miércoles, 16 de agosto de 2017

ACERCA DE LA FORMACIÓN DE VALORES: ALGUNAS REFLEXIONES

José Martí: una propuesta axiológica

por  Lissette Mendoza Portales.

De la misma forma que podemos considerar a José Martí, fundador de una axiología latinoamericana, se inscribe entre los educadores más insignes de esta parte del mundo. Para nosotros es sencillamente, el Maestro.

 La indagación en ese pensamiento universal nos permite acercarnos a una profunda y coherente concepción  del hombre que tomará dimensión significativa, al no ser un fin en sí misma, en su propuesta de transformación socio-cultural y ética con valor paradigmático, aún en nuestro tiempo.
Axiología y Educación, conceptos que devienen unidad en su pensamiento, la cual descansa en la idea de que cada se humano lleva en sí un hombre ideal (25) y que ésta sólo se revela, se manifiesta en la medida en que se lleva a cabo una cuidadosa labor para que “...surja al sol todo el oro de su naturaleza...” (26)
Presente entonces el valor como regulador de la conducta humana y de forma particular como fin que orienta la preciosa tarea de formar hombres. El ideal preside y dirige la  actuación del educador, es supraobjetivo.
Lo axiológico no es sólo el núcleo de la cosmovisión sino sustancia propia de su pensamiento pedagógico, vórtice insoslayable  en todo su quehacer diverso, dignificado como lo que fue, un fundador.

Y ello en el ámbito de la educación contempla desde el conocimiento profundo de los sistemas de educación imperantes en su tiempo, en nuestras tierras y en otras....hasta la proyección del ideal educativo para el hombre latinoamericano. Esencial acercamiento  a la real contradicción entre el ser y el deber ser que nutrió continuamente su pensamiento, que lo alejó  de falsos  reflejos y le confirió  objetividad al examen de su realidad.

Su preocupación por  los diversos aspectos y facetas de la educación que conforma una extraordinaria  propuesta para Nuestra América incluye desde: el papel de la escuela; las características de la clase, su  variedad y sistematicidad ; el estudio, la lectura, la labor del maestro en general y de la maestra en particular; la actividad pedagógica y el método; las materias principales a estudiar y sus características, los rasgos de los diferentes niveles: desde la enseñanza elemental hasta la Universidad ; las diversas disciplinas: Artes y Oficios, Mecánica, Electricidad, Medicina, Derecho, Filosofía, Historia de la Filosofía , Literatura, Historia...la relación entre la instrucción y la agricultura, la escuela y el taller; el significado y las múltiples dimensiones del trabajo; la penetración de las leyes de la naturaleza como manera de resolver los problemas sociales; el problema de la creatividad y la atmósfera necesaria para lograrla; el problema de la educación de la mujer; la educación fuera de la patria y la cuestión de la identidad y ...muchos otros, hasta...las finalidades de la educación, expresadas de muchas formas, conocidas por nosotros y que se resume en “...preparar al hombre para la vida...”(27) lo cual para él cobra sentido cuando la educación “...habilita a...los hombres para obtener con desahogo y honradez los medio de vida indispensables en el tiempo en que existen, sin rebajar por eso las aspiraciones delicadas, superiores y espirituales de la mejor parte del ser humano...”(28)
Mensaje ineludible para el mundo de hoy.
Con ello revela la verdadera esencia axiológica de la educación :aspiraciones superiores, que tomando al hombre como resumen del mundo  viviente, lo coloque a tono con su tiempo en  condiciones de que flote sobre él.(29 ) Valores que conlleven como fines a alcanzar  el perfeccionamiento continuo del ser humano y se dibuja en toda su validez el nexo indestructible  entre axiología y educación en el método de formar valores que proyecta para alcanzar un fin esencial: el pueblo más feliz (30); la tarea: una campaña de ternura y de ciencia (31); el camino: la educación de los sentimientos junto al intelecto (32); la clave: la educación de los  sentimientos.

