PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2015
Nacida en Ucrania, hija de un militar soviético, de origen bielorruso. Cuando su padre se retiró del Ejército, la familia se estableció en Bielorrusia y allí ella estudió periodismo en la Universidad de Minsk y trabajó en distintos medios de comunicación. Se dio a conocer con La guerra no tiene rostro de mujer, una obra que finalizó en 1983 pero que, por cuestionar clichés sobre el heroísmo soviético y por su crudeza, solo llegó a ser publicada dos años más tarde gracias al proceso de reformas conocido por la perestroika. El estreno de la versión teatral de aquella crónica descarnada en el teatro de la Taganka de Moscú, en 1985, marcó un hito en la apertura iniciada por el dirigente soviético Mijaíl Gorbachov.
En
1989 publicó Tsinkovye
Málchiki (Los
chicos de cinc) sobre
la experiencia de la guerra en Afganistán. Se recorrió el país
entrevistando a madres de soldados que perecieron en la contienda.
En 1993, publicó Zacharovannye Smertiu (Cautivados por la
muerte) sobre los suicidios de quienes no habían podido sobrevivir
al fin de la idea socialista. En 1997, le tocó el turno a la catástrofe de la
central nuclear de Chernóbil en Voces
de Chernóbil, publicado en castellano en 2006 por
Editorial Siglo XXI, que reeditó el año pasado Penguin Random House
El
año pasado lanzó El
fin del homo sovieticus,
publicado en alemán y en ruso, y que en España editará Acantilado, a principios
de 2016. En este nuevo documento, Alexiévich se propone "escuchar honestamente a
todos los participantes del drama socialista", dice el prólogo.
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