domingo, 11 de octubre de 2015

AMAZONAS URBANO, (relato)

Por Carlos María Trevisi
Locación: corredor de agua pluvial en calzada de ciudad
Protagonista: "Capitán Destino"

Llueve.

Se precipitan las corrientes de agua pluvial que bajan por efecto de la inclinación del terreno. Junto con el agua, un barquito de papel. Construido ad hoc en cartulina roja y de doble pliegue, se lanza a la aventura mientras aun cae la lluvia sobre la ciudad.
Desde el barquito, sin otro Capitán que su propio destino, las cosas se ven con la inmensidad de los grandes caudales fluviales. A babor, un acantilado de piedra gris caliza, sirve de contención a las grandes ráfagas de viento provenientes del oeste. A estribor, la inmensidad de las aguas, parecen terminar en playas con base macadam.
Al norte, donde el barquito es llevado por la correntada, una selva inexplorada y tenebrosa no le asegura un paso exitoso.
Las olas que se producen a su paso, avizoran un remolino, e incluso predicen una catarata.
La alcantarilla de la esquina esta poniendo en dificultades serias a nuestro barquito de papel, que debe cumplir su misión. Recorrer el mayor tramo posible antes de su inexorable autodestrucción.
Una hoja de plátano, como una suerte de isla flotante y a la deriva, se presenta como la mejor opción para nuestro objetivo.
Todo indica que lo lograra, pues la naturaleza parece estar de su lado. Ramas caídas desde los arboles contribuyen a formar un canal que desemboca en una plataforma "ideal" para subir a nuestro barquito a la codiciada hoja. La lluvia cae con mas intensidad y las olas son su principal preocupación. Después
de un viraje, nuestro amigo logra sortear la catarata y continua su periplo rumbo al norte.
A esta altura comienzan a haber los primeros daños estructurales, que indefectiblemente lo llevaran a su destino final.
Al llegar a la esquina, conforme las fuertes corrientes hacen que se produzca un nuevo viraje, orientando a nuestro barquito de papel con dirección Este.
Ya no tenemos el norte como meta, y una nueva selva de ramas y desperdicios nos esperan al frente de la travesía.
Generalmente cuando llueve, todo tipo de objetos aparecen en la calzada. Es muy común ver botellas, bolsas, ramas, hojas, espuma, palos e incluso aguas limpias.
Nuestro Amazonas urbano se nos presenta con todas esas variantes.
En esta etapa de navegación hacia el Este, y luego de atravesar una serie de ramas, las aguas ya son límpidas.
Nuestro barquito de papel continua su periplo, sin imaginar lo que hallara en sus aguas.
Como pobladores aborígenes, desde la proa del barco, se pueden observar a estribor una colonia de hormigas negras. Preocupadas por la inundación, su hormiguero parece haber sido atacado por las aguas, y su reina está en peligro.
El viento sobre babor inclina al barquito hasta hacerlo llegar a la orilla y milagrosamente queda trabado entre una piedra y una rama. Rápidamente las hormigas mas valientes saltan abordo del barquito, logrando proteger a su reina y así salvarla de una muerte segura.
Ya hay una tripulación abordo, nuestro "Capitán Destino" es el único responsable.
Navegando hacia el ESTE, con sobrecarga y grandes deterioros estructurales nuestro barquito de papel comienza a desteñir. Un color rojizo se puede ver en el agua límpida de este tramo de la odisea pluvial.
Las hormigas temen lo peor. La reina parece pedir una solución, mientras que el "Capitán Destino" continua timoneando su barco.
Ya no llueve. El sol comienza a aparecer y los ruidos de caudales de agua son cada vez mas bajos.
En realidad esto no es así. Un gran frasco con una ancha boca, se ha interpuesto en su camino. El reflejo del vidrio, ha simulado el sol. Nuestro barquito de papel ha ingresado dentro junto con toda la tripulación.
Detenido como en un dique seco, todo parece indicar que nuestro capitán destino, esta vez cambió su suerte.

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