Por Carlos A. Trevisi
Las causas que nos han llevado a
esta situación no son solo responsabilidad de los gobiernos españoles,
aunque la solución que se está dando sí lo es.
No podemos no estar
al tanto de los antecedentes que nos han llevado a la escasez en la que
estamos viviendo, ni de sus causas (que exceden el marco de España), ni tampoco
de lo que debemos hacer para contribuir a mejorar nuestra convivencia. No basta
con difundir denuncias ni opiniones de otros. Tenemos que ejercer nuestro
derecho a ser partícipes de lo que nos atañe y a obligarnos a mejorar lo que
entendemos está a nuestro alcance.
Nada de lo que sucede en Guadarrama es ajeno al
resto de España. Estamos en España y debemos asumir el compromiso. Tenemos que
luchar mano a mano junto a las fuerzas vivas que animan nuestra vida cotidiana,
pero es menester para eso que entendamos que lo que nos pasa como España y como
comunidad guadarrameña no es nuevo en el mundo y otros han pasado por lo mismo
con dispar fortuna, aunque es de decirse que la pobreza en la que vamos cayendo
es semejante a la de una gran mayoría de países que han caído sin haber podido
resolver los conflictos que los han acuciado.Llevamos un largo recorrido de miserias que Europa no ha querido ver porque en un principio sólo se remitían a países de un entorno pobre al que no teníamos en cuenta: en Sur América cayeron Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia... En aquellos lares los países ricos en recursos fueron víctimas de lo mismo que 40 años más tarde estamos siendo víctimas los países vulnerables de Europa, categoría ésta que nos incluye.
Veamos porqué.
La historia reciente nos dice que en la década del 50 comenzó a despuntar el bienestar en EE.UU. La expansión de la riqueza rápidamente saturó un mercado interno que gozaba de sus beneficios absorbiendo la producción que se generaba. Cuando ese mercado se saturó, las empresas comenzaron a expandirse por el mundo* para abordar otros mercados. Durante la década del sesenta la expansión fue notable. Cobraron importancia entonces los mercados del sudeste asiático que comenzaron a crecer abrumadoramente gracias a políticas internas impulsadas desde afuera que facilitaron mano de obra barata y una expansión exultante. Las primeras consecuencias funestas de esas políticas se vieron casi de inmediato: se prostituyeron millones de mujeres y la sociedad pasó a transformarse en un batiburrillo de intereses encontrados que satisfacían el funcionamiento de los mercados pero sometían a la gente como esclavos: salarios miserables, descomposición social y todas las miserias que aún persisten bajo un manto de riqueza que cubre a unos pocos.
A principios de la década del setenta, acaso algo antes, se había pasado de la categoría de "empresas multinacionales" a la de "empresas transnacionales" que operaban por su cuenta sin control alguno ni necesidad de intervención de los gobiernos para su localización. Como la expansión fue notable los mercados del mundo donde se habían expandido se saturaron y las ganancias que no reinvertían las depositaban en "paraísos fiscales" donde los dineros "sobrantes" servían (y siguen sirviendo) para fomentar la compra y comercialización de la droga y la fabricación de armamentos que, al no tener precio de mercado sino el de las urgencias que tenga el "adquirente", rinden ganancias inconfesables**; o en la "legalizada" Suiza donde van a parar los dineros "negros " de ladrones de marca -caso Bárcenas- a la espera de ser ubicados en cualquier país del mundo donde mejor y con mayor seguridad rendirían.
Hacia 1973 se creó la Trilateral Commission impulsada y manejada, entre otros, por Kissinger, Gardner y Brezinsky, tres operadores que, siguiendo el rumbo que marcaba la realidad, vieron que las naciones-estado ya no tenían razón de ser; que el mundo tenía que ser conducido por el poder económico y las finanzas y no por los intereses "nacionales". Los documentos que acreditan esta postura son ilustrativos de las barbaridades que sostenían. (ver LA COMISIÓN TRILATERAL)
El cambio de rumbo tuvo un período de prueba. América Latina cayo bajo la presión que ejercían esos intereses sobre las naciones del subcontinente y, lo que hasta entonces había sido democracias más o menos estables se convirtieron en dictaduras militares.***. Es así como aparecen los videlas, y los pinochets que se ponen al servicio de intereses ajenos a los propios de sus países. Entre oligofrénicos y sinvergüenzas comienza una nueva etapa en Latinoamérica: la guerrilla, que se resiste a aceptar las condiciones que se imponen a doquier y a lo ancho y largo del continente.
Favorecido el nuevo sistema que se va imponiendo poco a poco por el accionar criminal de la guerrilla, la gente, por seguridad, temerosa de las muertes que desata la subversión, que mata a mansalva, adhiere a las dictaduras. El poder transnacional había cumplido con la primera etapa del proyecto.
