Las preguntas que deberían formular los periodistas.
El aluvión de información que nos han brindado los medios con motivo
del ébola, de los Pujol, -una familia de sinvergüenzas-, de las tarjetas
de las que abusaron indiscriminadamente los directivos de Bankia - entre otras
felonías-, ha dejado al descubierto la poca consistencia intelectual y
hasta profesional de los periodistas. Los medios para los que trabajan han
ensuciado los verdaderos contenidos lanzándose espectacularmente con información
pocas veces corroborada por la realidad, como si se hubiera tratado de una
carrera por llegar antes que los demás.
Pero al margen de este trasfondo, las cadenas de televisión cuentan con
periodistas que se trasladan al lugar de los hechos para entrevistar a los
causantes de la parafernalia de delitos que agobian a España -imputados,
testigos, ladrones de guante blanco, ministros, políticos, empresarios y hasta
más de un miembro de la Iglesia Católica.
Cuando uno escucha las preguntas que se les formulan siente vergüenza
ajena. Parece imposible que un profesional del periodismo le pregunte al
"patriarca" Pujol qué siente ante las amenazas de cárcel que pesan sobre él, su
mujer y varios de sus hijos. Lo mismo ha sucedido con el Ébola. A la puerta del
hospital Carlos III se amontonan los periodistas que hacen calle para preguntar
qué piensa cualquiera que pasa por ahí, hasta que pasa un pez gordo del gobierno
al que le preguntan si le parece que las gestiones llevadas a cabo para
enfrentar la infección fueron las adecuadas. Finalmente el caso Bankia: "Qué
piensa Sr. Blesa (CON SORNA (O NO) LO DE "SR") de las tarjetas negras que autorizaban cualquier gasto personal
-lencería, vinos, restaurantes y qué no, o a Rato otro personaje que
fuera presidente de del FMI antes de serlo de Bankia, como lo fue Blesa, que manifestó no saber que los
gastos de la tarjeta no se declaraban a hacienda.
Yo preguntaría otras cosas. Por ejemplo, y para empezar, basta de llamar
SEÑOR a cualquier sinvergüenza que anda suelto por ahí. No hace falta que un
juez declare culpable a un sujeto siniestro que con la famosa tarjeta compraba
lencería para la mujer -dos camisones y dos pijamas para él mismo- para dejar de llamarlo "señor".
A los BLEZA
yo les preguntaría: ¿"No le da asco de usted mismo haber facilitado una estafa
que llegó a los 15 millones de euros" o ¿"No le da vergüenza haber malgastado
dinero de un banco al que tuvo que rescatar la ciudadanía"? o ¿" No siente
misericordia por la estafa a la que sometió a los que inocentemente
confiaron en una caja de ahorros con más de 100 años de antigüedad, o pena por los que compraron acciones preferentes con los ahorros de toda su vida"?
¿"Cómo se atrevió a decir que una condena judicial que lo tuvo preso dos
veces había lastimado el honor de su familia"? ¿" Repetiría lo mismo ahora que
es usted el que lastima a su familia con las porquerías que ha hecho?
A la ministra Mato le preguntaría: ¿" Qué experiencia tiene usted para
manejar nada menos que la sanidad del país"? ¿"No le da vergüenza seguir como
ministra cuando la misma gente de su partido le hace el vacío"? ¿" Se dio cuenta
del papelón que hizo cuando se presentó en la rueda de prensa acompañada por
unos cuantos alcahuetes que contestaban por usted"? o ¿" O cuando declaró
que usted no sabía que en el garaje de su casa había un Jaguar"? o ¿" No le da
asco de usted misma ir a Europa a explicar los porqués del éxito del gobierno
español en el tema del ébola"?
Al responsable de la Sanidad de la comunidad de Madrid le preguntaría
¿" Cómo pudo ser tan idiota cuando afirmó que la enfermera que se había
contagiado el ébola había mentido"? ¿"Quién le escribe los guiones
para decir tamaña estupidez y seguir impunemente al frente de su cargo"? "¿"No
se le cae la cara al decir que usted tiene su vida resuelta y que por eso mismo
no necesita el cargo que detenta (porque no lo ostenta)? ¿" Sabe las diferencia
entre detentar y ostentar"? Si no la sabe podría preguntarle al Presidente de la
Comunidad de Madrid, que algo de eso debe saber?
A los empresarios les preguntaría... Pero ya está bien.
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