ANTECEDENTES
¿ARGENTINA
EN LA GUERRA DEL GOLFO?
Toda
la problemática de los atentados en la Argentina surge de la actitud política
irresponsable de Menem, cuando se alineó con EE UU mandando una fragata a la Guerra del Golfo. La represalia fue, ergo, la voladura de la Embajada de Israel y luego la bomba en la AMIA. En ambos
temas con responsabilidad también de la extrema derecha local, los servicios de inteligencia, la policía desocupada etc., y también con dirigentes judíos de la derecha sionista
internacional. Todo este descalabro no pudo ser resuelto por la justicia
argentina de la década infame de Menem, de la Rúa y Duhalde. Jueces corruptos,
fiscales comprados, metidos los servicios de inteligencia de Israel no
hicieron nada y todo quedó en fojas cero. Los familiares de las víctimas
no pudieron tener la justicia que se merecían. Una vergüenza. Con el
advenimiento de Néstor Kirchtner, se creó una Fiscalía especial para resolver
el tema AMIA y se nombró al Dr. Nisman (de filiación judía) para estar al
frente de las investigaciones como fiscal especializado y dedicado full time a
la causa, con un fuerte presupuesto. Nisman descartó la conexión local, la
conexión Siria y se dedicó exclusivamente a perseguir a los supuestos
responsables de Irán. En 10 años, no presentó ni a los familiares ni al
gobierno, ninguna prueba concreta sobre los presuntos culpables.
¿LOS
DISTINTOS GOBIERNOS PUDIERON MANEJAR LA SIDE?
El
sistema de inteligencia interna en la Argentina lo hace la SIDE, con gente qproveniente de las FFAA. Los distintos gobiernos no han podido con ella. El
mecanismo de seguimiento y escuchas, pinchaduras de teléfonos, ordenada por el
Poder Judicial, lo hace este oscuro organismo. El Fiscal Nisman trabajaba en
concordancia y en estrecho acuerdo con la SIDE. Por otro lado ante la falta de
resultados de la investigación, la presidenta Cristina Kirchner. a través de su canciller Héctor
Timerman (también de filiación judía), presenta al Congreso un “Memorándum” de
entendimiento con Irán, para que los imputados, ya con alerta roja en Interpol,
pudieran ser interrogados en ese país, no olvidemos que de esos imputados
muchos son funcionarios del gobierno de Irán pa.is con el que la Argentina no sostiene tratados de extradición. Por su puesto la oposición se opuso porque consideró
una jugada política que favorecía el comercio mutuo con Irán (SIC). Se aprobó
con quórum propio del oficialismo pero una medida cautelar presentada ante los
tribunales lo suspendió. Por supuesto, los iraníes esperaban, en el fondo,
muertos de risa. La DAIA, que representa el sionismo en la Argentina en
contra del gobierno y Memoria Activa, que representa a gran parte de los
familiares de las víctimas, a favor.
¿ES
SERIA LA DENUNCIA DE NISMAN CONTRA LA PRESIDENTA?
En
plena feria judicial y volviéndo en forma repentina de Europa, Nisman decide
presentar una grave denuncia por encubrimiento contra Timerman y contra la
presidenta en relación con los acuerdos con Irán; La presenta ante
la Corte y esta la sube en su página y los diarios la publican. El oficialismo
pide al Fiscal una interpelación parlamentaria y Nisman el día anterior a la
presentación, muere de un tiro en la cabeza en forma dudosa en su departamento
de Puerto Madero. (zona más lujosa, más vigilada y segura de Buenos Aires), con
un arma calibre 22 prestada por un tal Lagomarsino, secretario suyo en asuntos
de informática.
Al
respecto le escribo a un amigo
"He
leído la denuncia del fiscal Nisman. Me parece muy poco seria por las
siguientes consideraciones y mis 30 años de abogado en el ejercicio de la
profesión. A saber: 1) Cuando se realiza una denuncia y se imputa a una persona
se deben tener pruebas suficientes, el Código Procesal habla de “semiplena
prueba”. 2) Para que exista semiplena prueba deben presentar las siguientes: a)
Prueba testimonial, b) prueba pericial, c) prueba instrumental d) prueba
confesional y e) prueba documental. 3) Las escuchas podríamos
calificarlas como prueba instrumental sujeta a pericias y la confesional que es
cuando se pide la indagatoria de los imputados. Después no hay nada. 4) La
redacción de la denuncia carece de lenguaje jurídico, no hay referencias
jurisprudenciales, se hacen consideraciones políticas a priori sin ningún
sustento jurídico y se toman fuentes periodísticas. 5) No se puede tildar como
conductas delictivas a decisiones políticas no judiciables. Esto implica una
falta de conocimiento del Derecho Constitucional vigente. 6) Se infiere de la
denuncia falta de seriedad en las imputaciones involucrando en forma
irresponsables a un sin fin de personas públicas juzgándolas por su ideología y
tildándolas como criminales. 7) Además las escuchas son tan inverosímiles
(párrafos sacados de contextos) que no resisten análisis. 8) Juzgar la acción
política de un gobierno por sus relaciones diplomáticas con otro gobierno
soberano de cualquier signo que sea como una conducta criminal es de un
infantilismo que agrede intelectualmente al más distraído en el tema. 9) El
famoso Memorándum fue aprobado por el Congreso! no es un papel clandestino de
espías y criminales al servicio del gobierno. En fin me parece realmente la
denuncia un libelo típico del Grupo Clarín, regenteado por el maquiavélico
discurso de Lanata y sus seguidores del multimedio. Calificación: una
vergüenza! Esta denuncia no podría haber prosperado, no ante el Congreso, sino
ante un grupo de estudiantes de derecho del curso introductorio.