Y su asunción supone comprender la hondura y fragilidad que encierra cada paso dado en este sendero que es la propia vida. Porque como observa:
“...hay que dar al niño, hombros para que sustente el peso que la vida le eche encima –no peso ajeno, que oprima sus hombros; así cómo andará?" (33) señala entonces desde sus propios cimientos la naturaleza del proceso de formación de valores, desde su fundamento, el sentimiento, referido a las etapas más tempranas del desarrollo del hombre:
“...Deben cultivarse en la infancia preferiblemente los sentimientos  de independencia y dignidad...”(34)
Con ello nos descubre lo profundo del enigma del mundo espiritual y al mismo tiempo el riesgo que se corre al no actuar con acierto en esta fase singular de la formación humana.
¿Por qué el sentimiento de independencia? Porque con ello no sólo advierte lo que representa desde esta etapa la  conformación de un ser autónomo, que sea capaz de juzgar por sí solo, que actúe libremente, sobre la base de comprender su lugar en el mundo, sino que al mismo tiempo se está pre-figurando una actuación  que se extiende más allá  de la actuación del individuo y que cristaliza en el pueblo.
¿ Por qué el sentimiento de dignidad? Porque con ello nos descubre lo que hace  al hombre un ser superior, lo que nos explica que el hombre más humilde de la Tierra puede ser la expresión suprema de la especie, de la condición humana, porque  un hombre y su obra puede ser el resumen de la maravilla y sobre todo, porque desde pequeño el ser humano debe captar la paradoja que encierra la existencia humana: las tendencias encontradas de la virtud y el vicio. Frente a la debilidad y la flaqueza se erigen entonces la fortaleza y la entrega.
Confluyen así independencia y dignidad como sentimientos -valores- cualidades que en un excepcional código de valores servirán de sustento al patriotismo, dado su lugar especial.
Y en su admirable penetración en este último, se contiene un mensaje que señala el camino de ese complejo proceso de formación de valores, porque Martí nos ofrece un método singular para la realización de esta delicadísima labor: nos ha legado un modelo, un paradigma para los educadores latinoamericanos, plasmado de forma excepcional en esa verdadera joya que es “La Edad de Oro”: real propuesta axiológica  martiana, pero cuyo contenido esencial está presente en todas sus reflexiones en torno a la educación.
Martí nos descubre la honda e insoslayable  relación entre conocimiento - sentimiento – valor.  Sólo se admira  lo que se conoce,  sólo se ama lo que se admira, sólo se está comprometido con lo que se ama...Por ese camino hemos de transitar: cultivar los sentimientos a partir del desarrollo  del conocimiento y sólo entonces se asumirá el compromiso...
Axiología y educación en una verdad esencial como las que caben en el ala  de un colibrí(35) : “ fe en la utilidad de la virtud”. (36)
El esencial y  fundador pensamiento martiano, visión integradora de un época peculiar y de un inabarcable y plural continente con perfiles distintivos en el planeta, manifiesta su verdadera significación en tanto síntesis del emancipador siglo XX  y punto de partida de una genuina renovación en la medida en que penetra en la problemática del ser humano.
Con ello ,Martí proporciona a la cultura y pensamientos  cubanos , una hermosa y  sustancial concepción  del hombre y los valores que sintetiza el esfuerzo y la entrega  de los fundadores de la nación cubana y prepara el sendero de la asimilación del ideal social superior, que como conquista del intelecto y del sentimiento humanos, se convirtió en instrumento esencial, en el proceso de continuidad en la batalla  de nuestro pueblo, por la reafirmación  de su identidad  como nación independiente y en la obtención de valores universales  para el ser humano.
De ahí , la validez  para la educación  de nuestros días y del mañana, de un pensamiento que, en virtud de su excepcional contenido, expresión del más alto humanismo, portador de un maravilloso código de valores trasciende y se convierte en presencia incuestionable en nuestro quehacer...

Y  es  que  Martí   desde   su   profunda    concepción   del  hombre   como “ ser irrepetible  “  y creador, desde  su universo valorativo  excepcional, nos llama  a los educadores, ante  los inmensos desafíos que el siglo XXI impone al desarrollo espiritual del hombre, a:
descubrir el inmenso caudal espiritual del ser humano,
profundizar en el proceso de desarrollo del ser humano, advertir las esenciales diferencias  entre las etapas recorridas por el hombre a lo largo de su desarrollo( desde la infancia)  y a actuar en correspondencia con ellas,
comprender  el papel de lo afectivo junto al desarrollo del intelecto en el proceso de educación del hombre,
considerar los sentimiento principales a cultivar desde las edades tempranas: independencia y dignidad,
asegurar a “...cada hombre el ejercicio de sí propio..”(37),
sentir que “...no hay pena que no pueda consolar ni crimen que no pueda redimir el gusto de ser útil...”(38),
entender el valor del patriotismo como la  “levadura”  mejor de todas las virtudes humanas,
saber que “...quien quiera pueblo ha de habituar a los hombres a crear...”(39),
“...ensayarse como ciudadano de república por ser cosa difícil, desde la
niñez...”(40),
comprender que “...las reformas sólo son fecundas cuando penetran en el espíritu de los pueblos...”(41).


¿ Pudiera haber sido de otro modo? Tratándose de aquel que pensó y sintió que:  “...sólo va al alma, lo que nace del alma...” (42)  

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