sábado, 31 de octubre de 2015

ELECCIONES EN ARGENTINA

Elecciones: la voluntad colectiva en juego

por Vicente Espeche Gil (Revista CRITERIO, http://www.revistacriterio.com.ar/)

El resultado de las elecciones del 25 de octubre está siendo convenientemente explicado desde el lunes 26, cuando se ve todo con la claridad de lo que ha sido develado. Las señales estaban allí desde antes, pero no era fácil interpretarlas en medio de la nube hecha de intereses, distorsiones intencionadas y voluntarismos varios.

Muchos elementos definirán el resultado de la ronda electoral final del 22 de noviembre. Entre ellos, el papel que de ahora en más pongan en juego las distintas dirigencias y los efectos que la nueva situación creada genere en la economía, entre otros factores. Pero hay uno que es predominante: el de la misteriosa voluntad colectiva.

Cada elección manifiesta el verdadero acto de voluntad colectiva. Una voluntad que ha tratado de interpretarse previamente por medio de la intuición de los políticos y de los analistas, y el frecuente recurso a los sondeos de opinión, algunas veces elaborados como las estadísticas a medida.

Pero la voluntad política que se muestra en las urnas es lo definitivo. En el caso argentino, podría decirse que esa voluntad es un compuesto “PIP”, hecho de percepción, interés y paciencia que se va formando durante varios años en la cultura institucional de la ciudadanía. Esta cultura es, a su vez, consecuencia de la conducta de los ciudadanos en su demanda a las autoridades y su respuesta a los dictados, decisiones y expresiones de las autoridades.

Los resultados sorpresivos de las elecciones del domingo podrían entonces explicarse por una percepción de que el “modelo” ya no generaba las expectativas prometidas o esperadas; los intereses ya no parecían seguir siendo satisfechos y la paciencia había sido colmada por el abuso de la omnipresente figura presidencial.




¿Qué idea ganó?
por Diego Botana


El domingo pasado, 25 de octubre, una vez que el oficialismo se decidió a publicar los resultados, la ciudadanía vivió una sorpresa que nadie anticipó: la provincia de Buenos Aires cambió de signo político luego de 28 años ininterrumpidos de gobiernos peronistas (en sus distintas vertientes) y, por primera vez desde 1994, se pondrá en uso el mecanismo de la segunda vuelta electoral.
Quedan claros, en esta coyuntura, los ganadores y los perdedores. Basta ver sus rostros para sacar algunas conclusiones. Parece importante pensar, entonces, cuál es la idea que prevaleció el domingo 25.
El Frente Cambiemos, como su nombre lo indica, propugna el cambio. Sergio Massa se paró en una postura moderada, hablando del “cambio justo”. Finalmente, los votantes le restaron apoyo (tomando como referencia las PASO de agosto), a quien demostró ser la continuidad del modelo kirchnerista.
Con independencia del resultado de la segunda vuelta, un primer análisis muestra –claramente– un cambio en el rumbo. También se refleja una sociedad fracturada. El centro geográfico, liderado por Buenos Aires (capital y provincia), Córdoba, Santa Fe y Mendoza, motorizan esta idea de cambio. El norte y el sur, por el contrario, apuestan por la continuidad. La excepción a esta regla fue el holgado triunfo de Gerardo Morales en Jujuy.
¿Apunta la idea del “cambio” a una democracia más republicana? Si ese fuera el caso, los representantes de esta idea deberían acometer el déficit del que adolecieron los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa: la eficacia. Vale decir, una democracia representativa, republicana, federal, y eficaz.
Cuando hablamos de eficacia, lo hacemos desde el prisma de los derechos fundamentales. No solamente desde lo económico, sino fundamentalmente desde lo estructural. La idea constitucional toma como base y fundamento la dignidad de la persona, sus derechos y sus obligaciones ciudadanas. La eficacia de la que hablamos requiere posar la mirada en los más desprotegidos.
El potencial de la Argentina, pues, habrá que liberarlo desde esta premisa. El lugar común que todos escuchamos sostiene que el peronismo es el único capacitado para gobernar este país, con todas sus defecciones. El “no peronismo”, por el contrario, fracasa en sus intentos.
En esta coyuntura, quienes se dicen republicanos, o que propugnan una manera distinta de manejar la cosa pública, hasta la fecha no han demostrado la capacidad de ser eficaces. Los “vientos de cambio”, entonces, para que sean tales, deberían soplar sobre la idea de república, de eficacia en la gestión y en la mirada hacia los más desprotegidos.
La carencia de bienes públicos básicos es patente. El Estado –en sus diversos estamentos– está infiltrado por la mafia y el narcotráfico. Basta hablar con cualquier cura párroco de los barrios humildes del Gran Buenos Aires para confirmarlo. Por su parte, la educación requiere un salto de calidad. Además, el ciudadano precisa contar con información veraz.
La lista es intensa, larga y compleja.
La clave del salto de calidad en la vida de los argentinos, entonces, estaría dado por una rara combinación política: la idea de república democrática, eficacia en la gestión, el Estado presente entre los más pobres, y criterios de verdad, honestidad y veracidad.
El desafío es gigantesco. La ciudadanía parece encaminarse a esta idea.
Comentario  de Carlos A. Trevisi
La lejanía que me separa de la Argentina ha ido echando en el olvido más de una cara que hoy día, casi 20 años después, se me presentan avejentadas; arrugas que zurcan facciones que otrora lucían lozanas y  cabezas que peinan canas hacen irreconocibles a sus portadores. 
Lo que no cambia es el discurso. Entiendo que habrá que esperar dos o tres décadas más para que el mundo decida qué hacer con un país que pintaba en el mejor nivel como para decir lo suyo. Lo lamentable es que el recorrido para tales logros no lo harán los argentinos: basta con ver Buenos Aires, su engañoso esplendor, para comprobar que ya se ha iniciado una marcha en la que van cayendo millones de personas ilusionadas con llegar a una meta que les será ajena, que estará en manos de los que les darán de comer a costa de arrebatarles una vida que lleva años de agobio y desesperanza, aunque ilusa.
Algo parecido sucede en España. Ya se han olvidado del Quijote y del panzón; los han reemplazado por la Merkel. 

1 comentario:

  1. Visitad
    http://www.lanacion.com.ar/1841508-esta-por-aparecer-un-scioli-rutilante
    http://www.lanacion.com.ar/1840103-el-imperdonable-error-de-confiar-en-los-argentinos
    http://www.lanacion.com.ar/1841458-tiempo-de-desarmar-la-maquina-de-odiar

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