¿Es seria la actitud del gobierno ante la muerte de Nisman?
Un
ejército de motos, policías a caballo e infantes con metralletas protegían
tardíamente al muerto. Decenas de personas humildes y sollozantes salían al
camino con carteles rudimentarios y flores, y le imploraban al filósofo, porque
no tenían enfrente a nadie más, que por favor se hiciera justicia. Santiago
Kovadloff iba aterido de frío dentro de ese cortejo fúnebre que desembocaría en
el desolador cementerio de La Tablada.
Allí
varios judíos ortodoxos con indumentaria atemporal cumplirían con los ritos
finales. A Santiago ese día paradójico de sol y bandadas de pájaros le parecía
sombrío y eterno. Sentía por dentro un extraño déjà vu. Una vez más estaban sepultando a una víctima de la
violencia política y de la impunidad. Ser argentino se transformó en esto: la
repetición trágica del silencio invicto, el delito triunfando sobre la verdad,
el triste desamparo, la imposibilidad de que el dolor pueda ser unánime.
Kovadloff habló en esa ceremonia y luego lloró amargamente en la intimidad de
su departamento. Su antiguo discípulo y amigo, el filósofo Ricardo Forster, se
acababa de referir al trabajo de Nisman: "Se construyó esa denuncia para
generar todo este clima de desasosiego, de bronca, en un verano que parecía muy
tranquilo". El secretario del Pensamiento Nacional se lamentó de que la
realidad haya interrumpido eso: "la alegría del verano".
El
contraste, esa distancia que se ha abierto entre todos nosotros, hizo que
Santiago recordara de inmediato un lejano viaje que hicieron juntos a España.
Con otros profesores de filosofía pasaron de Badajoz a Portugal, y en una
pequeña taberna cercana a la frontera pidieron vino verde y charlaron un rato
con el tabernero: era también judío y su familia había tenido que ocultar esa
condición de las persecuciones inquisitoriales y antisemitas. Bajaron a un
sótano y el tabernero les mostró una puerta disimulada que tenía por fuera una
cruz y por dentro una estrella de David. En esa clandestinidad protegida, en
ese asfixiante reducto, sus antepasados rezaban dramáticamente a su Dios desde
el siglo XVI. Fue tal la impresión de Forster que salió corriendo y llorando
con enorme angustia. Kovadloff lo siguió y lo alcanzó para abrazarlo y
compartir su emoción. Aquel abrazo sería hoy absolutamente imposible. Esos dos
hombres de las ideas y de la palabra, esos dos ex amigos de la vida, quedaron
atrapados por la empalizada de la división. Impunidad y división son los clavos
del ataúd que guarda para siempre el cuerpo del fiscal que iba a denunciar a la
presidenta de la Nación y que en las vísperas apareció misteriosamente baleado
dentro de su propio baño.
