martes, 1 de mayo de 2018

LA MANADA (II): 5 ABUSADORES DE MUJERES


LA MANADA (II): 5 ABUSADORES DE MUJERES 
María Paz Trevisi

¿La ausencia de una adecuada educación puede ser causa de que un sujeto delinca? ¿Puede la educación prevenir la delincuencia?

Las principales Teorías Criminológicas en las que vamos a centrar nuestro trabajo son tres: Del Aprendizaje Social, de la Frustración y del Autocontrol.
Comprobaremos si dichas teorías han tenido presente la falta de educación como origen de la delincuencia o, en sentido contrario, si la educación es una posible vía de prevención de la misma.
De todos modos, hemos de tener en cuenta que son muy numerosas las causas por las cuales se delinque y que la falta de educación, puede ser una entre tantas. Así lo afirma Lombroso, al considerar que no existe delito que no encuentre su raíz en múltiples causas, incluyendo, por supuesto, variables ambientales y sociales, como el clima, el abuso del alcohol, la educación o la profesión [..]La educación se articula sobre tres pilares fundamentales: la familia, el ámbito académico y la calle. Dichos ámbitos, simultáneamente, van a contribuir de forma determinante en la personalidad del sujeto.

La principal carencia de la educación contemporánea es que responde a un diseño que no considera la naturaleza del aprendizaje, la libertad de elección o la importancia que tienen el afecto y los vínculos humanos en el desarrollo individual y colectivo.

Con una educación íntegra el sujeto se desarrolla en un entorno (hogar – colegio – calle) libre, afectuoso, sereno, exigente y reflexivo gracias al cual es capaz de desarrollar plenamente actitudes de libertad – voluntad – inteligencia y afecto llegando a ser una persona comunitaria, solidaria, reflexiva, democrática y comprensiva.
Sensu contrario, cuando el ambiente en el que se cría el sujeto es conflictivo (violento, frío, impulsivo), sus potenciales actitudes se ven truncadas, dando lugar a un individuo inflexible, autoritario, convencional, materia-lista: uno idéntico a todos los demás que no ha logrado ser uno en sí mismo, distinto del resto sin cualificación para la puesta en común.
El perfil de esta segunda clase de sujeto es más proclive a delinquir que el primero, dado que carece de valores sociales que lo hagan actuar considerando a los demás; respetando las normas de convivencia (recordemos que no es un sujeto comunitario, sino individualista, es impulsivo y agresivo con una serie de características propias que lo con-ducen a la delincuencia)
[..]
La Teoría del aprendizaje Social indica que en la delincuencia existen multitud de variables que motivan y otras que previenen el delito. Así, la Teoría recurre a procesos y variables sociales, como es el caso de la familia y los grupos iguales (la calle), sin dejar a un lado la idea de que existan diferencias individuales que influyan en el comportamiento.
La Teoría descansa sobre cuatro pilares esenciales:

1. La asociación diferencial, consistente en que una persona se convierte en delincuente debido a un exceso de definiciones favora-bles a la infracción de la Ley frente a definiciones desfavorables a la infracción de la Ley. De este modo, si una persona se ve expuesta en un entorno donde prevalezcan definiciones favorables a la infracción de la Ley, tenderá a delinquir y viceversa, si se mueve en un ambiente en el cual prevalecen definiciones desfavorables al delito, tenderá a no delinquir. Las asociaciones influyen de forma diferente depen-diendo de su intensidad, frecuencia, duración y prioridad. Respecto de la prioridad, ésta quiere decir que las asociaciones serán más influyentes cuando tengan lugar a edades más tempranas. Y, en lo referente a la intensidad, se refiere al afecto y respeto de la persona con la que uno se asocia.

2. El reforzamiento diferencial, que no es otra cosa que la probabilidad de que alguien repita el acto según el resultado de la primera experiencia.

