José Martí: una propuesta axiológica
por Lissette Mendoza Portales.
De la misma
forma que podemos considerar a José Martí, fundador de una axiología
latinoamericana, se inscribe entre los educadores más insignes de esta parte
del mundo. Para nosotros es sencillamente, el Maestro.
La
indagación en ese pensamiento universal nos permite acercarnos a una profunda y
coherente concepción del hombre que tomará dimensión significativa, al no
ser un fin en sí misma, en su propuesta de transformación socio-cultural y
ética con valor paradigmático, aún en nuestro tiempo.
Axiología y Educación, conceptos que
devienen unidad en su pensamiento, la cual descansa en la idea de que cada se
humano lleva en sí un hombre ideal (25) y que ésta sólo se revela, se
manifiesta en la medida en que se lleva a cabo una cuidadosa labor para que
“...surja al sol todo el oro de su naturaleza...” (26)
Presente
entonces el valor como regulador de la conducta humana y de forma particular
como fin que orienta la preciosa tarea de formar hombres. El ideal preside y dirige la actuación del educador, es
supraobjetivo.
Lo axiológico no es sólo el núcleo de la
cosmovisión sino sustancia propia de su pensamiento pedagógico, vórtice
insoslayable en todo su quehacer diverso, dignificado como lo que fue, un
fundador.
Y ello en el
ámbito de la educación contempla desde el conocimiento profundo de los sistemas
de educación imperantes en su tiempo, en nuestras tierras y en otras....hasta
la proyección del ideal educativo para el hombre latinoamericano. Esencial
acercamiento a la real contradicción entre el ser y el deber ser que
nutrió continuamente su pensamiento, que lo alejó de falsos
reflejos y le confirió objetividad al examen de su realidad.
Su preocupación por los diversos
aspectos y facetas de la educación que conforma una extraordinaria
propuesta para Nuestra América incluye desde: el papel de la escuela; las
características de la clase, su variedad y sistematicidad ; el estudio,
la lectura, la labor del maestro en general y de la maestra en particular; la
actividad pedagógica y el método; las materias principales a estudiar y sus
características, los rasgos de los diferentes niveles: desde la enseñanza
elemental hasta la Universidad ; las diversas disciplinas: Artes y Oficios,
Mecánica, Electricidad, Medicina, Derecho, Filosofía, Historia de la Filosofía
, Literatura, Historia...la relación entre la instrucción y la agricultura, la
escuela y el taller; el significado y las múltiples dimensiones del trabajo; la
penetración de las leyes de la naturaleza como manera de resolver los problemas
sociales; el problema de la creatividad y la atmósfera necesaria para lograrla;
el problema de la educación de la mujer; la educación fuera de la patria y la
cuestión de la identidad y ...muchos otros, hasta...las finalidades de la
educación, expresadas de muchas formas, conocidas por nosotros y que se resume
en “...preparar al hombre para la vida...”(27) lo cual para él cobra sentido
cuando la educación “...habilita a...los hombres para obtener con desahogo y
honradez los medio de vida indispensables en el tiempo en que existen, sin
rebajar por eso las aspiraciones delicadas, superiores y espirituales de la
mejor parte del ser humano...”(28)
Mensaje ineludible para el mundo de hoy.
Con ello revela la verdadera esencia
axiológica de la educación :aspiraciones superiores, que tomando al hombre como
resumen del mundo viviente, lo coloque a tono con su tiempo en condiciones
de que flote sobre él.(29 ) Valores que conlleven como fines a alcanzar
el perfeccionamiento continuo del ser humano y se dibuja en toda su validez el
nexo indestructible entre axiología y educación en el método de formar
valores que proyecta para alcanzar un fin esencial: el pueblo más feliz (30);
la tarea: una campaña de ternura y de ciencia (31); el camino: la educación de
los sentimientos junto al intelecto (32); la clave: la educación de los
sentimientos.
Y su asunción supone comprender la hondura
y fragilidad que encierra cada paso dado en este sendero que es la propia vida.
Porque como observa:
“...hay que dar al niño, hombros para que
sustente el peso que la vida le eche encima –no peso ajeno, que oprima sus
hombros; así cómo andará?" (33) señala entonces desde sus propios
cimientos la naturaleza del proceso de formación de valores, desde su
fundamento, el sentimiento, referido a las etapas más tempranas del desarrollo
del hombre:
“...Deben cultivarse en la infancia preferiblemente los sentimientos
de independencia y dignidad...”(34)
Con ello nos
descubre lo profundo del enigma del mundo espiritual y al mismo tiempo el
riesgo que se corre al no actuar con acierto en esta fase singular de la
formación humana.