Veinticuatro
horas después de las exequias y el desgarro de La Tablada, como si fuera una
respuesta enajenada a ese duelo lacerante, el kirchnerismo vivió su gran fiesta
de jactancias y bromas en los salones de la Casa Rosada. Los miembros del
Movimiento para la Supervivencia Personal respondieron a los rezos fúnebres con
los cánticos bullangueros. Se los notaba felices. La sociedad no politizada,
esa misma que hace dos semanas comenzó a mirar de frente al Gobierno y fue como
si lo viera por primera vez, tuvo una muestra más de insensibilidad macabra. El
caso criminal saltó el cerco político y atravesó todos los programas de
televisión y todas las clases sociales. Esta vez no estaban en el banquillo de
los acusados el padrastro o el portero, sino la propia jefa del Estado y sus
muchachos, que quedaron bajo la lupa impiadosa del público general. No sabemos
si Lagomarsino es sincero o miente; lo único seguro es que para el televidente
común se contradijo menos que Berni. La cantidad de datos precipitados y a la
postre apócrifos que el oficialismo lanzó a la vista de todos, las increíbles
declaraciones desaprensivas e irresponsables, las marchas y contramarchas, la
voracidad por intentar establecer un relato que lo exculpe, los delirios
conspirativos que denunció y la profunda negligencia operativa que la
administración demostró día tras día tuvieron un impacto fulminante en
segmentos de la población que habitualmente no se interesan por los entresijos
de la política vernácula. E incluso en algunos otros: el miércoles una
simpatizante kirchnerista que vacacionaba en Miami encontró por la calle a un
ex miembro del Gabinete Nacional, hoy devenido en empecinado opositor, y le
recriminó sus críticas: "Vos querés que le vaya mal a Cristina". El dirigente
le explicó que eso no era cierto, y también qué cosas ocurrían de verdad
puertas adentro del poder. Al oírlo, la mujer de repente rompió en llanto:
"No me hagas esto, por favor -le dijo para su sorpresa-. Necesito pensar
que no fui engañada. ¡Necesito creer!" Sondeos secretos que se hacen de
manera febril anticipan una caída notable en la imagen presidencial a raíz de
todos estos zafarranchos. "Estoy un poco averiada, como en la batalla
naval, pero jamás hundida", dijo metafóricamente el viernes. Tiene razón.
Su raid mediático plagado de errores, exabruptos, cartas y cadenas no hizo más
que hundirla un poco más: el Gobierno no ha dejado de cavar su propia fosa
desde el minuto cero de la muerte. Podría haber encajado sobriamente la
tremenda herida política que ya significaban un suicidio enigmático o inducido,
o directamente un homicidio simulado y perpetrado con su responsabilidad o bajo
sus propias narices. Pero intentó desde el primer momento manipular e imponer,
sin compasión alguna, y entonces fue agrandando las sospechas sobre su
culpabilidad. A esto se agrega la sangre fría para apuñalar todos los días al
cadáver. Llenándolo de suciedades, injurias, inventos, sugerencias íntimas y
otras bajezas aportadas por los servicios de inteligencia lo único que el
Gobierno logró fue lastimarse a sí mismo con esos puntazos al aire que le
lanzaba día y noche al fantasma etéreo de Nisman. Hubo una carrera enloquecida
para desplazar al finado del lugar de víctima y alojar allí a la patrona de
Balcarce 50, que pase lo que pase siempre debe ejercer su histriónico rol de
mártir oficial. Debería saberlo ya: nadie le gana esa partida a un muerto.
Las
frases preferidas de Cristina Kirchner fueron, a su vez, granadas de mano
activadas por ella misma bajo su propia mesa. Cuando la jefa del Estado repite
"todo tiene que ver con todo" no hace más que confirmar el carácter
caprichoso y paranoico de su estilo de gestión. No todo tiene que ver con todo,
y quien llama a no separar la paja del trigo, a ver complots organizados en
cualquier hecho o secuencia y a borrar, por innecesario,s el azar, la impericia,
la casualidad y los matices del destino, está sembrando ira y confusión, y
generando estúpidos fanatismos. La frase "no tengo pruebas, pero tampoco tengo
dudas" en boca de la máxima autoridad del Poder Ejecutivo provoca alarma y
pavor, porque demuestra un sesgo arbitrario e impredecible. Su posición de
"opinator" verborrágico banaliza su propia voz. Y finalmente, la
frase "no permitamos que nos dividan" parece un chiste: nadie hizo
tanto como el cristinismo para desunir al pueblo argentino. Y si se refiere,
como lo hizo, a los conflictos de Medio Oriente, no cabe la menor duda de que
desde la voladura de la embajada israelí y la tragedia de la AMIA estamos
lamentablemente involucrados en esas coordenadas. El giro geopolítico a favor
de Irán y la firma del Memorándum de Entendimiento no hizo más que incrustarnos
de cabeza en los lodazales donde ella ahora nos conmina a no meternos.
El
epílogo de la semana mostró a la Presidenta ante su obediente militancia de
probeta practicando una vez más la contabilidad creativa, sumando reservas sin
contar que las alquimias del Banco Central aumentan la recesión, que debió
pedirle prestadas carísimas muletas a China y que cacareamos una suma sin
restas a costa de permanecer en default. También "históricos"
aumentos jubilatorios que ni siquiera compensan los callados incrementos
inflacionarios. Carnecita para que los propios digieran el sapo y los ajenos
muerdan el anzuelo y olviden por un rato el doliente déjà vu de la impunidad.
(Especial
para Infolatam).- "...Tanto en el encubrimiento de los autores del atentado que
derivó en el procesamiento de Menem y el exjuez
Galeano, como en la acusación y la muerte de
Nisman y la trayectoria del general Milani hay
un factor que se repite: la presencia de los servicios secretos de Argentina. No
es la CIA, ni la KGB, el Mossad ni el MI5 en términos de poderío, pero su
reputación es tan tenebrosa como la de aquellos."
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