3. Las definiciones que un sujeto realiza de un determinado comportamiento; cómo evalúa moralmente un hecho.

4. La imitación de un comportamiento semejante a los que ha observado en las personas cercanas a él y, en segundo plano, en medios de comunicación o cine.

Por lo tanto, el comportamiento delictivo se aprende. El primer hecho delictivo tenderá a llevarse a cabo cuando prevalezcan definiciones favorables a la infracción de la Ley (asociación diferencial), o se quieran imitar comportamientos delictivos y los beneficios superen a las desven-tajas. Por último, las consecuencias del comporta-miento conllevarán a que se repita el mismo o no (reforzamiento diferencial).

La Teoría del Aprendizaje Social y su conexión con el concepto de educación.

Centrándonos en el primer concepto (la asociación diferencial) observamos que una persona que se mueve en un entorno donde priman las defi-niciones favorables a delinquir, tenderá a cometer un hecho ilícito. Dicha aseveración tiene una estrecha relación con la educación que se le ha impartido. Recordemos que la educación satis-face las potencias que nos caracterizan como seres humanos; transformadas éstas en actitudes gracias al proceso educativo, nos asumimos personas con visión de nosotros mismos y del 11 ENTORNO COMO PARA INSERTARNOS EN ÉL SEGÚN NUESTRAS PROPIAS CAPACI-DADES. Por tanto, si un sujeto no tiene desarrolladas correctamente sus actitudes por la pobre educación que ha recibido, se insertará en un ambiente proclive a tener definiciones favorables a la infracción de las normas, dado que su personalidad carece de los valores que pueden dejarle ver lo reprochable de su conducta.
En estrecha relación con lo expuesto anteriormente, el tercer concepto entra también en juego. Es decir, el modo que tenga un sujeto de definir un determinado comportamiento, valorándolo MORALMENTE, dependerá de los valores que le hayan sido inculcados a través de su educación, de tal forma que si se ha visto privada de ella, tenderá a ver un hecho delictivo como algo no reprobable, porque no tendrá la capacidad suficiente para darse cuenta de que “eso está mal”.
Las causas que pueden sustentar un aprendizaje delictivo tienen que ver con la cercanía de contactos desfavorables. Una educación pervertida por un modelo de vida que conduce a muy poco, solo puede derivar en actitudes personales de poca valía moral. El campo de acción del delito al que accede un principiante tiene como única referencia el grupo a través del cual nace la vinculación. La relación que guarda el iniciado con el grupo, primer escalón del recorrido, es resultado de una educación previa que lo ha apartado de otros intereses a los que podría haber accedido de no haber sido por esa etapa previa de soledad e imposibilidad de participar en otros ámbitos. No pasará mucho tiempo hasta que su esfuerzo por pertenecer al grupo derive en una imitación de su “superior”. Siendo así su escasa percepción de la realidad lo va envolviendo cada vez más en el delito. En el mapa sobre educación que presenta este trabajo se plantea con toda claridad el devenir de aquellos que pueden caer en el delito a partir de sus antecedentes educativos. Se comprueba así que cuando el proceso educativo se caracteriza por la violencia, la frialdad, el servilismo, la complacencia y la escasa medita-ción, se provenga de la categoría social de la que se proviniese, el resultado es el mismo, sin importar la calidad de la actividad delictiva.