El éxito obtenido por el poder económico apuró un cambio estratégico. Se decidió "devolver" la democracia a esos países pero favoreciendo gobiernos "obedientes" que satisficieran las necesidades del cambio ****.
Esta segunda etapa impuso no solo el control de los gobiernos surgidos por elecciones sino que los obligó a adherir al proyecto económico de terminar con las naciones-estado debilitándolos "in extremis" *****.
Con una visión como ésta que acabamos de exponer no nos puede caber la menor duda de las razones por las que que los habitantes de América del Sur hayan encumbrado a los Chávez y a los Evos, garantías del último refugio que les quedaba para superar las atrocidades del hambre, de la mortalidad infantil y el atraso que se venían registrando en las últimas décadas debido a una deplorable educación y desinformación a la que se sometía al pueblo. Es de destacar el mórbido apoyo que prestó la Iglesia a las dictaduras y a los gobiernos surgidos a continuación. Sin duda, ante el desconocimiento de estos hechos se entiende, aunque no puede justificarse, que España, que se la pasa mirando a Europa, haya despreciado a Hispanoamérica; y el resto de Europa ni siquiera sepa dónde quedan esos "países del tercer mundo".
No tuvo mejor suerte EE.UU. Se generalizó la pobreza y el eje de su política se quebró ante las mismas agresiones. Me tocó ver la decadencia de un país que desde siempre había sido motor de su propio destino. Cada vez que visito Nuevo York veo el desastre en el que va cayendo un país que fue modelo en la protección de sus propios objetivos para mantenimiento de sus metas.
España no tuvo que padecer nuevos militares asesinos -ya los había experimentado- aunque sí un descalabro social que todavía refleja la inseguridad que había vivido: somos egoístas (el temor nos agobia); somos envidiosos (el éxito de los demás nos mella íntimamente); no sabemos ponernos en común (nos es imposible sacar proyectos adelante si no es bajo la tutela de un poder en el que descansan nuestros intereses); en fín todos los caminos que nos llevan a esta situación que vivimos tienen una gran semejanza con aquellos primeros pasos que dio lo que ahora se llama "neoliberalismo".
El resultado final -ver notas para abundar- es 5 millones de desocupados, gobiernos obedientes servidores del poder económico, corrupción, prepotencia, recortes en educación y en investigación científica y desarrollo, recortes en sanidad, privatisaciones y todo aquello en lo que usted, amigo, puede abundar porque lo está viviendo. Lo más grave, sin embargo, es la pasividad de la ciudadanía. No alcanza con protestar ni mandar mensajes por Internet; hay que participar.
En Sur América la gente se encerró en sus casas, dejó de intervenir en todo aquello que le atañe más allá de lo que deposita en su gobierno; dejó de lado el compromiso social de ponerse en común hasta que el abuso del poder activó el coraje de la ciudadanía y salió a la calle con sus mujeres denunciando atrocidades y comprometiendo sus vidas.
No podemos ver las circunstancias que acabo de describir desde la ideología. Hay que verlo desde la gente, desde los desocupados, los desahuciados, la educación, los penosos casos de familias enteras en las que todos están en el paro; desde la miseria.
El acecho del poder económico hasta a llegado a tocar a Alemania donde los jubilados sobreviven con "mini jobs" que les permiten llegar a fin de mes. Gente que ha vivido con holgura -profesionales, ejecutivos y empleados que han aportado regularmente durante años y años para asegurar su vejez con una pensión digna-, si no complementaran sus ingresos con una entrada extra tendrían que terminar comiendo en comedores populares.
Recién cuando uno ve las cosas desde la realidad misma y no desde lo que queremos ver -desde la ideología, que todo lo empaña- se pueden dar los primeros pasos para terminar con este horror. Esos primeros pasos son la participación en todos los ámbitos que nos competen como usuarios de un sistema que vemos que se va cayendo en pedazos. Es imprescindible aportar ideas y ponerlas en práctica. GUADARRAMA EN MARCHA está abocada a llevar a cabo unas jornadas que aspiran a llegar a todas las fuerzas vivas -policía, centros educativos, profesionales de todas las especialidades, comerciantes, empresarios, funcionarios y demás, para despertar las inquietudes necesarias para recrear y estimular con nuevas ideas y recursos que la mayoría de nuestra población aún no no ha puesto en práctica.
