miércoles, 3 de septiembre de 2014

PROGRESISTA / REACCIONARIO (Fernando Savater)

Progreso, dice el diccionario de la Real Academia, es ir hacia delante. En política – digo yo - , avanzar hacia algo mejor que lo que hay. Es mejor lo que permite en la sociedad mayor libertad y más justicia. O sea, cuanto refuerza la capacidad de elegir de las personas y sus posibilidades de orientar la vida del modo que prefieran… aun a riesgo de equivocarse. No olvidemos que poder equivocarnos libremente es el más arriesgado de nuestros privilegios, pero no por ello deja de ser un privilegio.

Los dos grandes obstáculos para el progreso son la miseria y la ignorancia. Nadie puede ser libre en la miseria, que es la mayor de las injusticias en sociedades razonablemente prósperas. En la naturaleza nuestras carencias suelen deberse al azar, pero en la sociedad ninguna pobreza es casual o inevitable. No todo el mundo puede quizá ser rico – porque no todo el mundo aprecia el mismo tipo de riquezas, afortunadamente – pero nadie debe verse obligado a ser pobre, ni siquiera por culpa de sus muchos pecados. En cuanto a la ignorancia, baste con decir que nadie será capaz de avanzar hacia lo mejor si no sabe qué es lo mejor para él y para los otros. Las grandes desigualdades de nuestro siglo son las que separan a quienes saben y tienen acceso educativo a las fuentes del conocimiento de quienes necesitan la tutela informativa de los demás toda la vida.


De modo que son progresistas quienes luchan contra la miseria y la ignorancia, reaccionarios quienes la favorecen por cualquier razón. Es un asunto que poco tiene que ver con la división tradicional en derecha e izquierda. Se puede ser reaccionario de derechas cuando se considera que la miseria es consecuencia inevitable del mercado – que premia a los mejores y castiga a los vagos o torpes - , así como la ignorancia proviene de que ciertas personas no merecen ser educadas tanto como las demás. Pero también se puede ser reaccionario de izquierdas, cuando llega a creerse que luchar contra la miseria es eliminar a los ricos en lugar de suprimir a los pobres o que evitar la ignorancia es enseñar a pensar en la unanimidad colectiva y no en la disidencia individual. No olvidemos que en España todavía hay admiradores de Fidel Castro o de los tiranos de Corea del Norte dando lecciones gratuitas de “progresismo” a los bobos que les escuchan… Sobre todo, lo importante es dejar claro que el progreso no se debe a ningún mecanismo providencial de la historia, como creyeron algunos optimistas ilustrados (Condorcet fue el más ilustre de ellos), sino que necesita nuestro esfuerzo consciente, nuestra capacidad de luchar contra lo peor para que advenga lo mejor. Y que en todo momento puede haber retrocesos y desfallecimientos: ninguna conquista de la civilización es inamovible, todas pueden ser derogadas por renovadas tiranías o caer en el olvido de la incuria. Ser progresista no es dejarse llevar por el supuesto piloto automático del progreso – no todo lo nuevo es progresista, ni mucho menos - , sino estar dispuesto a combatir contra las peores novedades e incluso recuperar riquezas sociales perdidas, mientras se busca el mejor camino del futuro. Progresar es tanto innovar como conservar lo conseguido.

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