¿Por qué el sentimiento de independencia? Porque con
ello no sólo advierte lo que representa desde esta etapa la conformación
de un ser autónomo, que sea capaz de juzgar por sí solo, que actúe libremente,
sobre la base de comprender su lugar en el mundo, sino que al mismo tiempo se
está pre-figurando una actuación que se extiende más allá de la
actuación del individuo y que cristaliza en el pueblo.
¿ Por qué el sentimiento de dignidad? Porque con
ello nos descubre lo que hace al hombre un ser superior, lo que nos
explica que el hombre más humilde de la
Tierra puede ser la expresión suprema de la especie, de la condición humana,
porque un hombre y su obra puede ser el resumen de la maravilla y sobre
todo, porque desde pequeño el ser humano debe captar la paradoja que encierra
la existencia humana: las tendencias encontradas de la virtud y el vicio.
Frente a la debilidad y la flaqueza se erigen entonces la fortaleza y la
entrega.
Confluyen así
independencia y dignidad como sentimientos -valores- cualidades que en un
excepcional código de valores servirán de sustento al patriotismo, dado su
lugar especial.
Y en su
admirable penetración en este último, se contiene un mensaje que señala el
camino de ese complejo proceso de formación de valores, porque Martí nos ofrece
un método singular para la realización de esta delicadísima labor: nos ha
legado un modelo, un paradigma para los educadores latinoamericanos, plasmado
de forma excepcional en esa verdadera joya que es “La Edad de Oro”: real
propuesta axiológica martiana, pero cuyo contenido esencial está presente
en todas sus reflexiones en torno a la educación.
Martí nos descubre la honda e
insoslayable relación entre conocimiento - sentimiento – valor.
Sólo se admira lo que se conoce, sólo se ama lo que se admira, sólo
se está comprometido con lo que se ama...Por ese camino hemos de transitar:
cultivar los sentimientos a partir del desarrollo del conocimiento y sólo
entonces se asumirá el compromiso...
Axiología y
educación en una verdad esencial como las que caben en el ala de un
colibrí(35) : “ fe en la utilidad de la virtud”. (36)
El esencial
y fundador pensamiento martiano, visión integradora de un época peculiar
y de un inabarcable y plural continente con perfiles distintivos en el planeta,
manifiesta su verdadera significación en tanto síntesis del emancipador siglo
XX y punto de partida de una genuina renovación en la medida en que
penetra en la problemática del ser humano.
Con ello
,Martí proporciona a la cultura y pensamientos cubanos , una hermosa
y sustancial concepción del hombre y los valores que sintetiza el
esfuerzo y la entrega de los fundadores de la nación cubana y prepara el
sendero de la asimilación del ideal social superior, que como conquista del
intelecto y del sentimiento humanos, se convirtió en instrumento esencial, en
el proceso de continuidad en la batalla de nuestro pueblo, por la
reafirmación de su identidad como nación independiente y en la
obtención de valores universales para el ser humano.
De ahí , la
validez para la educación de nuestros días y del mañana, de un
pensamiento que, en virtud de su excepcional contenido, expresión del más alto
humanismo, portador de un maravilloso código de valores trasciende y se
convierte en presencia incuestionable en nuestro quehacer...
Y es que
Martí desde su profunda
concepción del hombre como “ ser
irrepetible “ y creador, desde su universo valorativo
excepcional, nos llama a los educadores, ante los inmensos desafíos
que el siglo XXI impone al desarrollo espiritual del hombre, a:
descubrir el inmenso caudal espiritual del
ser humano,
profundizar en el proceso de desarrollo del ser
humano, advertir las esenciales diferencias entre las etapas recorridas
por el hombre a lo largo de su desarrollo( desde la infancia) y a actuar
en correspondencia con ellas,
comprender el papel de lo afectivo junto al
desarrollo del intelecto en el proceso de educación del hombre,
considerar los sentimiento principales a
cultivar desde las edades tempranas: independencia y dignidad,
asegurar a “...cada
hombre el ejercicio de sí propio..”(37),
sentir que “...no hay pena que no pueda
consolar ni crimen que no pueda redimir el gusto de ser útil...”(38),
entender el valor del patriotismo como la
“levadura” mejor de todas las virtudes humanas,
saber que “...quien quiera pueblo ha de
habituar a los hombres a crear...”(39),
“...ensayarse
como ciudadano de república por ser cosa difícil, desde la
niñez...”(40),
comprender que “...las reformas sólo son
fecundas cuando penetran en el espíritu de los pueblos...”(41).
¿ Pudiera haber sido de otro modo? Tratándose de
aquel que pensó y sintió que: “...sólo va al
alma, lo que nace del alma...” (42)
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