La lucha es el camino
La lucha es de todos y desde el principio; se lucha contra unas paredes opresoras que nos echan al mundo; se lucha por un primer respiro, por un primer bocado. Para la lucha es menester pasión y armonía; pasión para arder y armonía para no consumirse; equilibrio para insertarse en un mundo al que se ha visto y en el que nos hemos visto. El que lucha es un penetrador de circunstancias, un buceador de verdades, dueño del tiempo y del espacio; no reconoce límites; es crítico, con un decir que permita agregar, disentir; un decir que sea un hablar. Con ímpetu pero sin violencia
Notas
* Así fue como a fines de la década del 50 varias empresas automovilísticas entraron en los países "potencialmente ricos" de América latina. Argentina se benefició con la llegada de empresas como Kaiser, por ejemplo, que fabricó durante varios años autos de calidad que servían a todo propósito. En Argentina se llamó IKA (Industrias Kaiser Argentina). La entrada de otras empresas provenientes de EE.UU. favorecieron el bienestar de todas las clases sociales que se vieron nutridas de gente que en años anteriores había sido, lisa y llanamente, pobre.
Los acuerdos para que las empresas se instalaran en países como el citado se establecían entre los gobiernos. Correspondió al presidente Frondizi acordar con el presidente estadounidense, Kennedy, la localización de varias empresas y el engrandecimiento de otras ya instaladas -Firestone entre ellas. El asesinato de Kennedy fue el primer toque de atención a lo que vendría. Pocos asumieron que no era fruto de la locura de un magnicida. Fue un toque de atención que se desatendió y no por casualidad. En la Argentina el poder económico ya había intentado avanzar sobre el cambio que se había puesto en marcha en el mundo cuando se derrocó a Perón. Frondizi fue depuesto de la presidencia por los militares apenas 4 o 5 años más tarde; otra alerta de lo que se avecinaba. La Argentina había demostrado en escasos dos o tres años que era una país capaz de constituirse en una poderosa nación rica en recursos energéticos como el petróleo (cuyo autoabastecimiento ya se había logrado), el hierro y un no menos pujante inicio de la energía atómica. La oligarquía no fue ajena a esta involución. Soporte de los militares, sostenía que había que terminar con esa historia de la industrialización, el petróleo y demás. Que a la Argentina le cabía un lugar como proveedor de alimentos.(ver LIBERALISMO O NEOLIBERALISMO)
** La venta de armamentos no solo fomenta la guerrilla integrista del Islam (que paga el precio del insumo que adquiere según su "emergencia", sino la de guerras "decentes" como la que se libró contra Irak para terminar con las armas de destrucción masiva, que finalmente declaró Bush que no existían.
*** Es así como aparecen los videlas, y los pinochets que se ponen al servicio de intereses ajenos a los propios de sus países. Entre oligofrénicos y sinvergüenzas comienza una nueva etapa en Latinoamérica marcada por la guerrilla, que se resiste a aceptar las condiciones que se imponen por doquier y a lo ancho y largo del continente.
**** Así irrumpe Menem en la Argentina y destruye todos los logros que, aunque a duras penas, había conseguido el país, por ejemplo en el campo de la energía atómica, privatizando todo lo que hasta ese momento manejaba el estado, incluso los servicios de aguas potables para la ciudad de Bs As y alrededores, centro neurálgico del la Argentina con más de 14 millones de habitantes. La corrupción, el populismo más flagrante sustentado en principios que solo una oligarquía repugnante podía sostener, la mentira, el robo, la violencia ejercida por los asesinos "desocupados" del régimen militar fueron de un oprobio incalificable. Ese fue el punto de inflexión de una Argentina que perdió el rumbo como nación, aunque siga existiendo como país.
Es de destacarse también que el paso de las dictaduras a las democracias se debió entre otras cosas a los excesos de los militares que abrumaron de tal modo a la ciudadanía que el poder económico cambió su estrategia ante la explosión ciudadana que salió de su encierro para manifestarse en las calles. La Guerra de las Malvinas en Argentina desata la ira de los americanos del norte que no logran doblegar la voluntad de un general esquizofrénico -Galtieri- y facilitan el ataque de la flota inglesa enviada por la entonces Primer Ministro Margaret Thatcher a las islas. Un proyecto neoliberal aplaudido en Inglaterra y apoyado por Reagan en EE.UU. no admitía la locura de un general de un país que ya había caído en manos del poder transnacional. Tuve ocasión de estar presente en una conferencia que se llevó a cabo en las Naciones Unidas en Nueva York en la que se hablaba de la locura de Galtieri y el disparate del apoyo que la ciudadanía argentina había prestado a la Guerra.
***** La corrupción, el populismo más flagrante sustentado en principios que solo una oligarquía repugnante podía sostener, la mentira, el robo, la violencia ejercida por los asesinos "desocupados" del régimen militar fueron de un oprobio incalificable. Ese fue el punto de inflexión de una Argentina que perdió el rumbo como nación, aunque siga existiendo como país.
Para Abundar: ANTECEDENTES DE LO QUE ESTAMOS VIVIENDO (II)
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