Los gobiernos de Mariano Rajoy llevan gastados casi 170.000 millones de euros en intereses de la deuda pública en menos de seis años de gestión, en los que el endeudamiento de la Administración central se ha disparado en 370.000 para situarse cerca del billón, cota que no ha rebasado oficialmente sólo por una cuestión formal: los débitos de la Seguridad Social se contabilizan aparte.
Los informes de la Intervención General del Estado sobre la
ejecución presupuestaria revelan cómo la factura de los intereses de la deuda pública española se han disparado desde
2011, último ejercicio del ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero,
que marcó un récord de 22.100. En esos siete años, el devengo ha pasado de 2,1 a 3,4 millones por hora.
El
salto ya fue notable en
2012, el primer año de Gobierno de Rajoy, en el que, con Cristóbal Montoro en Hacienda y Luis de Guindos en Economía, la factura ascendió a 26.297. Se elevó en casi 2.000 más, hasta los 28.030, en
2013 para no bajar a partir de entonces de los 30.000: alcanzó los 31.168 en
2014, bajó a 30.985 al
año siguiente y repuntó hasta 31.283 el
pasado. Los compromisos de pago entre
enero y agosto de este año suman 21.766, aunque la consignación para todo el ejercicio es de 31.135.
El principal acreedor de las comunidades
Las cifras, que indican que la factura de los intereses de la deuda pública de la Administración central
se han duplicado desde el inicio de la crisis en
2008(15.124 millones), incluyen únicamente los intereses derivados del pago de la deuda pública, y
no otros conceptos similares como los gastos financieros de préstamos, que supusieron otros 1.305 millones el año pasado y 1.035 en los primeros ocho meses de este, o los
intereses de demora, que rondan los 82 desde enero de 2016. Tampoco abarcan los
débitos de las comunidades autónomas ni de las administraciones locales como ayuntamientos, comarcas y diputaciones.
En los cinco años y medio transcurridos entre el cierre de 2011 y junio de 2017, la
deuda de la administración central se disparó en 371.911 millones de euros (un 59,57%) al pasar de 624.238 a 996.149, según recogen las
estadísticas del Banco de España, que también destacan cómo esa cifra pasó de equivaler al 58,3% del PIB (Producto Interior Bruto) al 87,4%. Y que indican cómo los 12.433 millones de deuda de la Seguridad Social
sitúan el montante total por encima del billón de euros: 1.008.582.
Las
comunidades autónomas mantienen un volumen de deuda de otros 285.907 millones mientras las administraciones locales deben 32.412; con comportamientos muy distintos en esos cinco años y medio, en los que las primeras prácticamente
han duplicado sus compromisos (debían 145.879) mientras las segundas los reducían un 12%, desde los 36.819 iniciales.
Municipios y comunidades tienen como principal acreedor a la Administración central, que es, a través de organismos como el ICO (Instituto de Crédito Oficial), la prestataria del 60,4% de esas deudas: 193.789 millones, más del doble de los 79.781 de 2011, de un total de 318.319.
El BCE, mayor acreedor y financiador
“Endeudarse es barato por los bajos tipos de interés que se derivan de la política ultraexpansiva del Banco Central Europeo (BCE), y en el caso de España ha mejorado la prima de riesgo”, explica el economista Eduardo Garzón, para quien la viabilidad de esa opción “va a depender de que el BCE mantenga los tipos bajos y siga comprando deuda de forma estable”.
Esa política hace que, según los datos del
Banco de España, las letras del tesoro tengan un interés de entre tres y cuatro décimas negativas, que los bonos a cinco años estén en un 0,5% y que las obligaciones a diez y quince años alcancen, respectivamente el 1,63% y el 2,18%.
No obstante, bonos y obligaciones comenzaron a mostrar tendencias alcistas antes de que el BCE, el principal acreedor del Tesoro español y el principal financiador del Estado tras comprar 201.103 millones entre marzo de 2015 y agosto de 2017, anunciara que prorroga su programa de estímulos de enero a septiembre, pero rebajando de 60.000 a 30.000 euros el volumen de compra semanal de deuda en toda Europa.
“Puede haber un repunte de los tipos de interés, pero en todo caso va a ser progresivo y no tiene por qué ser preocupante”, pronostica Garzón, para quien una de las claves que marcará su evolución estará en el comportamiento de los compradores institucionales, algunos de los cuales, como bancos y grandes empresas, deben una parte de su liquidez actual a las inyecciones del BCE.
En cualquier caso, el movimiento anunciado por el principal financiador del Estado español, y titular de más de un 20% de la deuda, ha comenzado a activar alertas ante el evidente cambio de escenario y las posibles respuestas del Gobierno: actuar sobre los ingresos subiendo impuestos o hacerlo sobre los gastos mediante recortes.
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