Llevo demasiados años
dedicándome a la biografía. Y aunque quedan algunas interesantes de esa época
por escribir, como la de Buñuel, creo que voy a dejar el trabajo para otros.
Todavía no sé de qué irá mi siguiente libro, pero voy a intentar hacer algo de
creación literaria." Al preguntarle si porcreación literaria entiende la novela, se encoge de
hombros y sonríe.
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