Finalmente, cabe destacar algunos programas de prevención y control del delito y de rehabilitación del delincuente que han sido exitosos y se basan en los principios de las Teorías del Aprendizaje Social. Estos programas se centran, fundamentalmente, en delincuentes reincidentes, es decir, personas que ya han come-tido delitos con anterioridad y que a menudo se encuentran en prisión cuando participan en el programa. Existe una amplia diversidad de cursos. Así, siguiendo la clasificación de Mac-Kenzie: los de educación académica, los de habili-dades para la vida, los de educación vocacional y de trabajo, etc. Y está contrastado que dichos programas reducen de forma efectiva la delin-cuencia futura de los participantes. Sin embargo, los programas más efectivos para la reducción de la reincidencia son aquellos que se basan en intervenciones cognitivo-conductuales. Se trata de aproximaciones mixtas, que afectan tanto a las formas de pensamiento como al propio comporta-miento. Su fundamento básico radica en el MODO EN QUE UN INDIVIDUO PERCIBE EL AMBIENTE QUE LO RODEA Y PIENSA SOBRE EL MISMO Y SU PROPIA VIDA, TODO LO CUAL INFLUYE DE MODO DECISIVO EN SU CONDUCTA. Y, como hemos estado obser-vando a lo largo de todo el trabajo, esta es la definición perfecta acerca de lo que es EDUCAR. Recordemos nuevamente su definición para ponerla en común con la idea principal de estos programas: “La educación satisface las potencias que nos caracterizan como seres humanos (voluntad, libertad, inteligencia y afecto); transformadas éstas en actitudes gracias al proceso educativo, NOS ASUMIMOS PERSONAS CON VISIÓN DE NOSOTROS MISMOS Y DEL ENTORNO COMO PARA INSERTARNOS EN ÉL SEGÚN NUESTRAS PROPIAS CAPACIDADES” (Carlos A. Trevisi, “La imaginación a la escuela”, 2013, Ed.Librorum.
Por lo tanto, podemos deducir del éxito de estos programas que existe una estrecha relación entre la educación y la prevención del delito, ya que si un sujeto delinque por carecer de los valores propios de una persona educada, aquél puede reconducir su comportamiento antisocial con su reeducación.
[…]
Ha quedado probado, sin embar-go, que un proceso educativo que aliente una personalidad con actitudes templadas es un punto de partida para prevenir la delin-cuencia.
Según hemos dejado reflejado con anterioridad, la relación que guarda la educación con el delito depende de muchos factores que se entrecruzan; en lo general serían el lugar, el tiempo, la sociedad, la cultura, la historia, lo económico y hasta el clima; y en lo que atañe a cada uno, la inteligencia, la voluntad, el afecto y la libertad, sin que esto último deje de depender, claro está, de los factores generales a los que aludo más arriba. Por lo cual y según adelantá-bamos en la introducción de este trabajo, la débil educación impartida a un sujeto no es la única causa de que éste delinca, pero sí es verdad que puede considerarse como uno de los factores que está presente en la mayoría de los casos.
Hemos llegado a esta conclusión a través del análisis de las Teorías Criminológicas más importantes de la materia, hallando íntimas conexiones entre los principios e ideas que desarrollan cada una de las mismas con el concepto de educación plasmado en este escrito, manifestándose de forma sobresaliente los resultados con la Teoría del Autocontrol.
Siendo que la educación es un método de prevención del delito, no debemos descui-darla, sino todo lo contrario. Debemos tomar conciencia de que es menester recrear actitudes de entrega que favorezcan la relación de modo que podamos salir al encuentro de los demás; entender que la comunidad está integrada por la gente que vive en nuestras inmediaciones y que una sociedad es un gran grupo de personas que vive en un lugar, tal como un país.
Sin embargo, la educación está en crisis. El hogar y la escuela no prestan apoyo. La necesidad de plenitud de los niños, que la tienen, se satisface, incompleta, fuera de los ámbitos que naturalmente hasta ahora fueron los más propios para su educación (Konrad Lorenz). La calle, el mundo exterior, egoísta y hostil, es su hábitat y poco podrán hacer si no entran en él con una infraestructura sólida que autorice una inserción acabada. Y esa es tarea que no puede postergarse.
Hay que recrear valores que induzcan a una vida en familia distinta, a una educación que impulse la imaginación y la investigación a través de una  integración entre  ambas y los datos, en un proyecto integrado que aliente el descubrimiento de nuevas variables.

(María Paz Trevisi, “Educación y delincuencia”)

No hay comentarios:

Publicar un comentario